La
alimentación
en
Mesopotamia,
Egipto
y
Roma
La
Dieta
mediterránea
se
puede
define
como
una
forma
de
alimentación
que,
desde
hace
milenios
mantienen
los
pueblos
de
la
ribera
del
mar
mediterráneo
(mar
entre
dos
tierras).
La
alimentación
mediterránea,
desde
los
tiempos
más
remotos,
ha
estado
influenciada
por
sucesivas
aportaciones
de
las
costumbres
de
los
pueblos
del
neolítico:
mesopotámico,
fenicio
y
egipcio,
y
más
cercano,
el
griego,
y
sobre
todo
en
España,
el
romano
y
árabe.
Esta
alimentación
adquiere
su
configuración
definitiva
con
el
descubrimiento
de
América.
En
el
próximo
oriente,
entre
los
ríos
Éufrates
y
Tigris
(actualmente
Irak)
a
lo
largo
de
7.000
a.C,
se
asentaron
los
pueblos
primitivos,
sumerios,
acadios,
neosumerios,
babilonios,
asirios
y
persas
que,
en
el
siglo
VI
a.C
.
forman
la
Mesopotamia
(entre
ríos),
convergiendo
las
costumbres
y
peculiaridades
de
cada
una
de
las
culturas,
que
de
manera
sustancial
van
a
influir
de
forma
progresiva,
a
lo
largo
de
los
siglos,
en
todos
los
países
mediterráneos.
Podemos
entender
que
estos
pueblos,
con
una
sociedad
bien
estructurada,
una
cultura
profunda,
como
lo
pone
de
manifiesto
el
uso
desde
la
piedra
hasta
el
marfil,
pasando
por
el
hierro,
cobre,
plata
y
oro,
y
los
materiales
como
el
barro,
terracota,
ladrillo
y
alabastro
y
una
economía
fortísima,
influyeran
en
los
países
limítrofes
en
muchos
aspectos,
uno
de
ellos
el
de
la
alimentación,
que
ha
sido
y
es
una
condición
natural
para
la
supervivencia
de
todos
los
seres
vivos.
Una
de
las
culturas
neolíticas
que
más
influyó
en
la
costa
mediterránea
fue
el
pueblo
fenicio.
Desde
el
III
milenio
a.C.
los
fenicios
establecieron
relaciones
con
los
egipcios,
y
a
partir
del
siglo
XII
a.C.
iniciaron
su
expansión
por
el
mediterráneo
dada
su
pericia
de
navegantes
y
habilidad
comercial,
creando
colonias
comerciales
desde
Chipre
hasta
Sicilia,
Malta,
Cerdeña,
Isla
Baleares,
Almuñécar,
Málaga
y
Cádiz.
La
alimentación
de
los
pueblos
Mesopotámicos
se
caracterizó
por
su
gran
abundancia,
variedad
y
preparación,
bien
entendido
que
las
referencias
culinarias
se
refieren
a
Templos
y
Palacios
y
es
posible
que
no
refleje
la
alimentación
del
resto
del
pueblo,
aunque
dada
su
condición
sedentaria,
las
familias
disponían
de
parcelaciones
agrícolas
para
su
cultivo.
El
pan
era
un
alimento
de
primer
orden
como
lo
demuestra
la
gran
variedad
y
formas
que
hacían,
hasta
300
presentaciones
distintas
fermentado
o
ázimo.
La
leche,
aceite
y
cerveza
se
usaban
mezclado
con
harina.
La
cebolla,
el
ajo
y
el
puerro,
así
como,
las
legumbres
y
las
verduras
eran
de
preparación
usual.
La
leche
era
de
consumo
diario
lo
mismo
que
el
derivado
lácteo
como
el
queso,
hasta
20
clases
distintas
se
han
mencionado.
Entre
los
pescados
consumían
peces
de
río
y
de
mar,
crustáceos,
moluscos
y
langostas.
La
alimentación
cárnica
era
de
cerdo,
oveja,
cabra
y
de
diferentes
aves.
Para
aderezar
los
guisos
tenían
semillas
picantes,
mostaza
y
comino.
Frutas
como
manzana,
peras,
granadas,
higos,
uvas
y
uvas
desecadas.
Finalmente
la
bebida
mas
apreciada
era
la
cerveza
considerada
como
la
bebida
nacional,
tanto
en
los
palacios
y
templos,
como
por
resto
de
la
población.
El
vino
de
menor
consumo,
procedía
del
norte
de
Mesopotamia,
lugar
en
donde
se
hallaban
los
viñedos
y
era
consumido
principalmente
por
la
clase
social
privilegiada.
La
cultura
egipcia
aporta
una
cocina
en
la
que
los
alimentos
de
más
consumo
era
la
carne
de
buey
y
aves,
que
se
preparaban
en
salazón
para
su
conservación.
