Tarifa.
La
ciudad
romana
de
Baelo
Claudia
está
de
estreno.
El
conjunto
arqueológico
enclavado
junto
a la
playa
de
Bolonia,
en
Tarifa,
incorpora
esta
semana
a su
recorrido
visitable
un
nuevo
tramo
del
Decumanus
Máximus
–una
de las
vías
principales
de
cualquier
ciudad
romana–
de una
superficie
de
unos
300
metros
cuadrados,
excavado
donde
antes
se
situaba
una
vivienda.
De
esta
manera,
las
excavaciones
de
Baelo
Claudia
avanzan
hacia
el
total
descubrimiento
del
Decumanus,
que
discurre
paralelo
al
Atlántico.
Al
nuevo
tramo
del
Decumanus
se
sumará
parte
de la
necrópolis
sur,
que
volverá
a ser
visitable
tras
diez
años
cerrada
al
público
una
vez
terminen
los
trabajos
de
adaptación
que
allí
se
realizan.
Por
este
motivo,
las
ruinas
celebraron
ayer
una
jornada
de
puertas
abiertas
en la
que
los
guías
enseñaron
a los
visitantes
los
nuevos
espacios
que
muy
pronto
formarán
parte
de la
visita
guiada
a la
ciudad.
Dicha
jornada
estaba
prevista
para
el
pasado
lunes
28,
Día de
Andalucía,
pero
tuvo
que
ser
pospuesta
por la
incesante
lluvia
que
empapó,
una
vez
más,
las
centenarias
rocas.
Durante
toda
la
mañana
cientos
de
curiosos
desfilaron
ante
los
nuevos
hallazgos,
si
bien
tampoco
perdieron
detalle
del
resto
de
encantos
de la
ciudad.
Para
descubrir
las
milenarias
losas
de
piedra
que
conforman
la
calle
principal
de
Baelo
Claudia,
y que
se
encuentran
en un
perfecto
estado
de
conservación,
ha
sido
necesaria
la
expropiación
de una
vivienda
levantada
sobre
la
vía,
situada
frente
al
acceso
sur a
la
basílica
de la
ciudad.
El
propósito
de la
dirección
de
Baelo
Claudia
es
seguir
descubriendo
el
Decumanus
Máximus
hasta
el
final
de su
recorrido.
Para
ello,
será
necesario
derribar
el
actual
centro
administrativo
y
almacén,
situados
en el
antiguo
acuartelamiento
de la
Guardia
Civil
que
vigilaba
la
playa
de
Bolonia
desde
este
rincón
estratégico
entre
dos
continentes.
El
Decumanus
Máximus
se
encuentra
en una
cota
de
unos
dos
metros
por
debajo
del
actual
nivel
del
suelo,
por lo
que se
espera
que
los
daños
infligidos
por la
presencia
de los
edificios
al
camino
sean
mínimos,
al
igual
que ha
sucedido
en el
tramo
recién
recuperado.
En el
transcurso
de las
excavaciones
se
localizó
una
pieza
arquitectónica
de
gran
valor.
Se
trata
de un
torso
femenino
tallado
en
mármol
blanco
a
tamaño
real.
Dicha
pieza
conserva
el
hombro
derecho
y
parte
del
antebrazo,
así
como
el
hueco
destinado
a
encajar
la
cabeza
en la
zona
del
cuello.
El
resto
de la
pieza
que se
conserva
llega
hasta
los
inicios
de la
pelvis.
Las
investigaciones
hechas
a la
pieza
revelan
que la
vestimenta
recreada
en la
talla
pudiera
tratarse
de una
Stola,
cuyos
pliegues
caen
verticalmente
hasta
que
empiezan
a
curvarse
a la
altura
de las
caderas,
siguiendo
la
forma
dictada
por
éstas.
El
hombro
derecho,
el
único
que se
conserva
de
este
singular
hallazgo,
presenta
en la
parte
superior
del
antebrazo
dos
puntos
de
abotonadura
y
quizás
un
tercero.
