Madrid/Mérida | EUROPA PRESS 13/02/2010

El libro ‘El arqueólogo enamorado’ desgrana la Historia y recupera los detalles y curiosidades que no aparecen en los libros ni en las enciclopedias, para ofrecer al lector una visión más completa de estos hechos, así como para homenajear a las personas que convirtieron, de forma fortuita, las ruinas olvidadas en descubrimientos arqueológicos.

Así, el libro aborda asuntos como los problemas que tuvo Saez de Sautuola en el hallazgo de las cuevas de Altamira, la ciudad de Numancia y de Mérida, el Cerro de los Santos o las guerras cántabras.

El autor de este volumen, el doctor en Historia de la Arqueología Daniel Casado Rigalt, señaló que son precisamente estas personas anónimas, jornaleros y eruditos las que han permitido, con su curiosidad, descubrir muchos aspectos escondidos en la historia, como la Dama de Elche. Según afirmó Casado en declaraciones a Europa Press, fueron estas personas los responsables de los mayores hallazgos de reliquias, que fueron en su mayoría «fortuitos».

En este sentido, ‘El arqueólogo enamorado’ es un libro de curiosidades, que se aleja mucho del lenguaje erudito, y que no pretende ser una guía al uso de yacimientos, sino de anécdotas que han trascendido lo arqueológico y la simbología de las culturas.

Uno de los apartados de este libro, el dedicado a la Dama de Elche, se apoya en la creencia de que esta imagen es algo más que una simple escultura. En sus palabras, se trata de un símbolo de la cultura mediterránea y el hallazgo más trascendente para España. «Es un icono de los valores patrios, para diferenciarse de los pueblos de alrededor de esa zona», destacó este historiador.

Sin embargo, indicó que sobre ella han recaído bastantes sombras que el propio autor niega, porque, según afirma, «hay pruebas categóricas que afirman lo contrario». «El problema es que lleva ciento y pico años pasando de mano en mano, por lo que la prueba de carbono 14 no tendría validez y, por lo tanto, se han perdido condiciones para hacer este análisis», indicó el autor, añadiendo que existe una espiral de sospechas en torno a este asunto.

EVITAR TÓPICOS
Casado destacó que hay que ser cauto a la hora de dar por hecho los tópicos y de generalizar, porque, según indicó, hay que tener cuidado con estas creencias y ver cómo se rompen. «En el colegio y la universidad enseñan pautas globales que se toman en serio, y no se pueden aplicar a rajatabla siempre, no puedes ir con la lección aprendida antes de tiempo», dijo.

Si bien es verdad que los romanos fueron responsables de grandes obras e infraestructuras civiles, en el caso de las calzadas romanas pueden formar parte del mito y la leyenda, más que de la realidad. «Hay zonas en la que no hay calzadas, sino que lo que hicieron es desecar pantanos para poder introducir la maquinaria de guerra. Los ingenieros de la guerra de la época se las ingeniaron para no hacer un desembolso de dinero y de tiempo, porque lo que querían era tener facilidades», aclaró.

El capítulo dedicado a las guerras cántabras es el que más valor tiene arqueológicamente, porque se trata de un hallazgo relativamente reciente que ha trascendido muy poquito. La gente no sabe que ese episodio tan importante de la historia de Roma (fue el último pueblo que conquistaron) fue localizado en un escenario hace unos años, a mediados de los 90.

Casado señaló que hay muchas dudas perpetuas en la arqueología, y una de ellas es la existencia de la Atlántida, uno de los temas que a todo arqueólogo le gustaría descubrir. «Sospecho que es una figura literaria que no se puede tomar al pie de la letra, que puede hacer ficción sobre el fin de una civilización, o puede ser un efecto meteorológico que se hubiera llevado por delante alguna ciudad», indicó. Además, el autor de ‘El arqueólogo enamorado’ indicó que si pudiera, le gustaría desvelar el misterio de los yacimientos fenicios, «que no están del todo claros».

Por otro lado, respecto a la cultura celta, este historiador aclaró que cuando se habla ello se hace alusión a los gallegos y escoceses y, sin embargo, «es mucho más complejo», porque esta cultura también alcanza el sur de España (Huelva y Badajoz, por ejemplo) e incluso Turquía. Desde el punto de vista arqueológico, según explicó, tiene origen en el centro de Europa. Más tarde hubo oleadas y se ubican bolsas de población en otros lugares de Europa.

Sin embargo, durante el Romanticismo existe una exacerbación de este espíritu en Francia e Inglaterra y se desplaza «el corazón originario» al celtismo contemporáneo, lo que hoy relacionamos con gaitas, gallegos, bretones y escoceses. «El origen procede de la denominación de los griegos a las gentes distintas a los clásicos, más bestias», dijo.

En la cultura española permanecen algunos rasgos de la cultura celta, según relata Casado en este libro, como es el caso de la referencia a la quincena, en vez de hablar de 14 días. Esto es un ejemplo curioso del uso de esta unidad de tiempo propia de esta cultura antigua, al que se unen otros ejemplos como la matanza del cerdo y otros símbolos como las estelas funerarias y las esvásticas.

MÁS INFO: El arqueólogo enamorado, de Daniel Casado Rigalt