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14/11/2004

Miguel Angel Alvarez / EFE

Lugo y sus patrimonios de la humanidad
Hace unos 2,000 años, los romanos llegaron a un castro celta situado a la orilla del río Miño e instalaron allí su campamento militar. Denominaron al lugar Lucus Augusta. Hoy este lugar se llama Lugo, y es una de las más bellas ciudades de Galicia.

El nombre de Lucus viene, seguramente, de Lug, dios de la mitología celta; Augusta se refería al gobernante romano que impulsó el dominio de las legiones en esta apartada zona del oeste de Europa.

De la época romana quedan algunos restos: un sólido puente de piedra, reedificado varias veces; unos baños termales al lado del río, y --sobre todo-- unas murallas de piedra de pizarra que han sido valoradas mundialmente. Son patrimonio de la humanidad.

Desde mediados del siglo V, la zona pasó a ser dominada por los suevos. Estos guerreros bárbaros entraron en España en el 460, cuando se descomponía el imperio romano, y aquí estuvieron hasta el 585, cuando conquistaron la zona las tropas de otro grupo bárbaro: los visigodos.

Ya en el inicio del siglo VIII, Muza encabezó una expedición de las tropas musulmanas que conquistaron a la población, cuando la Península Ibérica fue invadida por los árabes. Poco tiempo más tarde fue reconquistada por el rey de Asturias Alfonso I. No llegó entonces la tranquilidad, porque aún vivieron los lucenses días de temor en los que llegaron a aparecer las huestes musulmanas, y también padeció por las clásicas luchas dinásticas y señoriales.

La edad moderna fue mas calmada, hasta la guerra de la independencia, en el inicio del siglo XIX... y luego continuó una vida tranquila con cierto crecimiento; una tranquilidad que aún se puede disfrutar hoy, cuando la población se ha desparramado en torno de la ciudad antigua.

La ciudad de Lugo es hoy famosa por sus murallas de pizarra, con sus rechonchas torres circulares. En total 72 torres. Pero aparte de esas murallas de no elevada altura, hay más atractivos para detenerse en esta población gallega de apenas 100,000 habitantes.

La muralla romana de Lugo fue declarada Monumento Nacional por el Estado español en 1921 y Patrimonio de la Humanidad el 30 de noviembre del año 2000. Es una bella estructura, el mejor vestigio defensivo conservado íntegramente de la Hispania romana. Tiene dos kilómetros de perímetro y rodea una vieja urbe, en la que se integra y a la que dignifica.

Después de muchos siglos de luchas e invasiones, se mantiene airosa, grandiosa, ciñendo el viejo Lugo. El paseo superior es idóneo para dar un vistazo a la urbe, una ciudad que sobrepasó el cerco, a través de la decena de puertas.

Ese pasado romano se nota también a la orilla del río Miño. Allí se hallan las viejas termas romanas, en el edificio del balneario. La estancia más conservada era la utilizada como vestuario. Cuenta con hornacinas en las que los habitantes romanos dejaban la ropa para entrar en las salas. Una de éstas, también visible, fue utilizada, en orígenes del cristianismo galaico, como capilla cristiana.

Al lado de estas termas está el viejo puente romano, reconstruido en la Edad Media. El puente formaba parte de la vía que iba de Lucus a Bracara Augusta, la actual Braga, en Portugal. Otro vestigio romano, de singular importancia, está a pocos kilómetros de la ciudad. Es Santa Eulalia de Bóveda, donde hay un edificio de incierto uso. ¿Un templo? ¿Unos baños?

El otro elemento representativo de Lugo es la catedral; muy sólida y de mezcla de estilos. Tiene planta románica, buena parte de alzado gótico y abundantes zonas neoclásicas y barrocas. Tiene un aire pesado y oscuro, aunque conserva elementos de relativo interés, como Nuestra Señora de los Ojos Grandes, el coro renacentista, y el retablo de Cornelius de Holanda.

La ciudad tiene bellas zonas, como la Plaza del Campo, con sus columnas de soportales, algunas al parecer de reutilización de monumentos romanos. Tiene todo el aire de haber sido centro de mercado y de activa vida urbana, y está embellecida con una fuente barroca.

Aquí confluían algunas populares calles de Lugo, y de hecho en su entorno se pueden ver magníficas casas que atestiguan la calidad de quienes las levantaron.

Pero además, éstas son buenas zonas para gozar de la buena comida. De los prados y granjas del entorno de Lugo llegan la magnífica ternera y los cerdos... y de la costa llega el pescado y el marisco.

El caldo gallego y el lacón con grelos son famosos. Pero no menos famoso es el pulpo. Es curioso cómo en Galicia los lugares más pulpeiros son del interior. Dicen que algo que ver tiene en esta tradición la iglesia y los monasterios, que lo consumían con gusto y excelentes preparaciones.

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