Practica el latín vivo (descargate las dos revistas en latín.
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20/09/2004 |
Félix
Iglesias ●
www.abc.es |
«La
ruina
montium»
de Las
Médulas |
El
paraje
de
Las
Médulas,
declarado
Patrimonio
de
la
Humanidad
en
1997
y
cuyo
Plan
de
Dinamización
Turística
está
a
punto
de
implantarse,
es
un
ejemplo
de
conflictos
competenciales
entre
las
diferentes
administraciones
-regional,
comarcal
y
local-,
situación
que
se
refleja
en
la
falta
de
los
servicios
más
elementales
y
el
deterioro
de
las
infraestructuras,
como
ha
podido
comprobar
ABC.
PONFERRADA.
Los
pocos
kilómetros
que
separan
la
salida
en
la
autovía
A-6,
a
la
altura
del
monasterio
cisterciense
de
Carracedelo,
del
paraje
natural
y
cultural
de
Las
Médulas
es
una
representación
gráfica
de
la
anárquica
promoción
turística
y
patrimonial
que
se
hace
de
este
patrimonio
cultural.
En
el
trayecto
desde
la
denominada
autovía
del
Noroeste
hasta
el
corazón
de
las
antiguas
minas
romanas,
la
cartelería
y
señales
que
van
conduciendo
al
turista
que
se
transita
en
coche
es
todo
menos
homogénea.
Desde
los
coloristas
carteles
de
la
autovía,
a
los
ya
en
desuso
paneles
de
fondo
blanco,
que
tan
pronto
conducen
al
paraje
natural
de
Las
Médulas,
como
a
Carucedo,
o
al
lago
de
Carucedo.
Son
tan
variados
y
variopintos
como
las
administraciones
públicas
que
acotan
escrupulosamente
sus
competencias
sobre
un
pastel
turístico
aun
sin
apenas
desarrollar,
a
pesar
de
que
en
el
próximo
mes
de
noviembre
el
Plan
de
Dinamización
Turística
de
Las
Médulas
debería
estar
concluido
tras
tres
años
de
desarrollo.
Por
fortuna,
el
empeño
de
todo
turista
que
se
desplaza
tantos
kilómetros
para
disfrutar
de
un
paisaje
esculpido
por
la
ingeniería
romana
hace
más
de
dos
milenios
permite
encontrar
el
desvío
en
el
municipio
de
Carucedo.
Una
carretera
de
buen
asfalto
lleva
hasta
un
cruce
que
pone
en
una
disyuntiva
al
visitante.
Como
si
fuese
una
metáfora
de
las
diferentes
y
divergentes
políticas
que
las
administraciones
están
llevando
por
su
cuenta,
muchas
veces
entrecruzadas,
cuando
no
enfrentadas,
en
el
cruce
se
invita
a
ir
la
mirador
de
Orellán
o
a
la
pedanía
de
Las
Médulas.
Si
finalmente
se
opta
por
la
espectacular
vista
del
mirador,
allá
arriba
se
encontrará
algunas
de
las
actuaciones
más
polémicas
realizadas
desde
la
proclamación
de
Las
Médulas
como
Patrimonio
de
la
Humanidad
por
la
Unesco
en
1997.
El
mirador
de
Orellán
A
media
subida
el
asfalto
da
paso
a
un
compacto
camino
de
tierra,
que
parece
que
en
breve
pasará
a
tener
una
capa
de
alquitrán.
Mientras
tanto,
ABC
pudo
comprobar
como
arbitrariamente
se
corta
el
paso
a
los
vehículos
rodados
mediante
unos
pivotes
de
plástico
sin
explicación
ni
autoridad
alguna.
Aunque
esta
medida
ha
sido
tomada
por
el
Ayuntamiento
de
Borrenes,
que
junto
a
los
de
Carucedo
y
Puente
de
Domingo
Flórez,
es
una
de
las
tres
entidades
municipales
incluidas
en
el
parque
natural
y
cultural,
nada
explica
al
visitante
si
el
camino
hay
que
hacerlo
a
pie,
si
hay
un
microbús
o
finalmente,
como
así
hicieron
varios
coches,
se
retiran
los
pivotes
para
subir
hasta
el
mirador
o
incluso,
ya
que
el
camino
comunica
otras
zonas
de
Las
Médulas,
llegar
hasta
mirador
de
Reirigo.
