El éxito de la IX edición hace plantearse a la ciudad el reto de responder a las expectativas de miles de jóvenes La avalancha de 5.000 adolescentes diarios dejó un ambiente festivo y bullicioso durante toda la semana.
Esta mañana se respira en el centro de Mérida silencio, algo sorprendente después de toda una semana animada con el bullicio de 15.000 jóvenes que han visitado la ciudad para asistir a alguna de las siete representaciones del Festival Juvenil Europeo de Teatro Grecolatino.
La novena edición de este evento organizado por el instituto Santa Eulalia ha significado un importante salto hacia adelante para una actividad que empezó casi como experimento por el impulso de unos cuantos profesores amantes de la cultura clásica. La programación del 2005 representa su definitiva consolidación como evento a tener en cuenta no solo desde el punto de vista académico, sino también por la mayor parte de los empresarios y hosteleros de la ciudad, que hacen cuentas en los días previos a su comienzo.
Así lo destacó ayer el secretario general de Educación, Felipe Gómez Valhondo, quien no quiso perderse la clausura del festival que ha visto nacer y crecer como director del instituto Santa Eulalia, cargo que dejó hace apenas semana y media.
Emoción
«Lo mejor ha sido la emoción de los aplausos de los alumnos en cuanto me han visto entrar, las muestras de cariño de los profesores... El Grecolatino está consolidado, el grupo de teatro del instituto ha mejorado muchísimo, pero no te puedo hablar objetivamente de este tema porque está la cuestión sentimental», confesó.
A la clausura también asistieron Miguel Valdés, consejero municipal; Saturnino González, jefe de Servicio de Coordinación Educativa y edil del PSOE; Rafael España, inspector de Educación; y Antonio Álvarez, presidente de la asociación de Antiguos Alumnos del Santa Eulalia, entre otros.
El Festival Grecolatino ha durado cuatro días y ha costado 45.000 euros, 9.000 de los cuales han sido subvencionados por la Consejería de Cultura.
El resto ha sido financiado con las aportaciones de los espectadores (cuatro euros por alumno en concepto del material didáctico que se entrega a todos los institutos que participan), aclaró Antonio Gallego, secretario del instituto organizador.
Debate
A pesar de su pequeño presupuesto, esta edición ha influido notablemente en la vida de la ciudad y ha generado un debate que ha entrado incluso en el ámbito político: ¿Por qué Mérida no aprovecha mejor todo el tirón cultural y turístico que genera este Festival todos los años desde hace casi un decenio? ¿Por qué no se ponen de acuerdo las instituciones para crear un proyecto que dote de más contenido este acontecimiento?
El debate ha servido para que el año que viene se mire con otros ojos este evento, aunque el director del instituto Santa Eulalia, Cecilio Muñoz, aseguró ayer que el comité organizador del festival se muestra muy satisfecho por la colaboración que ha recibido hasta el momento de las diversas instituciones.
El director del Santa Eulalia es consciente del poder de convocatoria del festival a nivel nacional, de forma que si se hubieran programado más obras, más público habría venido. «El éxito está ya asegurado en todas las representaciones», aseguró.
No más días
Sin embargo, casi desechó ayer por completo la posibilidad de que el festival se prolongue algún día más el próximo año, una opción que se ha barajado en otros momentos, dado el inmenso trabajo que supone para el centro la organización de este evento.
«Aunque ya se ha clausurado la presente edición, el trabajo todavía no ha terminado porque ahora hay que comenzar a hacer las facturas, pagar el equipo de sonido, a los vigilantes, el seguro de responsabilidad civil que contratamos, etc. Y en septiembre empezamos con la contratación de los grupos que van a actuar, para que en noviembre puedan iniciarse las inscripciones de los diferentes grupos», explicó Gallego.
A pesar de todo, el equipo organizador está muy satisfecho con el resultado, y hasta el tiempo ha respetado las representaciones. Sobre el Grecolatino ha pesado en los últimos años una maldición similar a la que existe con la Feria del Libro: siempre llueve. Pero en el 2005 solo salieron las nubes para paliar el sofocante calor de las tardes en el graderío del Teatro Romano. |