Navarra www.diariodenavarra.es 29/09/2010

Hay en Navarra un yacimiento romano con tanto potencial o más que Andelos o Arellano. Se llama Santa Criz y está pegado a Eslava, en el valle de Aibar. Bajo las piedras duermen los «tesoros».

Hace 2.000 años, lo que hoy es un cerro alejado de la carretera fue un núcleo importante de población y de tránsito. Se desconoce cuánta gente habitaba aquel lugar, a qué oficios se dedicaban o cómo llamaban exactamente a aquel paraje. Las ruinas de aquella ciudad romana se conocen hoy como Santa Criz, y están situadas muy cerca del pueblo de Eslava, en el valle de Aibar.

A pesar de que queda mucho por descubrir, una cosa está clara: es uno de los yacimientos romanos más importantes de Navarra, si no el que más. Tiene 20 hectáreas de extensión. Su necrópolis, que se estima en 9.000 metros cuadrados, es la segunda hallada en la comunidad, después de la de Iturissa (Espinal). En el foro, lo que era la plaza pública, se han encontrado columnas, capiteles e, incluso, estatuas de mármol de gran tamaño, algo inédito en Navarra.

Descubierta a principios del siglo XX, Santa Criz es una ciudad romana del cambio de Era (entre el siglo I a.C y el I. d.C). Los primeros trabajos estables se iniciaron en la década de los 90 y se han mantenido hasta hoy, aunque con altibajos, por la dificultad de encontrar financiación. En 2008, el Departamento de Cultura les concedió 100.000 euros y este año una enmienda del PSN arañóa su favor 75.000 euros. Además, cuenta desde 2007 con un Plan Director y desde el Ayuntamiento de Eslava llevan años reclamando más apoyo en los Presupuestos.

Un sitio para visitar
Por todo ello, y a petición del PSN, la Comisión de Cultura del Parlamento acudió ayer hasta Santa Criz. También estuvo Juan Ramón Corpas, consejero de Cultura, y su equipo; el alcalde de Eslava, Félix Bariáin (también secretario general de UAGN), y otros alcaldes de la zona; Luis Gárate y Esther Celaya, representantes de Cederna Garalur; José María Guindano, presidente de la Asociación Baja Montaña y miembro del Consorcio Turístico Las Tierras de Javier-Xabierren Lurrak; y José Luis Ruiz, director gerente del Servicio Navarro de Empleo, entre otros. Al término de la visita, los portavoces de los diferentes grupos coincidieron en la necesidad de «aunar voluntades» y de «trabajar a largo plazo pero de manera sostenida» para que esta excavación, en un futuro, se pueda visitar, como ya ocurre en Andelos o en la Villa de las Musas de Arellano.

Necrópolis de cremación
Rosa Armendáriz, Charo Mateo y Pilar Sáez de Albéniz son las tres arqueólogas que han sido responsables de los trabajos en Santa Criz. Armendáriz hizo ayer las veces de guía, y fue explicando los pormenores del terreno. Por ejemplo, que en Santa Criz, las personas no eran enterradas, sino cremadas. O que la necrópolis, «muy monumental» y situada en la parte más baja, está organizada en función de una vía funeraria. A su vera, se exponían los recintos funerarios. «Unos son a cielo abierto y otros, estructuras cubiertas prismáticas que contenían los restos de varias personas», apuntó Armendáriz. «Sólo en una ocasión nos hemos encontrado con un recinto individual; lo más normal es que fueran tumbas colectivas de miembros de la misma familia», dijo. Los cuerpos se exponían al fuego durante varios días y los restos, molidos, se recogían selectivamente y se depositaban. «Normalmente en cajas de madera, sólo hemos encontrado una vasija de cerámica».

La segunda zona que asoma hoy día a los ojos del visitante es la del foro, «el centro neurálgico». Más elevada, es también la más espectacular de visitar. Columnas enteras, grandes bloques de piedra, restos de muros, etc. «Se ha encontrado una colección de capiteles corintios, de 80 centímetros de altura, con una labra finísima», expuso. «Con toda probabilidad estaban hechos por talleres salidos de la misma Roma», añadió. Uno de esos capiteles se conserva hoy en el Ayuntamiento de Eslava. «La roseta que va en las enjutas permite datarla en el cambio de Edad».

Otro elemento llamativo son las estatuas de mármol encontradas. «Apareció un togado,al que le faltan los brazos, la cabeza, la zona de los pies; y hay también un fragmento de escultura de un personaje divinizado. Hemos encontrado desde la cadera hasta las rodillas, parte de la pantorrilla y algún elemento suelto, como dedos», especificó.

La hipótesis con la que trabajan es que todas estas piezas estaban guardadas en un edificio que se vino abajo en algún momento de la historia. «La estructura que hemos excavado en el foro es un edificio de unas dimensiones generosas, 30 metros de longitud y unos 9 metros de ancho. Esta construcción tenía posiblemente una cubierta niquelada, plana, que sustentaba otra encima. Este segundo piso es el que hemos encontrado contenido dentro del más bajo», terminó.

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