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14/04/2005 |
Félix
Bayón ●
www.diariodesevilla.com |
Opinión |
Una
de
Romanos |
La
arquitectura
es
el
único
arte
obligatorio.
A
nadie
se
le
puede
exigir
leer
un
poema
ni
escuchar
una
sinfonía,
aunque
también
es
cierto
que
los
marines
han
utilizado
en
Iraq
el
Born
in
the
USA
de
Bruce
Springsteen
como
herramienta
de
tortura.
Pero,
quitando
ese
caso,
la
arquitectura
es
el
único
arte
que
se
interpone
en
tu
camino
y te
impone
su
visión.
Lo
malo
es
que
esto
sucede
también
cuando
la
obra
nada
tiene
que
ver
con
el
arte,
como
ocurre
en
la
mayoría
de
las
veces.
Hace
bastante
tiempo
que
no
paso
por
Bolonia,
ese
rincón
de
la
provincia
de
Cádiz
que
conocí
cuando
estaba
siempre
desierto,
el
levante
ahuyentaba
al
turismo
y
los
surfistas
aún
marcaban
los
límites
del
Sur
en
las
playas
de
Fuenterrabía.
Por
eso,
cuando
recibí
por
correo
electrónico
unas
fotos
de
las
ruinas
romanas
flanqueadas
por
una
inmensa
mole
de
hormigón
pensé
que
la
imagen
era
una
coña
cibernética
más
o,
como
mucho,
el
delirio
virtual
de
un
arquitecto
con
ganas
de
llamar
la
atención.
Pero
luego
comprobé
que,
desgraciadamente,
el
delirio
era
real
y
que
me
había
perdido
los
muchos
y
excelentes
reportajes
que
habían
dedicado
al
asunto
mis
colegas
de
Diario
de
Cádiz.
Leyendo
a
Juan
Manuel
Marqués,
a
Ana
Tenorio
y a
Aida
Agraso
supe
que
el
monstruo
de
hormigón
del
arquitecto
Guillermo
Vázquez
Consuegra
no
está
allí
por
casualidad.
Que
también
podía
estar
en
un
lugar
que
no
quitara
protagonismo
a
las
ruinas
y al
entorno,
pero
se
decidió
que
no
pasara
desapercibido.
Los
lugareños
–que,
como
en
todas
partes,
tienen
muy
mala
leche–
le
han
llamado
ya
el
búnker
de
Chaves.
Es
una
mole
de
unos
dos
mil
metros
cuadrados
de
planta
que
carece
de
la
eficaz
modestia
de
la
arquitectura
popular
y
parece
un
monumento
al
hormigón,
el
gran
enemigo
del
litoral.
Plantado
el
desastre,
se
anuncia
que
lo
cubrirán
de
mármol
travertino
y de
vegetación,
con
lo
que
su
hipotético
valor
arquitectónico
quedará
oculto.
Pero,
a
pesar
del
camuflaje,
seguirá
siendo
un
estorbo
porque
no
sólo
no
mejora
el
paisaje,
sino
que
trata
soberbiamente
de
competir
con
él.
La
mole
servirá
como
centro
de
interpretación.
Una
decisión
muy
propia
de
estos
tiempos:
lo
importante
no
es
el
yacimiento
romano,
lo
que
se
busca
es
interpretarlo
aparatosamente.
Es
la
misma
lógica
que,
ante
el
estancamiento
de
la
convergencia
de
Andalucía
con
Europa,
alumbró
la
jaculatoria
de
Andalucía
imparable.
No
importa
la
realidad,
sino
exponerla
con
énfasis
triunfal.
Si
tienen
curiosidad
y
quieren
ver
la
monstruosa
mole,
aprovechen
el
buen
tiempo
y
vayan
a
Bolonia
el
sábado
16
de
abril
a
partir
de
las
dos
de
la
tarde.
Se
ha
convocado
una
movilización
que
durará
veinticuatro
horas
e
incluye
desde
desembarcos
de
surferos
hasta
una
prometedora
bacanal.
Se
exige
disfraz
de
romano.
Habrá
que
ir.
Yo
me
pido
el
disfraz
de
Obelix,
que
no
era
romano
pero
tenía
mi
talla. |
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