Esta
tragedia
de
Eurípides
es
menos
conocida
que
sus
Troyanas
pero
ambas
abordan
la
temática
de
la
Guerra
de
Troya
y no
precisamente
desde
el
bando
de
los
ganadores,
sino
de
las
grandes
perdedoras
que
son
las
mujeres
de
los
héroes.
HÉCUBA DE EURÍPIDES
Después de la Guerra de Troya, los griegos arribaron al Quersoneso tracio con las cautivas troyanas, botín de guerra de los helenos. Aquiles, aparecido de noche, exigía como sacrificio una de las hijas de Príamo. Pues bien, los griegos, tratando de honrar al héroe, sacrificaron a Políxena tras arrebatársela a Hécuba. Poliméstor, rey de los tracios dio a su vez, muerte a Polidoro, otro de los hijos de Hécuba. Poliméstor lo había recibido de parte de Príamo quién lo envió junto con mucho oro para salvaguardarle, aún niño, de la crueldad de la guerra. Tomada la ciudad, el tracio, queriéndose lucrar, se quedó con el oro de los troyanos y mató al hijo de Príamo y Hécuba: Polidoro.
Arrojado el cuerpo al mar, el oleaje lo echó fuera frente a las tiendas de las prisioneras. Una sirvienta lo encuentra y lleva esta nueva desgracia a Hécuba. La madre, abatida, pide ayuda a Agamenón y le hace saber su intención de vengarse, junto con el coro de esclavas troyanas, de quién ha traicionado su amistad y ha matado a su hijo. Hace venir a Poliméstor con sus hijos, ocultándole lo ocurrido, como para ponerle al corriente de unos tesoros aún ocultos en Troya. Con engaños mata a sus hijos y a él le priva de la vista. Cada uno relata su desgracia y el porqué de su final. Hécuba vence a su acusador ante los ojos de los griegos argumentando que ella no había dado comienzo a la crueldad, sino que se había defendido de quién la comenzó. Pero Poliméstor, convertido ahora en una especie de vaticinador, anuncia, como ve, a través de sus ceguera los males que aguardan a la propia Hécuba y a Agamenón. |
En
escena
confluyen
las
hijas,
esposas
y
madres
de
los
troyanos
muertos
y al
frente
de
todas
ellas
Hécuba,
la
reina
perdedora,
la
“madre
coraje”.
Las
mujeres
no
han
hecho
la
guerra
pero
sufren
sus
consecuencias
y
también
encuentran
su
manera
de
vengarse,
y no
del
poder
o la
riqueza
arrebatada,
como
hacen
los
hombres,
sino
de
su
mayor
tesoro:
hijos
y
esposos.
Eurípides
da
otra
vuelta
de
tuerca
a la
incoherencia
que
es
la
guerra.
Estas
mujeres
no
son
mentira,
las
vemos
a
diario
en
los
telediarios
sosteniendo
en
brazos
a un
hijo
o
mesándose
los
cabellos
por
los
maridos
muertos.
Por
eso
el
Teatro
Griego
es
actual,
porque
trata
temas
universales
que
nunca
pasaran
de
moda
y
que
tocan
directamente
al
ser
humano
desde
lo
más
hondo.
Gemma
López,
Directora
de
HELIOS
TEATRO |