El
alcalde
de
Borrenes,
Eduardo
Prada
(PP)
reconoce
que
fue
el
que
decidió
esta
medida
independientemente
del
Plan
de
Dinamización
Turística
elaborado
por
el
Estado,
la
Junta
y
el
Consejo
Comarcal
del
Bierzo
(CCB).
«Hay
épocas
que
el
camino
era
intransitable
por
el
número
de
coches.
Además,
apenas
son
500
metros
de
paseo»,
aunque
bien
es
verdad
que
la
pendiente
y
la
tierra
del
camino
son
prácticamente
inviables
para
los
personas
con
problemas
motores
y
los
ancianos.
Prada
recuerda,
además,
que
pertenece
al
término
de
Borrenes,
y
«cómo
nadie
hace
nada,
lo
hacemos
nosotros».
Pero
la
cosa
no
queda
ahí.
Días
antes
de
hacer
el
reportaje
gráfico
que
acompaña
esta
crónica,
ABC
pudo
comprobar
que
las
papeleras,
con
logotipo
del
CCB,
rebosaban
basura
hasta
el
punto
de
que
a
sus
pies
se
acumulaban
numerosos
desperdicios
sin
recoger
a
saber
de
cuántos
días.
A
ello
se
añadía,
un
quiosco
de
helados
en
el
improvisado
aparcamiento
también
acechado
por
envoltorios.
Pero
más
allá
de
esta
falta
de
higiene.
ya
en
el
mirador,
la
presencia
de
pintadas
de
carácter
político,
paneles
rallados
y
simplemente
rotos
reciben
al
visitante,
que,
eso
sí,
puede
disfrutar
de
una
panorámica
única
y
espectacular.
Pero
otra
cosa
es
si
finalmente,
ya
que
ha
llegado
hasta
allí,
decide
adentrarse
en
la
galería
de
Orellán,
bajo
el
mismo
mirador.
Allí
se
encontrará
su
primer
peaje.
Nada
que
objetar
a
que
los
servicios
no
sean
gratuitos,
pues
la
infraestructura
de
la
que
dispone
la
galería
(por
cierto
instalada,
según
el
CCB
por
la
Junta
que
invirtió
240.000
euros
en
el
mirador,
y,
según
el
alcalde,
por
su
ayuntamiento
de
Borrenes)
hay
que
sufragarla.
Pero
otra
cosa
es
a
cambio
de
qué.
De
entrada,
el
precio
por
visitarla
cuesta
1,5
euros.
A
cambio
un
casco
de
obra
y
una
linterna
de
petaca,
que
por
supuesto
hay
que
devolver.
A
partir,
allá
cada
uno
se
las
componga.
El
turista,
aunque
el
recorrido
subterráneo
no
tiene
pérdida,
deberá
ir
sin
más
compañía
que
su
prudencia
para
no
darse
en
algunos
tramos
con
el
techo,
a
la
vez
que
aguanta
la
tentación
de
no
seguir
por
alguna
otra
galería
donde
la
única
medida
que
impide
el
paso
es
un
cartel
de
advertencia.
Si
uno
decide
llevarse
un
recuerdo
de
la
antigua
galería
-con
la
que
los
romanos
llevaban
el
agua
a
presión
para
originar
el
derrumbe
de
la
montaña
(«ruina
montium»)
y
así
tener
mejor
acceso
al
oro
de
la
zona-
puede
hacerlo
sin
temor
a
que
algún
responsable
del
servicio
lo
impida,
ya
que
las
dos
únicas
personas
que
hay
en
la
entrada
se
limitan
a
cobrar
y
dar
el
casco
y
la
linterna,
Siquiera
la
entrada
cuenta
con
registro
administrativo,
aunque
el
alcalde
de
Borrenes
asegura
que
la
empresa
concesionaria
(Servicios
Turísticos
de
Orellán)
cuenta
con
un
seguro
de
responsabilidad
civil,
según
consta
en
el
pliego
de
condiciones
de
la
concesión.
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