La
petición
partió
de
la
Academia
de
la
Historia,
que
un 3
de
octubre
de
1884,
se
dirigió
al
Rey
solicitando
que
se
declare
monumento
nacional
histórico
y
artístico
y
“poniéndolo
bajo
la
custodia
o
inspección
de
la
comisión
de
monumentos
de
la
provincia”.
A la
vez
instaba
a
que
el
Ayuntamiento
segoviano
“no
tenga
acción
para
dictar
acerca
de
él
medidas
que
puedan
afectar
a su
integridad
y
belleza
artística”.
El
informe
lanzaba
duras
críticas
contra
las
autoridades
y
ciudadanos
de
Segovia.
“Ninguna
persona
medianamente
culta
hubiera
podido
figurarse
jamás
que
para
mantener
libre
de
vandálicos
atentados
el
célebre
Acueducto
romano,
fuera
menester
ampararlo
con
declaraciones
oficiales”.
Y se
refería
al
“vergonzoso
desconocimiento
de
su
importancia
arqueológica
y de
su
belleza
artística”.
Y se
basa
en
rumores
de
que
el
Ayuntamiento
—“que
ya
dio
motivo
de
reclamaciones
de
la
Real
Academia
de
San
Fernando
por
ciertas
obras
de
mal
llamada
restauración”—
iba
a
consentir
alguna
edificación
“arrimada
a
sus
pilares”.
La
justificación
de
esta
declaración
levantó
la
ira
de
los
segovianos,
especialmente
a
través
de
los
medios
de
comunicación
de
entonces.
Las
páginas
de
‘El
Pardillo’
recuerdan
que
“municipios
y
vecinos
segovianos
se
han
esmerado
siempre
en
conservar
la
famosa
obra
arquitectónica”
y
recalca
que
“un
pueblo
tan
ilustrado
y
tan
culto
como
Segovia
no
es
acreedor
a
que
se
le
trate
con
esa
marcada
injusticia”.
La
‘Revista
de
la
Sociedad
Económica
Segoviana
de
Amigos
del
País’,
se
atreve
a
definir
de
“palabras
incultas”
las
del
informe
de
la
Academia
de
la
Historia
y de
“calumnias”
los
rumores
sobre
las
construcciones
junto
al
monumento.
‘La
Unión
Mercantil
e
Industrial’
felicita
a la
prensa
de
Segovia
“por
su
actitud
franca
y
resuelta”
y
agradece
a
los
medios
el
no
publicar
íntegramente
el
informe
“para
no
avivar
más
los
dolores
agudos
que
viene
sufriendo”,
añade.
Y
desde
Sevilla,
la
‘Revista
de
la
Sociedad
Económica
Segoviana
de
Amigos
del
País’
también
defiende
que
“Segovia
ha
sido
siempre
uno
de
los
pueblos
de
más
iniciativa
de
España
y de
los
que
más
pronto
se
pusieron
a la
cabeza
de
la
civilización
y de
progreso”.
Pero
a la
par,
la
polémica
no
sólo
era
contra
la
Academia,
sino
que
se
entabló
entre
los
distintos
medios
informativos
de
Segovia,
que
disputaban
la
verdadera
defensa
de
los
intereses
de
la
ciudad,
y
que
permanece
reflejada
en
las
hemerotecas
bajo
los
titulares
de
‘EL
ADELANTADO’,
‘El
Globo’,
‘El
Pardillo’
o
‘La
Tempestad’.
Pero
las
disputas
en
torno
a
los
arcos
de
granito
no
son
tan
lejanas
y
recientemente
ha
sido
objeto
de
confrontación
entre
las
distintas
administraciones;
las
últimas
entre
el
Ayuntamiento
y la
Junta
sobre
los
daños
ocasionados
al
colocar
unas
grúas
en
sus
proximidades,
o la
rapidez
en
la
entrega
de
documentación
para
poner
en
marcha
un
plan
de
conservación
preventiva.