«Quien elabora proyectos de ese tipo busca que seamos mendigos de la inteligencia», señala el 'honoris causa' por la Universidad de Murcia.
El catedrático honorario de la universidad alemana de Friburgo de Brisgovia Alfonso Ortega Carmona ha advertido del «empobrecimiento total» que supone para la sociedad el declive de las Humanidades, ya que lleva a la persona a caer en la ignorancia, que, a su juicio, «es la peor de todas las pobrezas».
El profesor murciano sostiene que quien elabora «proyectos de esa índole», encaminados a la pérdida de la formación humanista, «quiere que seamos mendigos de la inteligencia», al tiempo que aboga por la primacía de enseñanzas clásicas como el latín y el griego, además de la filosofía.
Ortega Carmona defiende el estudio de esta última materia y señala que su eliminación supondría una «limitación a la libertad de pensar, de formarse un juicio propio» y, en consecuencia, «heriría a la misma democracia, cuya raíz principal es la libertad de pensar y expresarse».
Del latín y el griego destaca que «enseñan a pensar, puesto que en la traducción de una frase latina hay comprometido un ejercicio de reflexión profunda», y subraya que «estas dos culturas, junto con la derivación del judaísmo, que desembocó en el cristianismo, son las fuentes que irrigan constantemente nuestro modo de ser y de pensar».
'Honoris causa' de Murcia
Este catedrático emérito de filología griega, de filosofía y de poética de la universidad Pontificia de Salamanca y doctor honoris causa por las universidades de Murcia y de Hamburgo, además de por dos del Perú, defiende el significado de la palabra «humanista», que hace referencia a aquél «que ha estudiado y domina las lenguas clásicas griega y latina».
En su opinión, en la actualidad «están destruyendo» esta cultura por «el dominio casi absoluto de lo técnico, ya que dedicar la atención y la mente a cosas que no tengan esa manifestación del objeto en sí de las cosas parece que es una pérdida de tiempo».
«Pero el hombre -recuerda- no es sólo un objeto externo, sino que tiene su pensamiento, tiene su libertad interior para manifestarlo, y eso se refleja en otras ocupaciones que no son las meramente objetivas, como la pregunta por el sentido de las cosas, por la causalidad, por qué se producen efectos determinados. Y eso es la filosofía».
En la actualidad, estima, «se están simplificando destructivamente aspectos del conocimiento en una orientación reductiva, y eso es muy peligroso, porque una sociedad formada bajo esa orientación es una sociedad fácil a la manipulación política», y que podría ser víctima del «dogmatismo ideológico».
El profesor, nacido en
Águilas y dedicado a la enseñanza en universidades y a la traducción de textos clásicos, entre otras actividades, advierte una cierta resignación social ante esta situación.
Esta actitud, a su juicio, «puede destruir las posibilidades profundas del ser humano», entre las que destacan «la libertad de pensar y contraponer ideas». |