Guillermo Carvajal www.labrujulaverde.com 19/02/2021

La isla de Ponza es la mayor del archipiélago de las Pontinas, situado a unos 33 kilómetros al sur del Cabo Circeo en la costa entre Roma y Nápoles.

Uno de sus muchos atractivos son las numerosas cuevas y túneles excavados desde la Antigüedad, entre los que destaca el sistema de 5 cuevas denominado Grotte di Pilato (Cuevas de Pilato). Están situadas al sureste del puerto de Ponza, al pie de la colina de la Madonna y bajo el cementerio de la localidad.

Fueron excavadas en la roca y talladas meticulosamente, incluso con decoraciones por debajo del nivel del mar, en el siglo I a.C. Están conectadas mediante túneles submarinos a cuatro tanques cubierto y una gran piscina o cisterna exterior, que se utilizaba como estanque para la cría de peces, muy probablemente morenas, un pez que era considerado sagrado por los romanos por sus supuestas dotes propiciatorias.

Esta cisterna tiene cinco aberturas que se cerraban con compuertas para permitir la entrada y salida del agua, y el traslado de los peces a alguno de los otros 4 tanques cubiertos.

No obstante, algunos estudiosos discrepan de que las grutas tuvieran esa función de piscifactoría indicando que en períodos de mar gruesa y marea alta el borde de los tanques queda sumergido, lo que habría permitido a los peces escapar. Opinan, por el contrario, que tenían una función balnearia, estando las piscinas y tanques destinados a los baños de mar.

Y es que en la Roma imperial bañarse en mar abierto era una costumbre de plebeyos con la que los patricios nunca hubieran profanado su estatus social.

Además, los miembros de la familia imperial tenían prohibido bañarse en público, siendo Tito (según cuenta Suetonio) el primer y único emperador que lo hizo.

Por otro lado, las tres hileras de escalones cubiertos de mármol que hay en el suelo de la piscina principal, probarían que las cuevas eran efectivamente un balneario.

En las paredes hay nichos que pudieron contener estatuas de dioses, y en 1997 las excavaciones arqueológicas encontraron una escultura de Apolo o Dioniso tallada en mármol blanco junto con un pequeño altar de toba y algunas lucernas de terracota.

Las cuevas estaban conectadas a una gran villa romana por una amplia escalera. Los restos de esta villa, que perteneció al emperador Augusto, todavía son visibles sobre la colina.

Ello refuerza la teoría de que las cuevas eran el balneario privado del emperador y su familia. Hoy solo se puede acceder a las cuevas desde el mar.

El nombre de las cuevas se basa en la leyenda de que un joven Pilato fue enviado a sofocar una revuelta y nombrado gobernador de la isla (de donde adoptó el nombre de Poncio). Tras tener éxito en su misión fue enviado a Palestina y el resto es historia conocida.

Pero no son las únicas grutas o cuevas que hay en Ponza. La isla es famosa por sus Grutas Azules, excavadas por los etruscos, primeros colonizadores del archipiélago. Y también por el túnel subterráneo romano que conecta la ciudad con la playa Chiaia di Luna.

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