El
macedonio
conquistador
de
buena
parte
del
mundo
conocido
y
creador
del
mayor
imperio
de
la
historia
clásica
pudo
haber
muerto
envenenado
por
Roxane.
En
el
libro
"Alejandro
Magno:
Asesinato
en
Babilonia",
que
se
publica
esta
semana
en
el
Reino
Unido, Graham
Phillips
sostiene
que
no
fue
la
malaria,
el
tifus
ni
la
cirrosis
lo
que
acabó
con
la
vida
del
héroe,
sino
que
fue
víctima
de
un
asesinato.
Las
fuertes
fiebres
que
padeció
en
Babilonia,
donde
falleció
el
13
de
junio
de
323
a.C.
a
los
32
años,
se
debieron
al
veneno
que
le
administró
su
esposa,
la
princesa
irania
Roxane
de
Bactria
(actual
Afganistán),
según
Phillips.
Herida
por
sus
aventuras
extra-matrimoniales
o
tal
vez
por
sus
devaneos
con
Hefestión,
Roxane
le
habría
matado
con
una
toxina
entonces
poco
conocida,
obtenida
de
la
planta
de
la
estricnina.
El
experto
en
historia
popular
cree
que,
en
esa
época,
ella
era
de
las
pocas
personas
que
podía
conocer
los
efectos
letales
de
ese
derivado
de
la
planta
Strychnos
nux
vomica,
que
habría
investigado
en
los
viajes
con
su
esposo
por
el
valle
Indus.
Las
fiebres
afectaron
a
Alejandro
Magno
durante
el
funeral
de
su
amigo
Hefestión,
quien
también
murió
en
extrañas
circunstancias,
en
mayo
de
323
a.C.
Los
historiadores
romanos
escribieron
que
el
conquistador
sufrió
"agitación,
temblores
y
rigidez
del
cuello
y
padeció
un
dolor
agudo
en
el
estómago"
antes
de
desmayarse,
recuerda
Phillips
en
su
libro.
Después
tuvo
fiebre,
sed
intensa
y
delirios,
y
por
la
noche,
alucinaciones
y
convulsiones.
"En
los
estadios
finales
no
podía
hablar,
aunque
podía
mover
la
cabeza
y
los
brazos.
Finalmente,
se
le
hizo
difícil
respirar,
cayó
en
un
coma
y
murió",
explica
el
autor.
En
su
opinión,
respaldada
por
toxicólogos
de
la
Universidad
de
California,
estos
síntomas
coinciden
con
los
del
envenenamiento
con
estricnina,
una
sustancia
que
afecta
a
los
transmisores
químicos
de
los
nervios
que
controlan
los
músculos
del
cuerpo.
Opiniones
"La
persona
que
conoce
la
estricnina
es
Roxane.
No
sólo
estuvo
en
la
India,
sino
que
conocía
las
costumbres
locales.
Llegué
a la
conclusión
de
que
pudo
haberle
asesinado",
concluye
Phillips.
La
teoría
de
la
esposa
celosa
ha
sido
puesta
en
duda
por
otros
expertos,
como
Robin
Lane-Fox,
profesor
de
la
Universidad
de
Oxford
(sureste
de
Inglaterra)
y
asesor
del
cineasta
estadounidense
Oliver
Stone
en
su
última
película,
"Alejandro
Magno",
protagonizada
por
Colin
Farrell
y
Anthony
Hopkins
y
que
se
estrenará
en
noviembre.
"Si
fueras
a
asesinar
a
Alejandro
querrías
asegurarte
de
que
muere
en
el
acto
-declaró
al
periódico
británico
"The
Independent"-.
No
te
arriesgarías
a
una
muerte
lenta
por
envenenamiento
que
pudiera
levantar
sus
sospechas".
"No
sabemos
lo
que
le
mató
-insiste
el
profesor-.
Alejandro
tenía
muchas
heridas,
viajó
por
zonas
repletas
de
malaria
y
bebía
toda
la
noche.
Pudo
haberle
dado
un
ataque".
En
todo
caso,
la
misteriosa
muerte
de
Alejandro
Magno,
nacido
en
Pella
(Macedonia)
y
educado
por
Aristóteles,
seguirá
alimentando
su
leyenda.
La
historia
del
héroe
ha
despertado
el
interés
de
Hollywood,
que
además
de
la
película
de
Stone
prepara
el
estreno,
en
2006,
de
otra
con
el
mismo
título,
dirigida
por
Baz
Luhrmann
y
protagonizada
por
Leonardo
di
Caprio.
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