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12/06/05

A. Domínguez ● www.elmundo-lacronica.com

Astúrica emerge de las entrañas de Astorga 21 siglos después
La ciudad romana, la legendaria Astúrica Augusta, yace dormida, que no muerta, en las entrañas de la actual Astorga.

Su latido, leve a los ojos de la calle, pero imperturbable, se siente en los restos conservados en varios sótanos y solares de la ciudad, en la labor divulgativa y de estudio del Museo Romano y en las investigaciones de Angeles Sevillano Fuertes, arqueóloga municipal y directora del centro museístico.

Los cimientos de la villa que hoy contempla las vegas de los ríos Jerga y Tuerto hunden sus raíces un mítico pasado de 21 siglos atrás.

Como un mosaico dispar y caprichoso, Astúrica se ha ido desvelando en restos de domus (casas lujosas), ínsulas (edificios de viviendas en pisos), termas (mayores y menores), calles, tabernae (tiendas) y especialmente en el soberbio foro de 30.000 metros cuadrados que se despliega desde la ergástula (pórtico abovedado en el centro del forum) y supera ampliamente la actual Plaza Mayor.

Lentamente ha ido desperezándose, en 15 años de excavaciones y otros tantos de estudios y debate de teorías, hasta ofrecer una trama completa ensamblada por la investigadora Angeles Sevillano.

La declaración de conjunto histórico, que ampara a Astorga desde la década de los 70, ha permitido una doble vía de intervención. Tal protección obliga a la excavación, previa a la construcción de cualquier edificio, de todo solar contenido en el conjunto abrazado por la muralla tardorromana. Además, se practica una supervisión arqueológica en el perímetro de protección y, si aparecen evidencias, se procede a excavar.

La conservación de los hallazgos también ha sido posible gracias a los acuerdos instados por el Ayuntamiento para que algunos restos se preserven in situ en los sótanos de los nuevos edificios, a cambio de ofrecer compensaciones volumétricas (una altura más, en algunos casos) a los constructores.

Pero Astúrica tiene ante sí un reto de mayor envergadura, aplazado en esa perniciosa laxitud administrativa que condena a tantos proyectos culturales. En 1998, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Astorga firmaron un protocolo de colaboración que tenía por objeto desarrollar un proyecto de musealización del pasado romano, en definitiva, dar testimonio de la ciudad imperial.

En la actualidad y a excepción de la ruta romana, abierta a los visitantes en la temporada de verano, la musealización no ha superado los estudios previos, es decir, los encargos de proyectos, la topografía de los conjuntos excavados y la redacción de un plan de restauración y consolidación. Pero no existen obras ni se puede ofrecer al público una recreación aproximada de tan rancio pasado.

La mirada codiciosa del Imperio se dirigió a estos lares seducida por el oro de Las Médulas y otros yacimientos auríferos existentes en Maragatería y Valduerna.

Astúrica fue izada sobre distintos recintos defensivos, cuyo primer antecedente es el campamento militar levantado por la Legio X Gémina, hacia los años 15-10 antes de Cristo. Como si de un sepulcro se tratara, un sótano custodia en sombría frialdad dos trincheras paralelas que dan testimonio de la presencia del aquel ejército imperial.

Tal como señala Angeles Sevillano, después de las guerras contra los pueblos cántabros, Augusto lleva a cabo la pacificación y romanización del territorio. Y en ese contexto, en un tiempo determinado entre finales del reinado de Tiberio y principios del de Claudio, se funda la ciudad emplazada sobre el escarpe mesetario que, a 868 metros de altitud, se señorea en el interfluvio del Jerga y el Tuerto.

Aquella ciudad magnífica, capital de conventus asturum en el Alto Imperio, tenía el poder administrativo, judicial y religioso sobre un territorio que hoy se correspondería con Asturias, León y el norte de Palencia.

Astúrica se desplegaría en un recinto de 26 hectáreas de superficie, fortificado con una muralla de 2.200 metros de longitud, provista de 24 torres o bastiones semi-circulares. El esplendor que irradiaba Roma prendía en estas tierras septentrionales.

