Se han hallado un centenar de estos objetos en territorios tan distantes como Gran Bretaña, España, Hungría o Alemania, pero los investigadores siguen sin saber cuál era su función
Sofía Campos www.larazon.es 21/12/2022
Después de siglos de estudio, nadie sabe para qué sirven. Y, sin embargo, hasta el día de hoy se han encontrado un centenar de estos objetos repartidos por yacimientos de los extensos territorios por los que se extendió el Imperio Romano. Se trata de los misteriosos dodecaedros que los investigadores e historiadores tratan de descifrar sin éxito. Aunque se sigue sin saber para qué servían, algunos datos nos acercan a su naturaleza: se trataba de objetos muy valorados por sus propietarios, que han sido encontrados generalmente en pequeños tesoros familiares junto a monedas de plata y otros artículos valiosos. Pero nadie ha podido averiguar cuál es su función. Hay hipótesis, pero el misterio dura ya muchos siglos.
Los dodecaedros hallados están hechos generalmente de bronce, aunque en alguna ocasión más excepcional, de piedra. Su característica común es que están huecos y formados por doce caras de cinco lados. La suma de estos pentágonos da lugar a una figura geométrica de 12 lados planos que habitualmente está adornada en los vértices por una especie de perillas o de salientes cuya función se desconoce. La mayor parte de ellos datan de los siglos II y III y sus dimensiones oscilan entre los 4 y los 11 centímetros.
Dodecaedro de Schwarzenacker (Alemania)
Uno de los factores que más llama la atención de los historiadores es que el dodecaedro estaba muy extendido en los territorios del imperio: se han hallado algunos de estos objetos en lugares tan distantes como Gran Bretaña, Bélgica, Alemania, España, Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Austria, Suiza y Hungría. Aunque su presencia es mayor en las Galias (actual Francia) y en la actual Alemania Occidental, parece que era un objeto extendido. Este hecho desconcierta a los investigadores, ya que no aparece mencionado en las crónicas y fuentes historiográficas, por lo que lleva a muchos a la conclusión de que se trataba de un objeto cotidiano pero desconocido.
Así, las hipótesis sobre su función se han replicado con el tiempo: se ha dicho de ellos que son un arma de guerra, una palmatoria, un juguete infantil, un instrumento astronómico y un símbolo religioso. Incluso que servían para tejer guantes de lana o que servían de candeleros, porque en dos de ellos se encontró cera derretida. Sin embargo, ninguna respuesta satisface a los estudiosos. ¿Eran un instrumento de medición? Otros opinan que podían ser dispositivos para determinar la fecha óptima de siembra para el grano de invierno, y que el dodecaedro servía para medir el ángulo de la luz solar y por tanto determinar la llegada de la primavera. Para otros, eran calibradores para tuberías de agua, bases decorativas para sostener el águila romana, que era el estandarte del ejército… Otra de las teorías más extendidas es que el dodecaedro romano servía como un dispositivo de medición para calcular las trayectorias de los proyectiles.
Sin embargo, ninguna teoría ha sido respaldad con una prueba y las versiones que apuntan a que fuesen instrumentos de medición no parecen tener demasiada credibilidad, porque se trata de objetos que no son perfectos geométricamente. Podría entonces tratarse de un objeto que sirviera para jugar, como mero entretenimiento. O para que juguemos nosotros a adivinar. En todo caso, el misterio sigue sin resolverse.
FUENTE: www.larazon.es