Ainhoa Castells | San Sebastián www.elpais.com 30/03/2010
Arqueólogos del museo irunés participan en las excavaciones de la antigua ciudad romana. Investigarán los rituales de uno de sus templos.
La antigua Pompeya ha llegado hasta el siglo XXI como una ciudad conservada en una cápsula del tiempo. El hecho de que fuera sepultada por la erupción del Vesubio ha permitido que permanezcan casi intactos numerosos edificios, pinturas murales y restos de los propios pompeyanos. Por eso, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo.
Un equipo de expertos, entre ellos, la directora del Museo Oiasso de Irún y del Centro de Estudios e Investigaciones Arqueológicas Arkeolan, Mertxe Urteaga, va a tener el privilegio de participar del 1 al 20 de abril en los trabajos arqueológicos que se desarrollan en el Templo de la Fortuna Augusta de Pompeya.
«Pompeya es un yacimiento espectacular, la posibilidad de conocerlo de primera mano es una auténtica maravilla», señala María José Noain, arqueóloga y responsable de actividades del museo.
El equipo confía en que los hallazgos permitirán «entender algo más» y descubrir nuevos aspectos de la necrópolis encontrada en la ermita Santa Elena de Irún, localidad en cuyos terrenos se asentó durante la época romana la ciudad de Oiasso, tal y como muestra el museo del mismo nombre.
El Templo de la Fortuna Augusta está situado en las cercanías del foro de Pompeya. Fue construido por iniciativa de Marco Tulio, un personaje de la aristocracia pompeyana, y está dedicado a la diosa Fortuna Augusta, asociada a la buena suerte y la prosperidad de la ciudad y el Estado romano.
En esta campaña se realizarán diferentes intervenciones y sondeos con la intención de descubrir las funciones del edificio y la historia del barrio en el que se ubicaba desde la época arcaica hasta el siglo I.d.C.
El equipo de arqueólogos de Oiasso tratará de averiguar los usos puntuales y religiosos que se llevaban a cabo en el mismo y cómo eran los rituales de ofrenda a esta diosa. Para ello, buscarán restos como huesos de animales que podrían haber sido sacrificados o materiales arqueológicos, cerámicas por ejemplo, que podrían haberse depositado como ofrendas.
«Lo que queremos es aprender bien la topografía, vamos a tener acceso a lugares que solamente están visibles para investigadores y esperemos que las tres semanas que durará la investigación nos permitan obtener referencias para luego poder aplicarlas en Oiasso», señala la directora del museo.
El equipo de Oiasso ha sido invitado por el director del proyecto, William Van Andringa, profesor de la Universidad de Lille (Francia) y experto en religión romana que visitó en su momento la necrópolis de Santa Elena.
«Aunque la realidad de Oiasso y de Pompeya sean distintas, son de la misma época y la misma órbita cultural nos va a permitir aprender muchísimo», señala Noain.