El hombre del saco, el tragaldabas, el cíclope o las arpías corren el peligro de desaparecer, porque la gente ya no los conoce, y de ser sustituidos por los monstruos de las multinacionales del ocio. Un patrimonio cultural de toda España que Ana Cristina Herreros ha querido recuperar en el libro de los monstruos.
Así, todo este bestiario imaginario y simbólico, ‘de tradición oral’, que ha habitado en las cuevas, montes, ríos y bosques de toda España durante generaciones y generaciones ha quedado recogido en ‘Libro de monstruos españoles’ que, con multitud de imágenes, ha editado Siruela.
‘Va dirigido a los niños y a los adultos, y es un instrumento de aproximación para compartir los miedos con los niños, porque los miedos que los hicieron nacer siguen ahí acechándonos y llenándonos de emociones que ya no sabemos nombrar. Nos quitan los monstruos de los cuentos y nos dejan solos con nuestros miedos’, explica Ana Cristina Herreros.
Para esta especialista en literatura tradicional, ‘es muy importante asumir que tenemos miedo y no negarlo todo’, como se hizo desde una corriente pedagógica que venía, sobre todo, de Estados Unidos que sugirió que lo miedos no eran buenos para los niños y que había que rodearlos de toda una corriente de felicidad’.
‘No debe ser así -continúa-, los monstruos fabricados por multinacionales del ocio y el consumo son monstruos de pacotilla que nada tienen que ver con nosotros, ni con nuestra forma de imaginar. El miedo existe y no nombrarlo es antinatural, como no hablar de la muerte. Cuando sentimos miedo la única forma de que no nos aplaste, de que no nos consuma, es reconocerlo, nombrarlo, saber cómo es y cómo se comporta, qué le dio origen en nuestra vida’, añade.
Así es que, en opinión de Ana Cristina Herreros, ‘nuestros monstruos están desapareciendo a pasos agigantados, en parte porque habitan en lugares donde ya no transitamos, como cuevas, montes, ríos, mares y aires. Y una manera de descubrirlos para no perderlos es recuperar los relatos que llevan siglos contándose a través de nuestras abuelas y que están llenos de sabiduría de las cosas antiguas’, dice.
Ninfas, sirenas, cuélebres y muchos más
Todo ese argumento está en este libro, donde se incluyen los cuentos populares o tradicionales de casi todas las comunidades autónomas, como el vasco Basajaun, ‘señor salvaje’ en euskera, o el Nuberu leonés, que es el responsable del miedo a las tormentas que tiene la gente del campo por las cosechas y que pulula por Galicia, Asturias y León. Del agua procede la ninfa, la recreación de los poderes femeninos del agua, la belleza y la fecundidad, y la sirena, que además alerta del poder de lo acuático que puede ser tan creador como destructor. Y de la montaña procede la Lamía, el monstruo con rostro de mujer y cuerpo de dragón, o la Mujer Loba y el Hombre Lobo, mitad hombre mitad animal.
También de los cielos y la oscuridad llega la arpía, la mujer con alas; el cuélebre o el dragón y el tragaldabas, un ser enorme con la boca gigantesca que todo lo devora, hasta niños. Enanos, cíclopes, culebras, hombres del saco, duendes o dragones tienen en estas páginas toda la recreación de su origen. Una tradición que casi siempre viene de la cultura oral griega y romana, menos los monstruos vascos.