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Practica el latín vivo (descárgate las dos revistas en latín.
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09/01/2005 |
http://edicion.yucatan.com.mx |
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Estados
Unidos
“castiga”
a
Oliver
Stone |
 El
director
cumple
uno
de
sus
sueños
al
filmar
“Alexander”
MADRID
(Por
Diego
Muñoz,
de
La
Vanguardia).—
Todos
los
indicios
apuntan,
inequívocamente,
a
que
Oliver
Stone
y
Alejandro
Magno
tenían
que
encontrarse.
Como
el
director
de
“Pelotón”,
“Nacido
el 4
de
julio”,
“JFK”
o
“Looking
for
Fidel”
(también
a
punto
de
estrenarse
en
España)
no
pudo
vivir
en
el
siglo
IV
antes
de
Cristo,
ha
decidido
recrear
la
vida
del
mayor
conquistador
de
toda
la
historia:
Alejandro
Magno,
que
a la
edad
de
25
años
era
el
dueño
del
90%
del
mundo
conocido
entonces.
Pero
Oliver
Stone
no
estaba
por
limitarse
a
una
película
de
ensayo
y
sin
polémica:
quería
convertir
las
hazañas
bélicas
de
Alejandro
en
una
gran
espectáculo:
la
superproducción
ha
costado
150
millones
de
dólares.
Y no
quería
ocultar,
más
bien
todo
lo
contrario,
la
bisexualidad
del
conquistador
de
Oriente.
Con
un
reparto
de
lujo
—Colin
Farrell
en
el
papel
del
rey
macedonio,
Angelina
Jolie
como
su
madre,
Val
Kilmer
de
rey
Filipo
y
Anthony
Hopkins
como
el
fiel
Ptolomeo—,
Alejandro
Magno
se
estrenó
la
semana
pasada
en
España
a la
medida
de
su
duración:
casi
tres
horas,
o
sea,
a lo
grande:
en
420
salas.
Con
la
película
han
venido
a
España
su
director
y
los
actores
Colin
Farrell
y
Val
Kilmer.
En
Hispanoamérica
la
crítica
ha
sido
dura
con
ella
y la
taquilla
también:
sólo
ha
recaudado
35
millones
de
dólares.
Oliver
Stone
está
furioso:
“Me
siento
castigado
en
Estados
Unidos”.
-¿Es
cierto
que
leyó
usted
la
primera
biografía
de
Alejandro
cuando
era
un
niño?
-Sí.
El
libro
formaba
parte
de
una
colección
en
la
que
se
convertía
a
los
grandes
hombres
en
grandes
héroes,
pero
realmente
ha
sido
más
tarde,
ya
más
adulto,
cuando
he
leído
más
sobre
Alejandro.
Y
cuanto
más
leía
e
investigaba
sobre
él
más
me
apasionaba
como
personaje.
Siempre
he
dicho
que
me
encantaría
haber
podido
vivir
en
el
tiempo
de
Alejandro
y
haber
rodado
alguna
de
sus
campañas
con
una
cámara
documental.
-¿Qué
le
atrajo
más
de
Alejandro,
la
paranoia
de
la
guerra
y
del
poder
o
mostrar
que
el
símbolo
del
superguerrero,
del
supermacho,
era
algo
afeminado
y
bisexual?
- Ambas
cosas.
Pero
es
que
Alejandro
lo
reúne
todo:
desde
haber
llegado
a lo
más
alto
hasta
haber
caído
a lo
más
bajo.
Tiene
todo
a lo
que
aspira
un
dramaturgo,
porque
reúne
todas
las
contradicciones
de
un
gran
personaje.
Tiene
toda
la
sabiduría
y
toda
la
inocencia,
es
un
salvaje
y a
la
vez
es
tierno.
Es
un
personaje superatractivo
que,
no
lo
olvidemos,
fue
capaz
de
conquistar
el
mundo
que
en
ese
tiempo
se
conocía
a
los
veinticinco
años.
-Poner
en
pie
su
película
le
ha
costado
quince
años
y,
finalmente,
ha
tenido
que
buscar
en
Europa
el
financiamiento
que
Hollywood
no
quiso
darle.
¿Por
qué?
- Ya
de
entrada,
el
hecho
de
que
estemos
hablando
de
un
personaje
bisexual
hace
absolutamente
imposible
encontrar
financiamiento
en Hollywood
para
una
gran
película,
una
gran
producción,
que
es
lo
que
quería
hacer
y he
hecho,
encontrándolo
en
Europa.
Fue
en
Hollywood
donde
contacté
con
el
productor
Moritz
Borman
y él
se
ocupó
de
buscar
el
dinero
en
Europa.
Creo
que
el
mundo
se
divide
en
tres
bloques:
Estados
Unidos,
Europa
y
Asia.
-¿Cree
que
la
industria
de
Estados
Unidos
le
está
castigando
por
seguir
siendo
rebelde,
contestatario,
la
oveja
negra
de
Hollywood?
- Creo
que
a la
democracia
griega
le
hemos
dado
un
giro
extraño,
porque
a la
gente
que
sabía
demasiado
o se
le
envenenaba
o se
le
mandaba
al
exilio.
Hay
mucha
gente
a la
que
no
les
gusta
lo
que
hago,
pero
lo
alucinante
es
que
digan
que
a la
gente
no
le
gusta
lo
que
hago
porque
tengo
opiniones.
El
modo
griego
auténtico
es
que
cada
uno
pueda
expresar
lo
que
piensa...
Sí,
me
siento
castigado
en
Estados
Unidos
y
creo
que
la
industria
y la
crítica
me
han
castigado
en
“Alejandro
Magno”
por
mis
documentales
sobre
Castro.
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