Más
de
300
piezas,
muchas
de
ellas
de
oro,
forman
la
exposición
'Los
tracios.
Tesoros
enigmáticos
de
Bulgaria',
que
CaixaFórum
dedica
a
los
primeros
orfebres
del
mundo,
un
pueblo
olvidado
y
enigmático
que
fue
citado
por
primera
vez
por
Homero
en
'La
Iliada'.
El
comisario
de
la
exposición,
Gregorio
Luri,
ha
hecho
una
apasionada
defensa
de
la
cultura
tracia
durante
la
presentación
de
la
muestra,
que
se
podrá
ver
en
CaixaFórum
desde
mañana
y
hasta
el
31
de
julio
y
que
luego
viajará
a
Madrid
y
Valencia.
'La
historia
urbana
de
Europa
-ha
aseverado-
no
se
puede
escribir
igual
sin
la
aportación
de
la
cultura
tracia.
Mientras
en
Mesopotamia
comenzaba
el
desarrollo
de
la
agricultura
y
en
Egipto
se
esbozaba
lo
que
iba
a
ser
su
gran
civilización,
ya
existía
una
cultura
tracia'
plenamente
desarrollada.
Los
tracios
se
extendieron
por
la
actual
Bulgaria
y
Rumanía
y
parte
de
países
limítrofes
como
Ucrania,
y
varios
factores
han
contribuido
al
olvido
de
su
cultura:
haber
vivido
a
la
sombra
de
la
gran
cultura
griega,
no
haber
conseguido
superar
sus
divisiones
tribales,
lo
que
les
impidió
la
creación
de
un
estado
poderoso,
y
que
su
escritura
todavía
no
haya
sido
descifrada.
Para
Gregorio
Luri,
la
exposición
no
se
puede
ver
'como
una
colección
de
materiales
más
o
menos
lejanos,
sino
como
algo
que
nos
incumbe
como
europeos.
Se
trata
de
un
pueblo
al
que
se
le
atribuye
el
primer
oro
trabajado
del
mundo
y
que
vivía
en
un
territorio
muy
poblado'.
'Si
le
pudiéramos
preguntar
-ha
dicho
Luri-
a
Sócrates
o
a
Fidias
qué
pueblo
estaría
nominado
a
dominar
el
mundo
hubiera
respondido
que
los
tracios
y
nadie
en
la
antigua
Grecia
hubiera
citado
a
los
macedonios,
que
era
un
pueblo
mucho
más
atrasado'.
Sobre
los
objetos
de
la
exposición,
Luri
ha
asegurado
que
'aunque
tiene
un
aire
que
podría
recordar
a
culturas
próximas,
como
la
griega
o
la
persa,
los
tracios
tuvieron
la
capacidad
de
tomar
lo
extraño
para
hacer
algo
propio'.
Una
de
las
innovaciones
de
los
tracios
fue
incluir
por
primera
vez
la
figura
humana
como
elemento
decorativo,
lo
que
se
puede
apreciar
en
unos
arneses
que
se
muestran
en
la
exposición
de
CaixaFórum.
La
exposición
reúne
un
total
de
311
objetos
como
ajuares,
elementos
suntuarios,
armas
y
arneses,
máscaras
funerarias
y
servicios
para
banquetes
en
oro,
plata
y
bronce,
entre
los
que
destacan
los
tesoros
de
Letnitsa,
Rogozen
y
Borovo.
La
muestra
ha
sido
dividida
en
seis
ámbitos,
que
recorren
la
cultura
tracia
y
sus
predecesoras
desde
el
Neolítico
hasta
su
declive
en
las
épocas
helenística
y
romana.
Uno
de
los
conjuntos
de
oro
más
significativos
de
la
exposición
en
el
tesoro
de
Panagyurishte,
formado
por
nueve
piezas
con
un
peso
de
más
de
seis
kilos
que
se
cree
que
perteneció
al
rey
Seutes
III.
Se
trata
de
nueve
vasijas
en
las
que
están
representadas
escenas
mitológicas
y
aunque
el
modelo
de
la
pieza
es
de
origen
persa,
las
imágenes
grabadas
proceden
del
mundo
griego,
lo
que
demuestra
el
sincretismo
de
la
orfebrería
tracia.
Además
de
la
cultura
tracia,
la
exposición
recoge
también
piezas
de
las
culturas
que
le
precedieron
en
los
Balcanes
orientales,
como
es
el
caso
de
Varna,
cuyo
yacimiento
arqueológico
está
datado
en
unos
6.000
años
y
de
donde
procede
el
primer
oro
trabajado
del
mundo,
no
en
vano
está
considerada
por
algunos
expertos
en
historia
de
la
antigüedad
como
la
cuna
de
la
de
la
civilización
europea.