Gaio
Sulpicio Úrsulo,
general
de
los
Symmachiarii,
alcanzó
gran
prestigio
en
la
guerra
dácica
en
el
siglo
II.
Ujo (Mieres).
El
equipo
de
gobierno
de
Mieres
mostró
ayer
su
total
apoyo
al
proyecto
de un
grupo
de
vecinos
para
erigir
en Ujo
una
estatua
en
honor
de
Gaio
Sulpicio
Úrsulo,
un
guerrero
asturiano
que
alcanzó
gran
prestigio
en el
Ejercito
romano
en
tiempos
de
Trajano.
Su
nombre
aparece
en una
lápida
funeraria
hallada
en la
localidad,
que,
en la
actualidad,
se
encuentra
en el
Museo
Arqueológico
de
Asturias.
Según
el
presidente
de la
asociación
de
vecinos,
Gabriel
Hernando,
la
iniciativa
surge
a
propuesta
de
Ricardo
Luis
Arias
y
Leovigildo
Saiz y
quiere
poner
de
manifiesto
la
importancia
de Ujo
como
emplazamiento
romano.
Según
Hernando,
en los
próximos
días
tendrá
lugar
una
asamblea
de los
distintos
colectivos
sociales
de Ujo
con el
objetivo
de
explicarles
el
proyecto
y
solicitar
su
apoyo
para
la
financiación
de una
estatua
que,
en
principio,
se
colocará
en el
campo
de la
iglesia.
El
alcalde
de
Mieres,
Luis
María
García,
comprometió
ayer
la
colaboración
del
Ayuntamiento
con el
proyecto
a
través
de la
preparación
del
terreno
y la
construcción
del
pedestal.
Ujo
tuvo
una
importancia
capital
en el
proceso
de
invasión
y
romanización
de la
Asturias
transmontana.
La vía
Carisa,
ruta
de
penetración
de las
legiones,
concluía
en una
localidad
en la
que
está
documentada
la
existencia
de un
campamento
imperial.
Además,
junto
a la
lápida
de
Gaio
Sulpicio
Úrsulo,
se
encontraron
otras
dos
piezas
similares.
Guardia
imperial
Gaio
Sulpicio
Úrsulo,
que,
según
los
historiadores,
no
sólo
residió
en Ujo
sino
que
podría
haber
nacido
en la
localidad,
alcanzó
gloria
militar
como
general
de los
Symmachiarii
Asturum
en la
guerra
dácica,
al
servicio
del
emperador
Trajano
(98-117).
A lo
largo
de su
larga
carrera
formó
parte
de la
cohorte
pretoriana,
la
guardia
imperial,
y de
la
Legio
IV
Augusta,
que
estuvo
destinada
en
África.
Su
hijo,
ya
romanizado,
dedicó
una
lápida
votiva
a
Ninmedo
Seddiago,
el
dios
astur
que
adoraba
su
padre.
Los
Symmachiarii
eran
tropas
irregulares
integradas
por
elementos
no
romanos
que
pelaban
con
sus
propias
armas
y
tácticas
bajo
el
mando
de un
oficial
del
imperio.
Tras
la
conquista
romana,
numerosos
astures
integraron
estas
unidades
de
caballería
montando
los
conocidos
ponis
asturcones. |