Atenas | REUTERS 01/03/2009
Un objeto corroído recuperado por buzos de los vestigios de un barco hundido cerca de la isla griega de Antikythera cambió para siempre el estudio del mundo antiguo.
El Mecanismo Antikythera, un sistema de engranajes de bronce del siglo II antes de Cristo, fue usado para calcular la fecha de los Juegos Olímpicos basados en el solsticio de verano. Su complejidad mecánica no tuvo parangón durante 1.000 años, hasta que llegaron los relojes de las catedrales de la Edad Media.
Los arqueólogos creen que cientos de vestigios al este del Mediterráneo podrían contener piezas de inmeso valor, pero una nueva ley que abre la costa de Grecia al buceo preocupa a los expertos por la posible desaparición de artefactos de valor incalculable que conlleva con la llegada de los cazadores de tesoros.
«El futuro de la arqueología en esta parte del mundo está en el mar. Esta ley es muy peligrosa, abre el camino para el saqueo de antigüedades del fondo marino que ni siquiera sabemos que existen», dijo el arqueólogo marino Harry Tzalas.
La ley griega de antigüedades de 1932 indicaba que todos los artefactos de la tierra y el mar pertenecían al Estado, y una nueva ley de 2007 y diseñada para promocionar el turismo abre gran parte de los 15.000 kilómetros de la costa los buzos, excepto en unos 100 yacimientos arqueológicos conocidos.
El sindicato de arqueólogos de Grecia y dos sociedades ecologistas han pedido que se derogue la ley. Mientras tanto, algunas compañías turísticas están atrayendo visitantes con la promesa de hallar objetos antiguos. «El buceo en Grecia está permitido en todas partes (…) Ideal para el cazador de tesoros de hoy», dice un sitio web www.scuba-greece.com.
Katerina Dellaporta, directora de antigüedades del Ministerio de Cultura, asegura que los detectores de metales y batiesferas les permiten a los cazadores de tesoros hallar artefactos con facilidad en el Adriático y Egeo.
«Es bueno tener turismo pero tenemos que proteger las antigüedades. No todo buzo es un traficante ilegal (…) pero debemos asegurarnos que estos tesoros permanezcan para generaciones futuras», indicó.
Grecia ofrece abundantes recompensas para evitar que las reliquias caigan en manos privadas. Pagó 440.000 euros a un pescador por un torso femenino hallado cerca de la isla de Kalymnos en 2005.
Los arqueólogos saben de muchos tesoros aún perdidos en el mar. Unas 5.000 piezas de la colección de Luigi Palma di Cesnola -que ayudó a fundar el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York- desaparecieron en un naufragio en el Mediterráneo en la década de 1870.
Muchos naufragios ya descubiertos, incluyendo yacimientos cercanos a la isla egea de Kalymnos, no han sido excavados debido a la falta de fondos, dejándolos como presas para los saqueadores.
«No es justo decirles a los griegos que tienen que usar su dinero para proteger esto, cuando es patrimonio de toda la humanidad. Esta es una responsabilidad internacional», concluyó Wachsmann.