Cartagena
afianza
su
apuesta
turística
con
'Puerto
de
Culturas',
3.000
años
de
historia
que
atrae
a
miles
de
visitantes.
Para
comprobar
de
qué
forma
se
vivía
en
la
época
de
Augusto,
en
el
siglo
I
antes
de
Cristo;
cómo
eran
las
viviendas,
las
calzadas
y
los
lugares
de
comercio
y de
reunión,
no
es
necesario
acudir
al
cine
a
ver
una
de
romanos.
Se
puede
sentir
y
palpar
el
esplendor
de
la
Roma
imperial
bajo
las
calles
de
la
Cartagena
actual,
donde
han
aflorado
los
restos
de
todas
las
civilizaciones
que
se
han
asentado
en
este
enclave
privilegiado
del
Mediterráneo
debido
a su
valor
estratégico
y a
su
riqueza
minera.
El
Consorcio
Cartagena
Puerto
de
Culturas
ha
recuperado
3.000
años
de
historia
a
través
de
un
apasionante
recorrido
desde
los
primeros
pobladores
cartagineses
hasta
la
actualidad,
potenciando
el
turismo
cultural
por
medio
de
unas
piedras
que
hablan,
por
encima
de
cualquier
realidad
virtual.
Cartagena
está
mostrando
sus
tesoros
escondidos
con
una
oferta
turística
y
cultural
de
primer
nivel.
La
iniciativa
Puerto
de
Culturas,
que
se
puso
en
marcha
en
marzo
del
año
pasado,
ha
visto
crecer
en
un
600%
la
afluencia
de
visitantes,
y
representa
el
modelo
que
la
Consejería
de
Turismo
quiere
exportar
al
resto
de
enclaves
de
la
Región
potencialmente
atractivos.
EL
ATRACTIVO
DE
LOS
ALJIBES
El
punto
de
partida
está
en
el
Castillo
de
la
Concepción
que
domina
la
ciudad,
al
cual
se
puede
acceder
a
través
de
un
ascensor
panorámico
que
ya
de
por
sí
supone
toda
una
atracción.
Este
enclave
acoge
el
Centro
de
Interpretación
de
la
Historia
de
Cartagena,
donde
a
través
de
murales
y
soportes
audiovisuales
el
visitante
adquiere
una
visión
general
de
3.000
años
apasionantes
jalonados
por
los
hitos
de
una
ciudad
que
ha
sido
testigo
azaroso
del
Mediterráneo.
El
castillo,
surgido
como
tal
en
la
época
hispano-árabe
con
fines
defensivos,
encierra
toda
una
sorpresa
en
el
sótano,
donde
se
construyeron
unos
aljibes
perfectamente
conservados,
fiel
exponente
de
una
ingeniería
hidráulica
que
ha
ido
paralela,
a lo
largo
de
milenios,
a la
gestión
del
agua
en
estas
tierras.
La
segunda
sorpresa
del
castillo
la
depara
un
mirador
privilegiado
desde
el
cual
se
domina
toda
la
ciudad
y la
dársena
portuaria.
Supone
asimismo
el
mejor
palco
para
disfrutar
de
los
restos
de
la
catedral
antigua
y,
sobre
todo,
del
teatro
romano
que
pronto
abrirá
sus
puertas
y
está
considerado
a la
altura
del
que
existe
en
Mérida.
EL
ESPLENDOR
DE
ROMA
Los
vestigios
de
la
Roma
de
Augusto
suponen
otra
inmersión
en
la
historia
a
través
de
los
restos
de
una
vivienda
completa
escondidos
bajo
la
plaza
del
Risueño.
Se
trata
de
la
Casa
de
la
Fortuna,
que
perteneció
a
una
familia
acomodada
de
finales
del
siglo
I
antes
de
Cristo.
Sus
pinturas
murales
y
mosaicos
todavía
se
conservan,
así
como
la
distribución
interior
con
su
cubiculum
(dormitorio),
triclinium
(comedor),
tablinium
(sala
de
representación),
el
atrio
y
una
calzada
igualmente
bien
conservada
en
la
parte
posterior
que
comunica
con
los
restos
de
otras
viviendas
similares.
Cualquier
detalle
de
la
Casa
de
la
Fortuna
es
una
invitación
para
conocer
las
costumbres
y
cultura
de
la
época.
El
Augusteum
y el
Decumano,
descubiertos
bajo
las
calles
Caballero
y
Honda,
respectivamente,
completan
el
recorrido
por
el
máximo
esplendor
de
aquella
época
romana.
El
Augusteum
acoge
un
yacimiento
de
gran
riqueza
decorativa
y
arquitectónica,
y
representaba
la
zona
más
importante
de
Cartago
Nova:
su
centro
administrativo,
comercial
y
religioso.
El
Decumano
ofrece
por
su
parte
una
visión
de
la
principal
arteria
de
la
ciudad,
la
que
comunicaba
el
puerto
con
el
foro.
Flanqueada
por
edificios,
pórticos
y
termas.
Aporta
asimismo
la
posibilidad
de
apreciar
con
todo
detalle
el
alcantarillado
de
la
época,
con
los
canales
de
desagüe
de
las
viviendas.
Es,
en
definitiva,
una
auténtica
máquina
del
tiempo
para
comprender
la
vida
cotidiana
en
un
emporio
vital
para
los
intereses
militares
y
comerciales
de
la
Roma
Imperial.
LA
MURALLA
PÚNICA
Un
paso
más
atrás
en
el
tiempo
traslada
al
visitante
hasta
la
primitiva
Quart-Hadast,
la
actual
Cartagena.
Aquí,
el
Consorcio
Puerto
de
Culturas
ha
realizado
un
notable
esfuerzo
inversor
para
sacar
a la
luz
parte
de
la
Muralla
Púnica
que
se
construyó
según
los
modelos
de
fortificación
helenísticos,
muy
difundidos
por
todo
el
Mediterráneo.
Los
legados
de
Carthago
y
Roma,
de
los
griegos,
fenicios
e
íberos,
pueden
apreciarse
en
el
centro
de
interpretación
de
un
edificio
modernista
que
alberga
la
emblemática
muralla
de
finales
del
siglo
III
antes
de
Cristo.
REFUGIOS
CONTRA
LAS
BOMBAS
El
recorrido
se
completa
con
el
Pabellón
de
Autopsias,
un
edificio
singular
levantado
en
una
antigua
dependencia
del
Real
Hospital
de
Marina,
del
siglo
XVIII,
fue
una
aportación
de
Felipe
V
para
facilitar
la
formación
de
los
cirujanos
de
la
época.
Se
trata
de
un
aula
hexagonal
utilizada
para
realizar
prácticas
de
anatomía
y
que
hoy
ha
sido
acondicionada
como
lugar
de
exposición.
Enfrente
se
encuentra
el
Refugio
Museo
de
la
Guerra
Civil,
que
fue
excavado
bajo
el
Cerro
de
la
Concepción
y
que
tuvo
una
importante
relevancia
durante
el
castigo
que
sufrió
Cartagena
por
parte
de
la
aviación
franquista
y de
la
Legión
Cóndor
alemana.
Sus
galerías,
que
dieron
cobijo
a
más
de
5.000
personas,
han
sido
recuperadas
como
museo
de
las
atrocidades
de
la
guerra.
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