en culturaclasica.com

en toda la Web

Practica el latín vivo (descargate las dos revistas en latín. formato pdf)

 

Chat en latín

 

Festival Sagunt a escena

TEORÍA DE LA RECEPCIÓN
Vicente Adelantado Soriano

Desde hace ya bastante tiempo se viene considerando que para que haya teatro los únicos elementos imprescindibles son el actor y el espectador. No obstante, el teatro ha formado parte de la literatura, donde se ha potenciado, desde luego, la importancia del texto. Se olvidaba así una cosa importantísima, que el teatro no se ha escrito para ser leído sino para ser visto sobre un escenario. Es ahí donde adquiere su importancia última.

Las obras de teatro, a veces hay que recordar lo obvio, son vistas por espectadores. Y resulta interesante e imprescindible estudiar las repercusiones de dichas obras sobre ese público. A no ser que uno se quiera quedar con un conocimiento sesgado de una época: la obra en sí y la crítica más o menos especializada. Estudiar las repercusiones de la obra sobre el público, o como ésta llega a él, es, posiblemente, la parte más complicada y dificultosa del teatro, dado que apenas si hay testimonios, y éstos, cuando los hay, son de épocas muy recientes. No obstante, tenemos otras vías de estudio o formas de aproximación. Aunque todavía sigue habiendo respetable gente que se resiste a estudiar la recepción, o al público que asistía o asiste a las representaciones.

No hace mucho tuvimos la suerte de asistir a un congreso sobre teatro medieval. Dos de las primeras ponencias se centraban precisamente en la teoría de la recepción. Una de ellas lo hacía estudiando las penas de muerte, espectáculo justiciero al que asistían las personas de aquella época, y con el que se gozaban tanto como civilizaciones avanzadas de hoy en día lo hacen cuando dichas ejecuciones se retransmiten por la tele o por circuitos cerrados. Sobraba, pues, discusiones posteriores sobre si en una obra donde se fingía cortarle la cabeza a alguien, el público se mostraba horrorizado o no. Eso mismo lo veían en la plaza pública, en vivo y en directo, sin parpadear.

Sería pretencioso por nuestra parte erigirnos en voz de una comunidad a fin de decir cómo se reciben o se interpretan las obras clásicas que todos los veranos, con más o menos acierto, se representan en Sagunto. No lo vamos a hacer. Pero de lo que sí podemos hablar es de cómo se accede al teatro, y en qué condiciones se ven dichas obras. Hasta cierto punto esto también condiciona el espectáculo y le da su verdadero valor.

Comenzamos porque todos los años se nos amenaza con la clausura del teatro como espacio escénico. Son unas ruinas que allá por los años 30 del siglo pasado ya fueron intervenidas. Al restaurar el teatro, en la época socialista, el partido en la oposición, al que, verdaderamente, le interesa mucho el teatro, lanzó una fiera campaña sobre dicha restauración. Fue una campaña política. En el poder ahora el partido que antes estaba en la oposición se ve en la obligación de deshacer lo hecho para volverlo a hacer. Alguien ha comprendido que, ganadas las elecciones, que es lo que importaba, lo demás es una pamema. Y se recurre a lo de siempre: no se habla del asunto, se lanza algún rumor de vez en cuando, y entre todos la mataron y ella sola se murió. ¿Tendremos teatro al año que viene? Pues por una parte qué quieres que te diga, y por otra qué te voy a decir.

Lo sabremos un mes antes de las representaciones.

Es curioso que si uno quiere asistir a un concierto, éste comience a las ocho de la tarde. Si, por el contrario, se asiste a una obra de teatro en el teatro romano de Sagunto, la obra lo hace a las once de la noche. ¿Por qué tan intempestivas horas teniendo en cuenta que algunas obras duran dos horas y aun más? ¿No podían comenzar a las diez? ¿Es debido a que así mucha gente aprovecha la coyuntura y cena en los bares de la subida al teatro? Añadamos a eso que, y es un acierto, la noche del estreno, en la Sala Pallarés, se pronuncian conferencias sobre la obra en cuestión. De la mano de la profesora Carmen Morenillas recordamos viejos mitos, sabemos de sus significados, de su aprovechamiento en otras obras y en otras culturas, etc. A lo que sigue, por regla general, una exposición del director de la obra, cuando no de su adaptador o algunos de sus intérpretes.

Estas conferencias vienen a terminar sobre las nueve o nueve y media de la noche.

