La
instalación,
de
la
que
aún
se
desconoce
su
finalidad,
ya
fue
documentada
por
José
Ramón
Mélida.
La
excavación
arqueológica
que
se
está
llevando
a
cabo
en
la
céntrica
calle
Cardero
de
Mérida
ha
sacado
a
la
luz
una
'natatio'
o
piscina
romana
de
proporciones
medias
de
la
que,
hasta
el
momento,
se
desconoce
su
utilidad.
En
cualquier
caso,
la
aparición
de
este
nuevo
resto
romano
no
ha
resultado
una
sorpresa,
puesto
que
ya
había
sido
documentado
por
uno
de
los
grandes
impulsores
de
la
arqueología
de
la
ciudad,
José
Ramón
Mélida.
Según
explica
José
Vargas,
arqueólogo
encargado
de
esta
intervención,
«ya
en
los
escritos
de
José
Ramón
Mélida
se
habla
de
esta
instalación».
Según
recuerda,
el
reconocido
profesor
indicó
que
«en
esta
zona
se
encontraban
unas
termas».
De
ese
espacio,
lo
único
que
se
conserva
en
la
actualidad
y
que
acaba
de
encontrarse
en
este
solar
es
la
'natatio',
de
10,25
metros
de
longitud
por
3,30
de
anchura.
Junto
a
esta
instalación
ha
aparecido
una
piscina
más
pequeña,
«que
suponemos
era
de
decantación
de
agua».
Aún
no
hay
rastro
del
resto
del
equipamiento
que
acompañaba
a
las
habituales
termas
romanas,
como
vasos
para
el
agua
caliente,
fría
y
templada.
«En
los
escritos
de
José
Ramón
Mélida
nos
viene
a
decir
que
lo
que
se
encontró
en
estas
termas
fueron
fustes
de
columnas
y
otros
elementos,
pero
no
sabemos
si
estos
objetos
pertenecían
a
este
mismo
espacio
o
se
trataba
de
un
vertedero»,
añade
el
arqueólogo
encargado
de
la
excavación.
Tampoco
se
ha
hallado
ningún
resto
de
este
tipo.
La
intervención
se
encuentra
en
la
actualidad
en
sus
primeros
pasos,
con
lo
que
habrá
que
seguir
trabajando
para
aclarar
diversas
incógnitas.
Una
de
ellas
es
el
asentamiento
de
unas
termas
en
la
zona
extramuros
de
la
ciudad,
al
igual
que
ha
ocurrido
en
el
solar
que
ocupaba
la
empresa
Resti.
Asimismo,
Vargas
añade
que
aún
«no
sabemos
si
eran
unas
instalaciones
públicas
o
privadas».
Tampoco
se
descarta
que
estas
piscinas
pudieran
servir
para
una
actividad
industrial.
Enterramientos
Los
primeros
indicios
señalan
que
el
resto
del
solar
está
ocupado
por
numerosos
enterramientos
desde
la
época
romana
hasta
la
contemporánea.
«Es
un
espacio
ocupacional
primero
relacionado
con
la
vía
de
salida
que
desde
la
Puerta
de
la
Villa
se
dirigía
a
esta
zona,
donde
se
habilitó
un
área
funeraria,
y
posteriormente
se
siguió
utilizando
este
espacio
funerario
en
relación
con
la
basílica
de
Santa
Eulalia
para
enterramientos
cristianos»,
indica
Vargas,
de
modo
que
se
trataría
de
un
espacio
de
enterramiento
prácticamente
desde
que
se
fundó
la
ciudad.
Este
descubrimiento
era
esperado
por
el
arqueólogo.
«En
esta
misma
calle
se
han
hecho
dos
intervenciones,
en
las
que
se
encontraron
sobre
todo
tumbas
y
algún
que
otro
mausoleo»,
afirma.
El
resto
de
la
finca
solo
muestra,
principalmente,
cimentaciones
contemporáneas
de
edificios
del
siglo
XIX
y
XX,
para
los
que
se
utilizaron
materiales
de
mampostería.
Todo
indica
que
el
solar
fue
nivelado
para
salvar
el
desnivel
que
se
encuentra
en
esta
zona,
cercana
al
arroyo
Albarregas,
con
lo
que
habrá
que
esperar
nuevas
excavaciones
para
obtener
más
datos.
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