Desde
el
lado
agrícola
los
egipcios
incorporaron
los
cereales
como
cebada,
trigo,
lino
y
mijo,
que
se
recogía
en
silos
y
cada
día
se
apartaba
la
cantidad
necesaria
para
preparar
el
pan
familiar
y
la
producción
de
cerveza,
considerada
como
la
bebida
nacional.
Las
familias
preparaban
de
manera
cotidiana
tortas
de
huevos,
procedentes
de
patos,
gansos
y
ocas,
tortas
con
miel,
dátiles,
almendras,
piñones
y
semillas
de
sésamo.
De
las
hortalizas,
la
de
mayor
consumo
era
la
cebolla,
además
disponían
de
ajos,
pepinos,
rábano,
puerros,
habas
y
berenjenas.
Consumían
como
ensalada
la
lechuga
aliñada
con
sal,
comino
y
vinagre.
Como
frutas
consumían
sandías
y
melones.
La
alimentación
egipcia
influyó
de
manera
sustancial
en
la
cultura
griega,
no
obstante,
los
cocineros
griegos
principalmente
en
la
era
de
Pericles,
aportaron
los
asados
de
carnero,
cerdo,
ternera
y
cabra.
Además
dejan
para
la
posteridad
la
frase
de
«poner
la
mesa»
que
consistía
en
unas
tablas
apoyadas
en
unos
soportes
cubiertas
con
un
mantel
que,
tras
finalizar
la
comida
y
tertulia
se
desmontaba.
Como
consecuencia
del
desarrollo
económico
de
Roma,
la
cocina
toma
niveles
de
lujo,
que
lleva
a
los
comensales
a
la
gula,
pues,
además
de
comer
exquisiteces
como,
talón
de
camello,
lengua
de
flamenco,
de
grulla,
de
cigüeña,
de
cotorra
(psittakos),
tórtola
y
pavo
real,
lo
que
predominaba
en
la
mesa,
que
era
uno
de
los
muebles
más
lujoso
de
la
casa,
era
la
cantidad
y
diversidad
de
los
alimentos.
Conforme
de
desgasta
el
Imperio
Romano,
el
lujo
y
despilfarro,
frecuente
en
esta
civilización,
se
exporta
hacia
el
año
330
después
de
Cristo
a
Bizanzio
(Estambul),
ciudad
de
un
millón
de
habitante
y,
con
gran
prosperidad
económica.
Los
bizantinos
cambian
costumbres
romanas
e
incorporan
a
la
alimentación
sin
fin
de
productos
alimenticios.
Inventan
el
uso
del
tenedor
y
aportan
el
huevo
hilado,
el
hojaldre
y
el
arte
de
picar
la
carne
y
sazonarla.
Así
mismo,
tenían
debilidad
por
la
lechuga
aliñada
con
aceite
de
oliva
y
vinagre,
por
las
coles
y
los
espárragos
silvestres
que
los
preparaban
con
aceite
y
laurel.
Además,
dan
a
conocer
platos
de
alta
cocina
muy
elaborada,
como
por
ejemplo,
la
sopa
vegetal
con
macarrones,
las
berenjenas
al
Imám
y
el
arroz
pilaj.
Finalmente,
la
repostería
rica
y
de
gran
prestigio,
se
caracteriza
por
su
gran
variedad,
de
la
que
gran
parte
de
ella
actualmente
consumimos.
Bizcocho
redondo
y
borracho,
buñuelos
con
miel,
confituras
de
membrillo,
mermeladas
y
jaleas
de
múltiples
frutas.
La
caída
del
Imperio
Romano
empobreció
y
limitó
de
manera
significativa
la
alimentación
en
la
Hispania,
como
consecuencia
de
desaparecer
las
comunicaciones,
además,
las
invasiones
bárbaras
contribuyeron
a
deteriorar
a
un
más
la
despensa,
quedando
relegada
a
pan,
hortalizas,
legumbres,
leche,
queso,
cerdo
y
frutas.
Esta
despensa
se
completo
con
productos
como;
caña
de
azúcar,
arroz,
naranjas
amargas,
etc,
por
los
árabes
afincados
en
el
Al-Andalus
(tierra
de
vándalos
en
árabe).
El
vino
echa
sus
raíces
en
toda
la
zona
costera
mediterránea
y
el
consumo
de
cerveza
se
hace
más
continental.
La
configuración
definitiva
de
la
alimentación
actual,
nos
retrotrae
al
descubrimiento
de
América,
pues
de
allí
son
importados
los
alimentos
como
la
patata,
los
pimientos,
los
tomates,
el
cacao,
el
maíz,
las
alubias
etc,
que
completan
la
despensa
de
la
Edad
Moderna
y
que
los
estudiosos
hace
25
años
definieron
como
Dieta
Mediterránea.
JOAQUÍN LASIERRA CIRUJEDA/RESPONSABLE DE 'FIVIN' DE LA RIOJA (FUNDACIÓN PARA INVESTIGACIÓN DEL VINO Y NUTRICIÓN
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