Écija (Sevilla) www.ecijaldia.com 15/06/2010
Écija sigue deparando hallazgos arqueológicos notables. La excavación arqueológica previa a una obra privada ha sacado a la luz dos mosaicos romano, uno de los cuales representa una carrera de cuadrigas.
El otro mosaico, una exedra semicircular de tres metros de diámetro que, según los expertos, decoraba el suelo de unas termas domésticas, ha sido desenterrado completo, extraído y trasladado al museo local ecijano. El otro sólo ha podido sacarse a la luz de forma parcial y ha vuelto a cubrirse para dejarlo conservado en el lugar donde ha sido encontrado.
Ese lugar no se ha revelado para no dar pistas y facilidades a posibles expoliadores de obras de arte que puedan sentirse atraídos por el mosaico que queda enterrado. Este sólo se ha desenterrado en parte, unos seis metros de una pieza que no se sabe qué longitud puede tener pero que sobresalía con mucho del solar en que se encontró y se prolongaba por una calle cercana.
Eso ha hecho imposible su extracción. “No podemos desenterrarlo sin cargarnos literalmente la calle”, explica el arqueólogo municipal, Sergio García-Dils. Y eso, además, sin tener la certeza de que el mosaico esté integro ni seguridad acerca de lo que se pueda hallar rebasando los límites del solar en que ha aparecido la pieza.
Esa dificultad insalvable ha hecho a los expertos decidir que el mosaico permanezca enterrado. “Al fin y al cabo el fin de la arqueología es que los restos se conserven”, apunta García-Dils, “y sacar los trozos desenterrados hubiera supuesto mutilar el mosaico”.
El mosaico en cuestión representa una escena circense. Los arqueólogos opinan que conmemora una carrera de cuadrigas o carros: se observa perfectamente la figura de una Victoria alada y dos figuras masculinas, además de dos nombres, Amandus y Pinna, que podrían ser de aurigas. También se intuye parte de la spina, el centro del hipódromo, que pudiera ser el circo de la Astigi romana.
Piezas como la descubierta en Écija solían conmemorar alguna carrera famosa, “y por eso tienen esos nombres las figuras que aparecen”, dice el arqueólogo del Ayuntamiento, que compara la importancia de estos espectáculos con los partidos de fútbol. “Las carreras de carros eran el balompié de la época, al menos la afición era la misma”, según García-Dils.
Esa importancia llevó a un vecino de la Écija romana a colocar en el suelo de su vivienda la representación de una carrera para dar prueba palpable (y, ahora, arqueológica) de su afición.