El
Ayuntamiento
ha
prohibido
el
paso
a
peatones
y
de
vehículos.
El
puente
romano
de
Guadarranque
se
encuentra
en
peligro
inminente
de
derrumbamiento,
por
lo
que
el
Ayuntamiento
ha
procedido
a
cerrarlo,
prohibiendo
el
paso
tanto
de
peatones
como
de
animales
de
carga
y
vehículos.
Este
hermoso
puente
está
situado
a
unos
5
kilómetros
de
la
localidad,
siguiendo
el
camino
de
la
Zarza
que,
según
explica
Eduardo
Maya,
responsable
de
la
Oficina
de
Turismo,
comunicaba
la
villa
con
Portugal
y
fue
muy
utilizado
durante
la
Edad
Media
para
transportar
la
harina
de
los
molinos
que
se
encontraban
en
el
río
Gévora.
En
este
trayecto,
señala
Maya,
se
localiza
el
puente,
probablemente
construido
en
el
siglo
II
para
salvar
el
curso
del
Guadarranque,
afluente
de
la
margen
izquierda
del
Gévora.
«Se
encuentra
en
un
punto
estratégico
para
las
comunicaciones,
pues
por
el
había
que
pasar
para
llegar
a
villas
romanas
como
la
de
Campo
Maior,
en
la
dirección
Sur;
hacia
al
Oeste
se
encuentra
Benavente,
donde
hubo
una
intensa
colonización
romana,
para
continuar
a
La
Codosera
-Septem
Aras-,
lugar
importantísimo
para
los
romanos
pues
en
este
lugar
se
encontraban
unas
minas
de
oro».
Este
mismo
camino,
asegura
Eduardo
Maya,
salva
un
poco
más
al
sur
el
cauce
del
Gévora
por
el
puente
Caída,
que
debió
tener
entre
seis
u
ocho
ojos
y
estaba
ya
derrumbado
en
el
año
1750,
según
documento
de
la
Justicia
de
Alburquerque
entregado
al
Comandante
General
de
Extremadura
Luis
Portel.
En
la
actualidad
sólo
se
conservan
restos
del
estribo
y
dos
arcos.
El
puente
de
Guadarranque
está
construido
sobre
un
terreno
pizarroso,
lo
cual
ha
debido
perjudicar
su
cimentación.
Por
ello
se
ha
podido
desplazar
uno
de
los
pilares
provocando
una
inclinación
del
mismo
y
la
apertura
de
varias
grietas
sobre
la
calzada.
De
procedencia
romana
Aunque
no
se
ha
datado
expresamente
la
época
de
procedencia
del
puente,
siempre
se
ha
sostenido
su
procedencia
romana
y
el
responsable
de
la
oficina
de
turismo
aporta
unos
razonamientos
a
favor
de
esta
hipótesis.
Así,
tiene
cinco
arcos
medio
punto,
número
impar
característico
de
los
puentes
romanos.
Los
paramentos
externos
de
los
arcos,
como
la
base
de
los
pilares
y
los
tajamares
hasta
el
nivel
de
las
impostas
son
de
bloques
grandes
de
granito,
escuadrados
en
forma
de
sillares,
no
almohadillados,
que
podría
ser
una
buena
característica
para
poder
datar
el
puente,
pues
los
romanos
peninsulares
los
construían
con
este
tipo
de
sillares
que
se
solían
ajustar
para
fortalecer
el
puente.
Sin
embargo,
sostiene
Maya,
hay
indicios
evidentes
de
reconstrucción
en
la
Edad
Media,
como
las
marcas
de
cantero
que
aparecen
en
las
dovelas
y
la
mampostería
de
pizarra
con
estructura
de
carga
en
la
superficie
de
los
arcos.
La
calzada
de
la
vía
que
atraviesa
el
Guadarranque
está
construida
con
guijarros
del
río.
Pero
en
Alburquerque
no
sólo
preocupa
la
pérdida
de
una
importante
construcción
histórica.
Una
de
las
más
rutas
más
concurridas
por
los
turistas
que
visitan
la
villa,
de
los
Infantes
de
Aragón,
tiene
entre
sus
reclamos
principales
este
puente,
por
lo
que
tanto
Eduardo
Maya
como
el
concejal
de
Turismo,
Cipriano
Robles,
y
muchos
vecinos
están
preocupados
por
el
inexorable
derrumbamiento
del
mismo.
Sólo
una
urgente
intervención
de
la
Junta
de
Extremadura
o
de
la
Confederación
Hidrográfica
del
Guadiana,
apuntan,
podrían
salvar
esta
obra
arquitectónica. |