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29/04/2005

Marcelo A. Moreno ● www.clarin.com

El negocio de los clásicos
Si usted se asoma a los exquisitos poemas de Catulo, sabrá cómo sufría este noble romano por las perradas que le hacía su amante. Si se le anima a Homero, se sorprenderá del comportamiento de Aquiles, a medias héroe, a medias moderna estrella mediática. Y en el Satiricón, de Petronio, revivirá noches de descontrol en Roma del siglo I.

Tienen sus ventajas, no crea. Aunque a veces sean medio plomos, es cierto. O sustenten ideas pasadas de moda. O planteen interrogantes que ahora creemos superados. Y, desde luego, no acudirá a ellos en busca de novedades, aunque alguna sorpresa se puede llevar, no crea.

Leer a los clásicos —digamos, un relato de Las mil y una noches, una porción de El Quijote, una rebanada de Shakespeare, una dosis de Rabelais, un cacho de Montaigne— tiene, además, su encanto. Medio rancio, me dirá. Pero encanto. Y entre sus ventajas, hay una que cuenta en pesos: en la Feria del Libro encontrará a muchos de ellos de oferta, lo que no le va a pasar con el ultimísimo best-séller.

Encima, se gana en seguridad. A usted podrá producirle tedio o delicia, pongamos, Ifigenia en Táuride, de Eurípides, o Los cuentos de Canterbury, de Chaucer, pero vienen con garantía: que son buenos ya está recontra demostrado por tipos bastante más inteligentes que usted y que yo.

La diferencia reside en que el último de Tom Clancy, Sidney Sheldon o Isabel Allende, bien puede ser un bodrio hecho y derecho. En cambio, con el clásico usted se cura en salud. Después están los gustos y ése es otro cantar.

Pero sobre todo los clásicos le permiten un contacto personal con algunos de los tipos más cultos, sabios y lúcidos que vivieron hace 5.000, 1.000 o 400 años. Ese diálogo con el pasado no se lo deparará ningún libro de historia, ningún museo, ninguna novela "histórica" o película.

Si usted se asoma a los exquisitos poemas de Catulo, sabrá cómo sufría este noble romano por las perradas que le hacía su amante. Si se le anima a Homero, se sorprenderá del comportamiento de Aquiles, a medias héroe, a medias moderna estrella mediática. Y en el Satiricón, de Petronio, revivirá noches de descontrol en Roma del siglo I. En fin, La epopeya de Gilgamesh —escrita, quizá, hace 5.000 años— le contará cómo un rey sumerio de Uruk podía hacerse el mejor amigo de su enemigo.

Muchas cosas le pasan a uno cuando se asoma a esos otros mundos que fue este mundo. Quizá lo que más impacta es la emoción que atraviesa, inalterable, los siglos, las creencias, las culturas. Comprobar cómo esos hombres tan distintos a nosotros padecían, igual a nosotros, la ira, el amor, el desengaño, la amistad, el miedo, la victoria.

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