La
Biblioteca
británica
lidera
un
proyecto
para
digitalizar
y
actualizar
el
Codex
Sinaiticus,
la
Biblia
más
antigua
que
se
conserva.
La
Biblia
más
antigua,
el
llamado Codex
Sinaiticus,
podrá
ser
accesible
a
cualquier
ciudadano
del
mundo
interesado
en
el
icónico
tesoro
que
data
del
siglo
IV
después
de
Cristo.
La
Biblioteca
Británica
anunció
ayer
en
Londres
un
ambicioso
proyecto
internacional,
que
no
sólo
contempla
la
digitalización
del
códice,
sino
su
reinterpretación
y
una
explicación
detallada
y
objetiva
de
cómo
esta
Biblia
ha
acabado
repartida
en
cuatro
lugares
distintos
del
planeta:
Sinaí
(Egipto),
Londres,
Leipzig
(Alemania)
y
San
Petersburgo.
El
Codex
Sinaiticus
fue
escrito
a
mano
en
griego
en
la
época
en
que
el
Imperio
Romano
se
dividió
y
el
emperador
Constantino
el
Grande,
que
gobernaba
el
Imperio
Romano
de
Oriente
adoptó
el
cristianismo.
La
cultura
griega
dominaba
esta
parte
del
imperio
y
el
documento
fue
producido
como
respuesta
al
deseo
de
juntar
las
versiones
griegas
de
las
principales
escrituras
judías
y
cristianas.
El
Codex
Sinaiticus,
cuyo
formato
es
a
modo
de
libro
y
contiene
el
Antiguo
y
el
Nuevo
Testamento,
además
de
otras
escrituras,
marca
también
un
cambio
en
la
manera
de
transmitir
los
textos,
que
hasta
ese
momento
se
presentaban
en
pergaminos.
El
nombre
del
manuscrito
responde
al
lugar
donde
se
preservó
durante
siglos:
el
Monasterio
de
Santa
Catalina
en
el
monte
Sinaí
(Egipto),
donde,
según
la
Biblia,
Dios
habló
a
Moisés
y
le
entregó
las
tablas
con
los
Diez
Mandamientos.
A
mediados
del
siglo
XIX
un
académico
alemán,
Constantine
Tischendorf,
se
llevó
del
monasterio
fragmentos
del
códice
a
su
país,
mientras
que
otros
se
los
presentó
al
zar
de
Rusia.
El
Gobierno
soviético
vendió
gran
parte
al
Museo
Británico
en
1933,
que
lo
traspasó
a
la
Biblioteca
Británica.
Ésta
es,
a
grandes
rasgos,
la
historia
de
cómo
este
libro
histórico
acabó
repartido
entre
la
institución
británica,
la
Biblioteca
de
la
Universidad
de
Leipzig,
la
Biblioteca
Nacional
de
Rusia
en
San
Petersburgo
y
el
monasterio.
Misterios
sin
resolver
Pero,
según
el
arzobispo
Damianos
del
convento
de
Santa
Catalina,
aún
hay
misterios
por
resolver.
El
monasterio
perdió
el
rastro
de
las
partes
incautadas
y,
hasta
hace
poco,
no
tenía
conocimiento
de
que
algunos
fragmentos
se
encontraban
en
Rusia.
De
hecho,
los
monjes
de
Sinaí
siempre
han
lamentado
la
pérdida
del
manuscrito
de
su
biblioteca.
Ahora,
para
Damianos
este
proyecto
permitirá
reconstruir
de
manera
objetiva
las
aventuras
que
ha
vivido
el
códice.
La
digitalización
llevará
cuatro
años
y
su
coste
asciende
a
974.000
euros.
Hasta
el
momento
se
han
recaudado
unos
215.000
y
se
espera
obtener
el
resto
de
los
fondos
antes
del
próximo
diciembre.
Una
vez
concluido,
se
piensa
traducir
al
alemán,
al
griego
moderno
y
al
castellano. |