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08/05/2005

María-Paz López / Herculano ● www.lavanguardia.es

En busca de la biblioteca perdida
Los expertos creen que la biblioteca, sepultada por la erupción del Vesubio, podría cambiar la historia de la literatura. La Villa de los Papiros en Herculano oculta obras maestras de los autores clásicos. Las ruinas de Herculano, en peligro por la urbanización salvaje de su entorno.

Cuando el 24 de agosto del año 79 d.C. una violenta erupción del Vesubio destruyó las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, la lava y las cenizas abrasaron no sólo a quienes huían despavoridos, sino también un pedazo de la literatura universal, que podría recuperarse y estudiarse si prosiguieran las excavaciones en la villa de cierto patricio erudito. Hace veinte siglos, un cónsul romano amante de las letras atesoró en su lujosa casa de Herculano, ahora denominada Villa de los Papiros, una biblioteca con lo mejor del saber de su tiempo, con especial atención a la filosofía epicúrea. La lava del volcán sepultó esa villa, y con ella los rollos de papiro, que no fueron descubiertos hasta 1752, carbonizados, amalgamados entre sí, y tan frágiles que se deshacían en pedacitos al intentar desenrollarlos. Una sección especial de la Biblioteca Nacional de Nápoles custodia 1.800 de esos papiros o fragmentos de papiro, la mayoría escritos en griego -lo cual prueba cuán helenizada estaba la Roma del momento-, pero también algunos en latín.

La Villa de los Papiros, que tras las excavaciones de mitad del siglo XVIII fue parcialmente sacada a luz en trabajos en 1985, languidece ahora semienterrada a pocos pasos de Herculano, mientras quienes la aman por igual polemizan sobre la urgencia de volver a excavar o esperar un poco más. El escritor británico de best sellers Robert Harris -cuya última novela se titula precisamente Pompeya-abrió la brecha el pasado enero con un artículo en el Sunday Times en el que, en nombre de la Herculaneum Society, un lobby cultural con base en Oxford, ofrecía 20 millones de dólares para excavar de nuevo. Argumento: el propietario de la Villa de los Papiros -posiblemente, el cónsul Lucio Calpurnio Pisón Cesonino, suegro de Julio César, que vivió un siglo antes de la erupción, o tal vez el cónsul Apio Claudio Pulcro- era persona muy culta, así que es lógico presumir que su biblioteca albergaba, además de textos epicúreos, otras obras de la antigüedad, que quizá siguen allí sepultadas y protegidas por las cenizas del volcán.

"Si se excavara otra vez, quizá podríamos recuperar capítulos enteros de la historia de la literatura latina -dice el profesor Mario Capasso, director del Centro de Estudios Papirológicos de la Universidad de Lecce-. Tenemos textos de esa época, como los de Virgilio o Lucrecio, pero los tenemos por tradición medieval, y excavando podríamos tener las versiones originales, e incluso dar con textos desconocidos. Sería un hallazgo de impacto similar al descubrimiento de la tumba de Tutankamón". Mario Capasso -que ha estudiado durante 30 años los papiros de Herculano y que fue alumno del fallecido Marcello Gigante, insigne estudioso napolitano convencido de que los 1.800 papiros hallados son sólo la mitad de la biblioteca de la villa- admite que "no sabemos con seguridad si hay papiros latinos sepultados, pero por lógica debería haberlos, porque se halló una gran biblioteca griega, y sólo unos 60 papiros latinos".

Por lo pronto, estudiar los papiros extraídos tras la primera excavación, realizada por el ingeniero suizo Karl Weber entre 1750 y 1765 por encargo del rey de Nápoles, Carlos VII de Borbón -quien después reinó en España con el nombre de Carlos III-, supone todo un problema técnico. Un escolapio llamado Antonio Piaggio inventó en esa época un artilugio para desenrollarlos, en el cual se basa, en parte, el sistema más usado actualmente, pues quedan aún unos 800 papiros por abrir. "Custodiamos unos 1.800 papiros o trozos de papiro, y los que estaban en mejores condiciones ya han sido desenrollados, y algunos centenares han podido ser estudiados -explica Agnese Travaglione, responsable de la Oficina de Papiros de Herculano, sección de la Biblioteca Nacional de Nápoles-. Ahora se estudian con nuevas tecnologías, como la lectura al microscopio y la fotografía digital."

La espectroscopia de imagen, creada para fotografiar superficies planetarias, se está usando para sacar a la luz "imágenes multiespectrales" de escritura de los papiros, que en algunos casos era totalmente invisible.

Sin embargo, a quienes sueñan con nuevas excavaciones que saquen a la luz antiguos textos perdidos, responde otro patrocinador de Herculano, la multinacional Hewlett-Packard, señalando que existen urgencias mayores. En una carta abierta a la revista de arte The Art Newspaper publicada el pasado febrero, el millonario estadounidense David W. Packard, presidente de una fundación que financia iniciativas arqueológicas en todo el mundo, entre ellas las del yacimiento de Herculano, argumentó que, tras una inspección en el 2000, vio claramente que "la conservación a largo plazo y el mantenimiento de lo ya excavado en Herculano son la prioridad absoluta, y que hasta que la situación no haya mejorado, acometer nuevas excavaciones parecería una búsqueda irresponsable de tesoros".

De hecho, tanto la porción visible de Herculano como la Villa de los Papiros, distante unos cientos de metros, sufren grave peligro físico: urbanización salvaje en los alrededores, tráfico contaminante, infiltraciones de agua, protección exigua... y cacas de pichón, muy corrosivas para los mármoles, las columnas y los muros.

De momento, han sido soltados tres halcones en la zona para darles caza. La villa, que al visitarla da la impresión de ser una cantera de fondo anegado y paredes cortadas a cuchillo, era un edificio suntuoso, de 250 metros de largo, con dos peristilos, una gran piscina y unas termas; la lava la sepultó dejándola a unos 30 metros por debajo del nivel actual del terreno circundante.

Proteger el complejo actual del recinto arqueológico de Herculano es la prioridad, según la italiana Superintendencia Arqueológica de Pompeya y según la British School de Roma, también implicada en los trabajos.

"La tensión es de carácter práctico -concluye el profesor Mario Capasso-. los papirólogos quieren que se excave de nuevo en la villa, para encontrar esos papiros, y los arqueólogos por su parte recuerdan que las ruinas necesitan mantenimiento. No ha habido armonía entre estos dos colectivos, pero, más allá de las dificultades, creo yo que bastaría sólo un poco de voluntad para hacerlo".

Un tesoro de la cultura grecolatina enterrado

Entre lo ya recuperado figuran textos de Filodemo de Gadara, un epicúreo del siglo I a.C., maestro del poeta latino Virgilio y quizá también de Horacio, y muchas obras de filosofía griega, entre ellas, la mitad de la producción de Epicuro, y el único tratado jamás hallado de Zenón de Sidón. El escritor Robert Harris se exalta al recordar que sólo han llegado hasta nuestros días siete tragedias de Sófocles, cuando escribió unas 120; de las 90 obras de Eurípides, sólo han sobrevivido 19, y se cree que Esquilo escribió entre 70 y 90 piezas, pero sólo se conservan siete. ¿Y si algunas de esas obras, junto a otras desconocidas, griegas y latinas, estuvieran atrapadas en esa villa de Herculano?

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