Si a finales del mes de junio uno ha estado atento a la cartelera, se entera de la programación de Sagunt a escena. Es el momento de pedir las entradas. Por supuesto que no son numeradas. Y ya se sabe: la forma de acceder a la cavea es la de todos los años. Hay dos puertas de acceso. A una se llega por una rampa ciertamente pronunciada, y a la otra a través de unas empinadas escaleras. Conforme llega la gente va formando una fila, se haya comprado la entrada cuando se haya comprado, se accede según el puesto que se ocupe en dicha fila. Si las obras vienen precedidas de buenas críticas en Mérida, hay que estar allí pronto a fin de coger un buen lugar. Sobre las diez o diez y media, y comunicados por móviles, los conserjes abren las dos puertas al mismo tiempo. Y piernas para qué os quiero.

Algunas personas van provistas de cojines o bolsos que dejan caer en los lugares próximos a los que han ocupado ellas. En las gradas del teatro de Sagunto se han apegado asientos de plástico. En tanto se hacía cola se ha visto desfilar a todo un grupo de personas que, tras cenar tranquilamente, sin colas ni molestias, acceden al teatro. Son los cargos políticos, los que defienden la democracia, si éste consiste en aquello tan bonito de "justicia sí, pero en mi casa no". A ello cabe añadir que muchos lugares están ocupados por bellas azafatas o por largas tiras de cojines que se irán levantando, unas y otros, conforme lleguen más y más ediles o cargos electos o primos y sobrinas, amigos, deudos y parientes. Dicen las malas lenguas que muchos de ellos ni pagan la entrada.

Dentro del teatro, por supuesto, se puede fumar. Estamos al aire libre. Así que si uno se ve rodeado por dos o tres fumadores puede pasar una noche muy divertida. Además algunos hay que arrojan la colilla a la orquestra. ¿No dicen que la restauración es un desastre? Pues qué más da.

Así que si uno quiere asistir a la charla previa a la obra, ya sabe: o no cena, o se lleva el bocadillo de casa, o se sienta en los confines del cielo, donde teniendo en cuenta lo bien que nos vemos algunos, y que no hay máscaras ni coturnos ni amplios ropajes ni colores distintivos, la obra se puede convertir en un doble tormento. Lo de doble tormento es porque últimamente no llega nada que valga la pena, y encima no se ve.

Abogar porque las obras comenzaran a las diez de la noche a lo mejor suponía enfrentarnos con todos los bares de la zona. Pedir entradas numeradas, sin que políticos ni ediles, ni primos o amigos, sean unos privilegiados, es tan utópico como inútil. Y uno se pregunta, ingenuamente, claro, si tanto les gusta el teatro, ¿por qué no se montan más obras en Valencia? ¿Por qué teniendo un teatro romano nos tenemos que conformar con quince días de representaciones? ¿Por qué no se define Sagunt a escena de una vez? Pues aquí lo mismo te hacen flamenco que circo o viene un cantautor o te traen un ballet o una ópera. ¿Y por qué el Ayuntamiento de Sagunto deja que se tiren cohetes y petardos cuando se está en plena representación?

La otra noche, ante Yo, Claudio, hubo personas que esperaron hora y media, de pie, a que abrieran el teatro. Añádase a eso los tres cuartos de hora de espera ya dentro del teatro. Y que uno tiene que ir con bocadillo, botella de agua y abanico por si los vecinos fuman. Ver teatro aquí es como una carrera de obstáculos.

No sabemos si será casualidad, desprecio o temor, pero ante Yo, Claudio, obra que agotó las entradas en sus dos días de representación, muchos lugares reservados para los cargos electos y sus allegados, quedaron vacíos. En la cola se comentó que alguien había lanzado el rumor de que la iban a hacer en latín. Quizás fue por eso.

Pocas veces, pues, se justifica tanto esperpento ante el escenario de Sagunto. Quizás si se continúan representando unas obras tan malas la gente dejemos de ir, y sin público, elemento imprescindible para que haya teatro, aquello se puede convertir en un marco incomparable para hacer cenar y recepciones políticas. Quién sabe.

Current Date/Time 2

Enlaces relacionados

Programa completo de Sagunt a escena 04


quienes somos| colaborar | publicidad | estadísticas | contactar | patrocinadores

©Agamador & Tiresias. Asociación cultural CULTURACLASICA.COM
asociacion@culturaclasica.com