David Perez | Toledo www.latribunadetoledo.es 02/03/2011

La exposición ‘Rostros de Roma’ orquestada por el Museo Arqueológico Nacional exhibe un conjunto de piezas -estatuas, bustos y sarcófagos- procedentes de su fondo que van del siglo I A.C. al III de nuestra era.

El Museo Arqueológico Nacional, en colaboración con el Gobierno regional a través de la Sociedad Don Quijote de Conmemoraciones Culturales, ha hecho posible que la muestra itinerante ‘Rostros de Roma’ descanse, hasta el próximo 5 de junio, en el Palacio de Fuensalida ofertando un recorrido por las piezas procedentes de su fondo. Articulada en tres apartados -Monarcas y filósofos, Historia Augusta, Cives Romani-, la exposición permite la contemplación de ejemplos de retratos, bustos, cabezas y sarcófagos que descubren los usos, costumbres y tradiciones de la sociedad romana a través de piezas que abarcan desde el siglo I A. C. hasta mediados siglo III de la nuestra era.

Una de las dos comisarias de la exposición ‘Rostros de Roma’, Paloma Cabrera -que compartió esta labor con Ángeles Castellano-, apuntó que se trata de «una colección magnífica de retratos oficiales y privados» que además de aportar el aspecto artístico y estético del mundo romano «expresan el concepto de pertenencia a un mundo cultural común». Un mundo, recordó, que también es «común a Toledo».

El conjunto -de 34 piezas- representan las dinastías más importantes que dirigieron el imperio romano, esto es, la dinastía Julia-Claudia, la de los Flavios, los Antoninos y los Severos. Destacan, apreció la comisaria, «las extraordinarias estatuas sedentes de la emperatriz Livia y de su hijo, el emperador Tiberio». A este grupo hay que añadir un conjunto de retratos privados, entre los que se encuentran piezas relacionadas con el ámbito funerario, como sarcófagos y estelas.

En este sentido, y puesto que las obras «proceden de todas las partes del imperio romano», Paloma Cabrera señaló que los fondos expuestos fueron adquiridos a distintos coleccionistas privados a lo largo de los siglos XVIII y XIX, así como en subastas y compras directas. Por ello el recorrido fija el punto de partida del género en el mundo griego y su influencia en el retrato romano después de la creación del principado, integra los retratos de emperadores y miembros de diferentes familias imperiales que evidencia la función del retrato dentro de la política y la sociedad romanas, y finaliza con la significación del lugar que ocupaba el retrato en la vida del habitante del Imperio a través de diferentes fases vitales. Razón por la que la muestra exhibe los rostros de los emperadores Tiberio, Nerón, Domiciano, Antonino Pio, Lucio Vero, Septimio Severo, Clodio Albino; pasa por las representaciones de los personajes integrantes de sus familias como Livia, Druso Minor, Agripina Minor, Popea; y concluye con los retratos de magistrados, sacerdotes y filósofos o personas anónimas en la infancia, la edad adulta y la vejez.

El presidente regional, José María Barreda, que no quiso perderse la inauguración, agradeció a las comisarias de la muestra el trabajo realizado en una exposición que además de contener «un importante criterio estético e historiográfico» posee un gran carácter «pedagógico» que recuerda «la importancia que tenía el ser humano, el hombre, la mujer, cuando se les individualizaba en retratos».

Villa de Noheda
El Palacio de Fuensalida acoge también la exposición ‘La Villa romana de Noheda’ con la pretensión de mostrar los «bellos y delicados» mosaicos y la monumentalidad de la villa romana situada en la provincia de Cuenca. José María Barreda, que recordó que en este yacimiento arqueológico el Gobierno de Castilla-La Mancha ha invertido, desde el año 2005, más de un millón de euros, destacó que «cualquier estudioso o conocedor del Imperio romano debería visitar esta villa cuyas dimensiones y características la hacen muy singular». De hecho, sentenció que «Noheda es una referencia imprescindible para cualquier camante del Imperio romano».

Y es que las dimensiones del conocido como mosaico de Noheda, según el responsable de la excavación, Miguel Angel Valero, «no son equiparables a las de ningún otro del arco Mediterráneo». El grado de detalle es tal que «se puede pensar que más que un mosaico es una pintura de la época romana», lo ratifica que está realizado con teselas de 3 a 5 milímetros.