Asimismo,
en la
pieza
se
intuye
la
presencia
de una
pieza
de
vestuario
denominada
Pallas,
generalmente
usada
sobre
el
vestido.
La
escultura
original
pudo
estar
colocada
para
ser
vista
de
frente,
con la
espalda
pegada
a otro
elemento,
puesto
que en
ella
el
nivel
de
detalles
es
mucho
menor.
El
punto
de la
ciudad
donde
se
situaba
originariamente
esta
pieza
se
desconoce,
pero
su
hallazgo,
justo
delante
del
foro y
la
basílica,
hacen
pensar
que
podría
formar
parte
de
éstos
por
ser
una
zona
donde
este
tipo
de
esculturas
tenían
un
lugar
destacado.
El
director
en
funciones
del
conjunto,
Ángel
Muñoz,
recién
llegado
al
cargo
desde
el
Museo
Arqueológico
de
Cádiz,
explica
a los
visitantes
que en
la
actualidad
la
superficie
descubierta
de
Baelo
Claudia
se
encuentra
en
torno
al 30
por
ciento.
Sin
embargo,
añade
Muñoz,
Baelo
disfruta
del
privilegio
de
tener
los
principales
elementos
de una
ciudad
romana
al
descubierto.
Son el
foro,
lugar
público
de
encuentro
entre
los
ciudadanos
y en
torno
al
cual
transcurría
la
vida
pública,
la
basílica
y el
templo,
que
conforman
los
tres
principales
espacios
ciudadanos.
A
éstos
se
suman
el
teatro,
las
termas,
los
templos
capitolinos,
el
templo
de
Isis y
las
termas,
entre
otros.
Tampoco
puede
olvidarse
la
factoría
de
salazones,
principal
actividad
económica
de la
ciudad
y que
llevaron
el
nombre
de la
ciudad
por
todo
el
mundo
desde
el
interior
de las
ánforas.
En la
zona
doméstica
se
encuentra
el
Decumanus
Máximus,
en
cuyos
laterales
se
situaban
las
tiendas
y
casas
más
pudientes.
Queda
por
descubrir
el
Cardo,
el eje
norte-sur
que se
cruza
perpendicularmente
con el
Decumanus.
Muñoz
explica
que la
prioridad
actual
se
centra
en
descubrir
el
resto
del
Decumanus
hasta
la
entrada
Este
de la
ciudad,
para
luego
continuar
con
las
excavaciones
para
destapar
las
murallas
perimetrales
de la
ciudad,
junto
a las
que se
presume
que
existe
un
importante
número
de
tumbas.
Esto
cambiará
el
itinerario
de los
grupos.
Respecto
a la
necrópolis
sureste,
situada
frente
al
actual
aparcamiento
del
complejo,
la
dirección
pretende
incluir
dicho
espacio
en el
tránsito
de las
visitas.
Para
ello
se
pretende
adecentar
el
camino
a los
visitantes,
que no
tienen
acceso
a este
punto
desde
1994.
La
necrópolis
sureste
es una
de las
tres
con
que
cuenta
Baelo
Claudia
y data
del
siglo
primero
antes
de
Cristo.
Se
extiende
por
una
superficie
de dos
hectáreas.
En
este
espacio,
las
sepulturas
son
muy
numerosas,
alcanzando
una
densidad
que en
muchos
casos
supera
una
tumba
por
metro
cuadrado.
En la
necróplis
existen
cuatro
tipos
principales
de
sepulturas,
diferenciadas
en
función
de su
tamaño
y el
nivel
social
de
quienes
las
ocuparon,
y que
van
desde
las
fosas
simples
excavadas
en la
tierra
a los
enterramientos
turriformes,
monumentos
funerarios
de
hasta
seis
metros
de
altura.
Los
nuevos
espacios
arrebatados
al
olvido
y al
subsuelo
merecen,
desde
luego,
una
nueva
visita
o el
placer
de
descubrir
los
encantos
de la
vida
en el
pasado. |