Aída R. Agraso | Cádiz | www.diariodecadiz.com 18/02/2006
La excavación ha permitido hallar tumbas cartaginesas, columbarios romano republicanos, restos altoimperiales y otros que van desde el siglo III a.C. al IV d.C.
Aída R. Agraso | Cádiz | www.diariodecadiz.com 18/02/2006
La excavación ha permitido hallar tumbas cartaginesas, columbarios romano republicanos, restos altoimperiales y otros que van desde el siglo III a.C. al IV d.C.
Desde el pasado mes de agosto de 2005, el solar donde se piensa edificar la Ciudad de la Justicia está siendo objeto de estudio arqueológico. A priori se esperaba que el terreno deparara hallazgos, toda vez que se encuentra en un lugar donde la existencia de la necrópolis romana está ampliamente documentada y que, además, los sondeos previos hablaban de la existencia de varias zonas con enterramientos. La excavación ha dado resultados positivos, y se han desenterrado un centenar de tumbas entre las que se encuentran cuatro columbarios o enterramientos familiares, y una amplia tipología funeraria datada entre los siglos III a.C. y IV d.C. De cualquier manera, los restos no tendrán que ser conservados in situ, con lo cual la construcción del inmueble no sufrirá retrasos al no tener que contemplar cambios en los planos. Para ello, ya se contempla desmontar los columbarios, aunque se advierte que éstos están "muy dañados y arrasados desde época antigua".
Sea como fuere, el estudio de los restos hallados en el solar, situado entre las calles Tolosa Latour y Brunete, ha deparado resultados interesantes. Las labores comenzaron a mediados de agosto de 2005, cuando se retiraron los niveles superficiales de época contemporánea, previamente definidos gracias a los sondeos. Las grandes dimensiones del terreno a excavar –unos 8.300 metros cuadrados– hicieron que los arqueólogos decidieran dividirlo en dos sectores independientes, que pasaron a denominarse noroeste y suroeste.
Aunque los arqueólogos no han elaborado aún el informe definitivo de su labor en el solar, sí se sabe ya que en el segundo de estos sectores el nivel arqueológicamente fértil se localizó a una cota aproximada de 1,80 metros por debajo de la superficie. La aparición, en un estrato de color oscuro, de numerosas piezas numismáticas de época tardía, permitió fecharlo en torno al siglo IV después de Cristo. Este estrato tardío cubría los restos de una construcción romana, consistente en una cisterna o depósito de agua del que parte un canalillo que vierte o desagua en el interior de la misma.
Tras este nivel arqueológico se localizó otro de arenas claras de posible origen dunar, donde se localizaron unas 28 tumbas de épocas variadas: desde la representada por tres enterramientos cartagineses de época Bárcida (siglo III a.C.) que se encontraron depositados en fosas cavadas en la capa de arcilla cuaternaria, hasta tumbas de época altoimperial. Una de las fosas bárcidas estaba cubierta por un conjunto de ocho ánforas púnicas del tipo Mañá D, que fecharon el conjunto "sin problemas", según indican los arqueólogos, mientras que las tumbas altoimperiales estaban cubiertas en su mayoría por tegulae (tejas romanas) colocadas a dos aguas, y en algunas de ellas se localizaron ajuares consistentes en piezas cerámicas y monedas.
En este sector también se ha estudiado un pequeño grupo de fosas excavadas en arcilla y cubiertas con lajas de piedras, datadas en el siglo II o finales del III a.C., que suelen estar orientadas hacia occidente, recordando los antiguos ritos feno-púnicos, ya que pertenecen a los primeros momentos de dominación romana.
Junto a toda esta tipología de enterramientos se ha desenterrado además un conjunto de cuatro piletas de contención de líquidos, que los arqueólogos creen que fueron "seguramente" usadas para la realización de ritos de purificación o lavatorios que solían acompañar a los actos funerarios.
En cuanto al segundo sector del solar, el noroeste, los expertos que han estudiado el terreno indican que inicialmente se dio en él un comportamiento similar al del sector suroeste. Así, se ha localizado un nivel de abandono de época tardorromana y, tras él, unos estratos en los que hasta hace poco se habían excavado hasta sesenta tumbas "de diferentes épocas y factura". Los arqueólogos destacan, en primer lugar, la aparición de los restos de un murete construido con fragmentos de ánforas que cruza todo el solar en dirección noroeste. Restos de ánforas completas de diferentes épocas aparecen apoyadas en las dos caras de este muro, "como si tuviesen la función de actuar de contenedores de algo que desconocemos", aunque los expertos no descartan que sirvieran de división interna de la necrópolis o que fueran restos de edificaciones que, desde muy antiguo, ayudaran a su ordenamiento espacial, actuando además como macetas o lucernarias.
Es en este muro donde aparecieron, hacia el norte, cuatro columbarios o mausoleos familiares, fechados en el cambio de era o a finales de la República, "los cuales están muy dañados y arrasados desde época antigua", y donde aparecieron algunos restos de los ajuares que en su día albergaron pero que fueron saqueados.
Uno de los columbarios tiene planta cuadrada, con tres peldaños estucados y rematados en chaflán como acceso al interior de la cámara, que tiene un pavimento de opus caementicium y las paredes de sillares o sillarejos de piedra caliza, estucadas de blanco. Se conservan en él seis nichos "bastante completos" y la huella de otros tres. Una pequeña moldura curva, a modo de cornisa, sirve de división entre la base de los nichos y las pareces del columbario.
En la otra parte del muro, hacia el suroeste, el panorama cambia totalmente, localizándose un nivel de coloración castaño oscuro donde aparecen enterramientos romanos de época republicana y altoimperial, en los que se constatan ritos tanto de inhumación como de incineración. Abundan, sin embargo, las incineraciones colocadas en urnas y depositadas posteriormente en fosas o cistas de lajas que a veces son cubiertas con hitos terminales, que hacen las veces de señal de la existencia del enterramiento. Las urnas son en su mayoría de cerámica, aunque hay una buena representación de piezas fabricadas en plomo. También aparecen en esta zona enterramientos de inhumación de época altoimperial cubiertas con tegulae, como en el otro sector delimitado en el terreno.
Bajo este nivel de época romana se encuentra la arcilla cuaternaria, representada por margas verdes con carbonataciones. En esta capa arcillosa también hay restos: fosas simples con inhumaciones, fechadas entre finales del siglo III y siglo II antes de Cristo, inicios de la presencia romana en la península, aunque también aparece un grupo bien definido de una decena de tumbas, cubiertas con lajas de piedra de gran tamaño, que podrían ser algo más antiguas, concretamente del siglo III a.C.
Así las cosas, los restos hallados en el solar donde se asentará la Ciudad de la Justicia son, cuanto menos, una buena muestra de la tipología de enterramientos localizados en la necrópolis de la ciudad. De todas maneras, expertos indican que los restos no tendrán que ser conservados in situ, esto es, en el mismo lugar donde fueron localizados, por lo cual la construcción del edificio de la Junta de Andalucía no se verá dificultada por este motivo. Los restos que se conservarán, como los columbarios, serán trasladados de lugar, práctica realizada en anteriores ocasiones en otros yacimientos arqueológicos de la ciudad. A falta del informe final de los arqueólogos, pero valorando igualmente las palabras pronunciadas al respecto por la consejera andaluza de Justicia y Administración Pública, María José López, la construcción de la Ciudad de la Justicia no sufrirá obstáculos.