En la disección de la antigüedad, la ciudad yaciente no sólo se ha mostrado por los restos de sus domus y edificios públicos, sino muy especialmente por su infraestructura sanitaria, sus cloacas. Las alcantarillas, abovedadas o adinteladas, han ido componiendo el trazado de las calles, ya que, como en la actualidad, se situaban en medio de las vías urbanas para dar servicio a los edificios.

Penetrar en la cloaca es hundirse en un tiempo perdido y hallarse ante la certeza de la historia. Es aquí, cuando el visitante toma conciencia de que un secular pasado se encierra entre las piedras de la ciudad que hoy vive.

Un enigma queda por resolver: cómo se abastecía de agua la gran ciudad. Tal como apunta Angeles Sevillano, es de suponer, especialmente por la configuración topográfica de la ciudad, que el agua vendría de la zona norte de la población y esta tesis se fundamenta además en las noticias que dejó el investigador José María Luengo sobre la existencia de grandes tuberías en el área septentrional.

Al suroeste de la trama urbana, aparecen la termas menores, completadas con otras mayores, situadas en el centro del casco histórico.

 

El disperso conjunto de piedras que demarca salas, patios, hornos y piscinas, va cobrando vida y se prende de lejanos sonidos cuando el relato de la arqueóloga dibuja sobre estos restos aquellos baños públicos donde, a la higiene, se sumaban las relaciones sociales, políticas, culturales y las intrigas de una floreciente urbe.

El encuentro del visitante con la llamada aedes augusti —cuya función como sala de culto al emperador podría ser ahora es discutible, aunque es indubitado su carácter de edificio público de relevancia— es el preámbulo de la pieza más espléndida y singular de Astúrica: el foro.

Localizado en el extremo meridional del cerro sobre el que se asienta la ciudad, el forum, heredero del ágora griega, es el alma de la civitas. Con la pasión de quien ha modelado el pasado, resuelto algunas de sus encrucijadas y construido teorías sobre sus vestigios, Angeles Sevillano se complace hoy en haber recreado el foro de Astúrica y confirmado su tesis en cada excavación. La investigadora concluye que el foro, apenas desvelado en su grandiosidad a través de los restos descubiertos en el solar del antiguo hospicio y otros puntos, era cerrado, de planta cuadrangular y orientado en el norte-sur. Su aspecto es el de un cuadripórtico monumental, cuyo lado mide 185 metros, que se ajusta a un plan original y unitario, lo que induce a pensar que fue realizado en un único momento, con modificaciones puntuales.

En este teatro de la s    ociedad romana, Astúrica escenificó su gloria imperial. Y aunque el pasado quedó desdibujado por la sucesión de los tiempos y otras ciudades superpuestas, la augusta emerge y reclama el derecho de ser la urbe primigenia.

Términos y libros para remontar los siglos

Aunque la herencia del latín es obvia en castellano, al remontar el pasado encontramos términos que pueden resultar confusos o desconocidos para la generalidad. —Aedes: Templo o santuario. —Domus: Vivienda familiar urbana y lujosa. Su plano tipo se corresponde con un patio abierto porticado o peristilo, a cuyo alrededor se distribuían los diferentes espacios nobles de la casa. Suelen identificarse el triclinium o comedor, los cubicula o dormitorios, y los baños o termas. —Legio: Unidad del ejército romano constituida por 5.000 legionarios, 10 cohortes de 500 hombres. —Insulae: Bloque de viviendas en alquiler y también define las manzanas, en términos urbanísticos. —Conventus Iuridicus: Demarcación territorial de carácter administrativo, propia de la conquista y romanización de la Península. —Termas: Baños o balnearios público, con laconicum, similar a la sauna, baño templado o tepidarium, baño caliente o caldarium y sala fría o frigidarium.

BIBLIOGRAFIA: 'El Forum de Astúrica'. Cuadernos municipales nº 7, de Angeles Sevillano. 2005. 'Urbs Magnífica. Una aproximación a la arqueología de Astúrica Augusta', de Angeles Sevillano y Julio Vidal Encinas. 2002

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