La
eventual
devolución
de
cuatro
dibujos
que
se
conservan
en
el
British
Museum
a
una
familia
checa
de
origen
judío
ha
levantado
la
polémica
La
eventual
devolución
de
cuatro
dibujos
de
viejos
maestros
que
se
conservan
en
el
British
Museum
a
una
familia
checa
de
origen
judío
expropiada
por
los
nazis
hace
66
años
podría
tener
repercusiones
sobre
los
famosos
mármoles
del
Partenón,
uno
de
los
tesoros
de
ese
museo.
El
Gobierno
de
Londres
podría
tomar
la
decisión
de
impedir
la
devolución
de
esos
dibujos
a
los
herederos
del
coleccionista
judío
a
quien
se
lo
robaron
los
nazis
porque
podría
crear
un
precedente
y
entorpecer
los
argumentos
en
contra
de
la
devolución
de
los
frisos
del
Partenón
al
Estado
griego,
que
los
reclama.
El
asesor
legal
del
gobierno,
Peter
Goldsmith,
ha
pedido
al
Alto
Tribunal
británico
que
aclare
si
el
museo
podría
ejercer
"la
obligación
moral"
de
devolver
a
sus
legítimos
propietarios
bienes
obtenidos
impropiamente,
informaron
fuentes
oficiales.
Los
nazis
robaron
en
1939
los
dibujos,
que
incluyen
una
Sagrada
Familia
del
italiano
Niccolo
dell'
Abbate
y
una
Santa
Dorotea
con
el
Niño
Jesus,
de
un
discípulo
del
alemán
Martin
Schongaguer,
del
domicilio
del
abogado
Arthur
Feldmann
en
la
ciudad
checa
de
Brno.
Feldmann
fue
torturado
y
asesinado
por
los
nazis
mientras
que
su
esposa,
Gisela,
murió
en
el
campo
de
exterminio
nacionalsocialista
de
Auschwitz.
El
Museo
Británico,
que
compró
los
dibujos
en
una
subasta
después
de
la
guerra,
quisiera
devolverlos
a
la
familia,
pero
no
puede
hacerlo
debido
a
que
la
legislación
en
vigor
le
prohíbe
expresamente
disponer
de
los
objetos
de
su
colección.
Los
responsables
del
famoso
museo
preguntaron
al
asesor
legal
del
gobierno
si
podrían
devolver
los
dibujos
reclamados
de
acuerdo
con
un
mecanismo
legal
que
permite
a
las
organizaciones
benéficas
restituir
ciertos
objetos
a
sus
propietarios.
Los
abogados
del
British
Museum
argumentan
que
se
trata
de
un
caso
excepcional
que
no
tendría
por
qué
crear
precedente.
Sin
embargo,
el
asesor
legal
del
Gobierno
no
parece
tan
convencido
y
ha
pedido
al
Alto
Tribunal
que
se
pronuncie
al
respecto.
Un
colaborador
de
Goldsmith,
Will
Henderson,
explicó
al
Alto
Tribunal
que
las
circunstancias
del
arte
objeto
de
pillaje
por
la
Gestapo
pueden
parecer
excepcionales,
pero
no
lo
son.
"Una
vez
que
se
establezca
el
principio
de
que
hay
que
devolverlas,
habría
que
aplicarla
a
otros
objetos,
cualquiera
que
fuera
su
procedencia",
dijo
Henderson.
Goldsmith
expresó
su
preocupación
de
que
la
devolución
de
esas
obras
a
la
familia
Feldmann,
que
las
reclama
desde
2002,
pueda
abrir
las
puertas
a
una
cadena
de
reclamaciones
a
distintas
colecciones
británicas
y
mencionó
expresamente
los
frisos
del
Partenón.
Estos
fueron
traídos
al
Reino
Unido
en
1801
por
Thomas
Bruce,
séptimo
conde
de
Elgin,
quien
fue
embajador
británico
en
el
Imperio
otomano,
que
entonces
incluía
Grecia.
Apasionado
por
todo
lo
griego,
el
aristócrata
y
diplomático
tuvo
la
idea
de
llevarse
los
frisos
para
decorar
su
nueva
mansión
en
Escocia.
Finalmente
optó
por
venderlas
al
Gobierno
británico
por
35.000
libras
(unos
49.000
euros
ó
64.000
dólares,
al
cambio
actual)
en
1816
y
desde
entonces
se
han
quedado
en
el
Museo
Británico,
que
se
niega
a
devolverlas
a
Grecia
pese
a
las
peticiones
en
ese
sentido
durante
los
últimos
cuarenta
años.
Según
el
director
de
la
galería,
Neil
MacGregor,
los
frisos
"han
sido
piezas
centrales
en
el
museo
durante
casi
doscientos
años.
El
Museo
Británico
es
un
museo
universal,
que
visitan
cinco
millones
de
personas
de
todo
el
mundo
todos
los
años
de
manera
gratuita".
Grecia,
sin
embargo,
los
reclama
por
considerar
que
el
conde
Elgin
los
sacó
del
país
de
manera
ilegal.
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