Título:
Alejandro
Duración:
175
minutos
Producción:
EE.UU.,
Gran
Bretaña,
Alemania,
Holanda,
2004
Director:
Oliver
Stone
Reparto:
Colin
Farrell,
Angelina
Jolie,
Anthony
Hopkins,
Val
Kilmer,
Christopher
Plummer
La
escena
es
aterradora
y
emocionante
a la
vez.
Clito,
en
completo
estado
de
embriaguez,
demanda
a
Alejandro
Magno
que
retorne
a
Macedonia
y
que
suspenda
el
plan
de
conquista
de
la
India.
Los
ánimos
se
caldean
y
Clito
insulta
al
rey.
Alejandro
pierde
los
estribos
y
mata
a su
hermano
de
crianza,
hombre
de
confianza
de
su
padre,
Filipo
II,
y
quien
le
había
salvado
la
vida
en
combate.
Luego
del
crimen,
Alejandro
(Colin
Farrell)
se
desmorona,
no
puede
creer
lo
que
ha
hecho.
Oliver
Stone
dirige
con
maestría
un
filme
que
toma
al
personaje
histórico
sin
contemplaciones.
En
la
búsqueda
de
una
explicación
de
sus
acciones,
intenta
alcanzar
la
comprensión
de
una
obra
que
construyó
las
bases
de
la
cultura
occidental.
No
es
la
primera
vez
que
lo
intenta,
ya
lo
hizo
con
Jim
Morrison
(“The
Doors”)
y
Richard
Nixon
(“Nixon”),
claros
ejemplos
de
lo
que
pueden
provocar
los
excesos.
Es
como
si
Stone
estuviese
detrás
del
mismo
personaje
en
toda
su
filmografía.
Pero
en
esta
ocasión
no
recurre
a la
psicodelia
musical
ni a
la
política
norteamericana.
Stone
realiza
un
exhaustivo
análisis
histórico
de
la
vida
de
Alejandro
Magno
(rey
de
Macedonia
que
al
cumplir
25
años
había
conquistado
el
90
por
ciento
del
mundo
conocido),
pero
escoge
hechos
que
evidencian
la
necesidad
de
superar
al
padre
muerto,
incluso
a
costa
de
la
vida
de
sus
amigos
más
cercanos.
Lo
que
se
ve
en
la
pantalla
es
el
análisis
que
Stone
hace
de
la
historia
del
Rey
de
Macedonia.
No
es
una
película
épica.
No
es
“El
señor
de
los
Anillos”
ni
“Troya,
a
pesar
de
tener
batallas
muy
bien
logradas.
El
centro
de
la
historia
son
los
acontecimientos
que,
contados
por
el
anciano
Ptolomeo
(Anthony
Hopkins),
esbozan
la
imagen
de
un
ser
vulnerable
que,
sin
embargo,
logró
crear
el
Imperio
que
configuró
Occidente,
mediante
la
masificación
del
idioma
y
educación
griega.
Colin
Farrell
calza
a la
perfección
en
el
rol
de
Alejandro.
El
personaje
está
bien
construido
(salvo
por
la
voz,
que
molesta)
y
logra
transmitir
el
conflicto
perenne
en
el
joven
Rey,
su
conflicto
de
encontrarse
en
medio
de
su
padre
Filipo
(Val
Kilmer)
y su
madre
Olimpia
(Angelina
Jolie),
la
búsqueda
de
un
lugar
de
pertenencia
y
otras
dudas
vitales.
Pero
es
Jared
Leto
quien
hace
la
mejor
interpretación
de
la
película.
Él
es
Hefestión,
el
amante
y
amigo
de
Alejandro.
La
relación
entre
Alejandro
y
Hefestión
es
precisamente
lo
que
más
se
ha
promocionado
del
filme,
por
tratarse
de
una
historia
de
amor.
No
hay
que
olvidar
que
en
la
cultura
griega
la
homosexualidad
era
permitida
en
ciertos
niveles,
y
Stone
se
ha
jugado
el
éxito
de
su
filme
al
ponerlo
en
pantalla
sin
que
su
cámara
tiemble.
|