Practica el latín vivo (descárgate las dos revistas en latín.
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09/01/2005 |
Ricardo
Silva
Romero
●
www.terra.com |
Alejandro
Magno |
Viajar
por
la
cabeza
del
rey
de
Macedonia,
de
la
mano
del
excesivo
Oliver
Stone,
trae
pocas
recompensas.
Título
original:
Alexander.
Año
de
producción:
2004.
Director:
Oliver
Stone.
Actores:
Colin
Farrell,
Angelina
Jolie,
Val
Kilmer,
Anthony
Hopkins,
Christopher
Plummer,
Jared
Leto,
Rosario
Dawson,
Jonathan
Rhys-Meyers,
Brian
Blessed.Se
ha
dicho
hasta
el
cansancio
que
esta
película
es
un
desastre
vergonzoso.
No
es
del
todo
cierto:
es
verdad
que
no
logra
darle
sentido
a
esas
batallas
que
se
pierden
en
las
tres
horas
que
dura
(¿eran
un
simple
capricho?),
no
cabe
duda
de
que
se
enreda
a
más
no
poder
cuando
trata
de
ser
una
tragedia
de Shakespeare
filmada
por
Orson
Welles
(¿el
único
enemigo
de
Alejandro
era
él
mismo?),
resulta
innegable
que
se
queda
a
medio
camino
entre
la
desmitificación
y la
espectacularidad,
sí,
pero
tiene
una
emocionante
primera
parte
que
alcanza
a
anunciar
una
obra
maestra,
retrata
con
una
pasión
inocultable
-bien
o
mal:
es
otro
problema-
a
una
de
las
figuras
principales
de
la
historia
antigua,
y se
arriesga,
en
tiempos
de
Troya
para
dummies,
a
mostrar
un
mundo
griego
más
parecido
al
que
los
historiadores
han
tratado
de
reconstruir
en
los
últimos
2.600
años
que
al
que
las
adolescentes
cuelgan
detrás
de
las
puertas.
La
conclusión
es
la
siguiente:
no
se
debe
sobreestimar
ni
menospreciar
ningún
largometraje
dirigido
por
Oliver
Stone:
el
cineasta
norteamericano,
capaz
de
filmar
obras
tan
importantes
como
Pelotón
(1986)
o JFK
(1991),
suele
dejarse
llevar,
para
bien
o
para
mal,
por
la
agotadora
locura
de
sus
personajes.
Pensémoslo
por
un
momento.
Stone,
nacido
en
Nueva
York
el
15
de
septiembre
de
1946,
veterano
desencantado
de
la
guerra
de
Vietnam,
celebridad
acostumbrada
a
los
excesos,
tiende
a
asumir
por
completo
los
vía
crucis
de
sus
protagonistas:
en
Wall
Street
(1987)
decidió
extraviarse
en
el
juego
delirante
de
la
bolsa
para
contar
el
descenso
a
los
infiernos
de
un
novato,
en
The
Doors
(1991)
resolvió
irse
de
viaje
con
la
cabeza
peregrina
del
cantante
Jim
Morrison,
en
Asesinos
por
naturaleza
(1994)
terminó
atrapado
en
las
mentes
imposibles
de
dos
verdugos
de
la
era
de
los
medios,
en
Nixon
(1995)
se
enloqueció
con
un
presidente
trágico
que
sólo
buscaba
estar
a la
altura
de
su
madre.
No
debe
sorprendernos,
pues,
que
su
obra
más
reciente
sea
tan
confusa,
tan
contradictoria,
tan
aturdida
como
la
persona
que
trata
de
habitar.
Alejandro
Magno
es,
en
las
enciclopedias
del
planeta,
un
superhombre
que
en
sólo
33
años
de
vida,
desde
356
hasta
323
antes
de
Cristo,
consiguió
someter
al
imperio
persa,
fue
proclamado
'hijo
de
Zeus'
en
los
campos
de
batalla
y, a
fuerza
de
extender
su
gobierno
por
el
horizonte
que
se
encontraba
en
el
camino,
estuvo
a
punto
de
hacer
un
solo
mundo
entre
Oriente
y
Occidente.
En
la
versión
de
Stone,
sin
embargo,
sobre
todo
es
un
joven
ambiguo
sorprendido
por
el
juego
delirante
del
poder,
un
verdugo
que
busca
estar
a la
altura
de
su
madre,
una
cabeza
errante
que
sólo
siente
paz
cuando
descansa
en
el
hombro
de
su
amado
Hefestión,
es
decir,
un
ser
humano
que
hemos
querido
convertir
en
mito.
Que
no
estaría
mal,
ni
más
faltaba,
si
no
tuviéramos
que
verlo
dudar,
desvariar,
dejar
de
ser
un
dios
para
ser
nada,
durante
un
poco
menos
de
tres
horas. |
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