en culturaclasica.com

en toda la Web

Practica el latín vivo (descargate las dos revistas en latín. formato pdf)

 

Chat en latín

 

Por su interés, culturaclasica.com reproduce este artículo

23/05/2004

XAVIER BATALLA ● www.lavanguardia.es

Troya está en Iraq
LOS ENCANTOS de Helena fueron como las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein  

Agamenón, rey de los griegos, no murió a manos de Briseida, quien se la disputaba a Aquiles, sino de su esposa, a quien la guerra de Troya también le olía a cuerno quemado. Y Patraclo no era primo de Aquiles, con quien le unía una más que buena amistad. “Troya, la película, no resistirá el paso del tiempo como “La Ilíada”, “La Odisea” o “La Eneida”, en las que se inspira, pero David Benioff, su guionista, no se ha permitido ninguna licencia en la explicación del porqué de una guerra que, como ocurre ahora, 3.200 años después, enfrenta a una poderosa coalición occidental con una nación oriental.

Cuando Samuel P. Huntington anunció el choque de civilizaciones, la humanidad ya había invertido miles de generaciones en la resolución del problema que representa el extraño, aunque el fracaso haya sido la nota predominante en el examen de casi todos los esfuerzos realizados desde entonces para coexistir con quienes son considerados diferentes. Nuestros antepasados, para resolver el problema, o para tratar de eliminarlo de forma contundente, utilizaron, como ocurre ahora, todo tipo de fórmulas para hacer frente al extraño: desde la guerra hasta la negociación, del aislacionismo al colonialismo, de la diplomacia al espionaje, de la esclavitud a la emancipación, de la actividad misionera a la exterminación, de las alianzas al equilibrio del poder, de la sobera-nía del Estado a las organizaciones internacionales. El hombre de la ilustración incluso llegó a inventar la paz.

Las sociedades internacionales se han sucedido a lo largo de la historia. En el siglo VI a.C., por ejemplo, en Asia menor y el nordeste de África hubo una sociedad dominada por el imperio babilónico y meda. Y las ciudades Estado griegas extendieron su sociedad con la fundación de colonias en el Mediterráneo. En ambos casos, las reglas del juego fueron las mismas: armamentos, guerra, aislacionismo, diplomacia, imperialismo, alianzas y equilibrio del poder. La “Troya” del director Wolfgang Petersen es una demostración de película.

La guerra de Troya reúne todo tipo de sentimientos y conductas humanas. Los celos de Menelao, el hermano de Agamenón que tenía que agacharse para entrar por la puerta de su palacio. El narcisismo de Aquiles, que no podía concebir que tuviera un punto débil, tal vez como Brad Pitt. El estoicismo de Héctor, un espíritu noble que desconfiaba con razón de las señales que los sacerdotes atribuían a los dioses. La devoción de Andrómaca. La audacia de Patraclo. La astucia de Ulises. Y la cobardía de Paris, un seductor que pudo provocar la guerra. Pero Troya no se explica por los encantos de Helena.

La lección de “Troya” es que la guerra no es un enfrentamiento entre el bien y el mal. Ni siquiera un asunto de dioses, que el director se ahorra en la película por exigencias del guión. La guerra es una cuestión política. Dicho de manera más rotunda: el romance entre Helena y Paris fue un pretexto y no la causa del conflicto. Agamenón, un hegemonista que podría haber sido un neoconservador, utilizó el rapto de Helena para satisfacer sus ambiciones geoestratégicas, que alimentaba sin preocuparle un pimiento la desdicha de su hermano. Tres milenios después, los encantos de Helena, en lenguaje contemporáneo, fueron las armas de destrucción masiva que Bush sigue buscando en Iraq. Pero no debe perder la esperanza: el rey Agamenón tardó diez años en dar con lo que necesitaba para justificar la guerra.

Current Date/Time 2

Enlaces relacionados

 


quienes somos| colaborar | publicidad | estadísticas | contactar | patrocinadores

©Agamador & Tiresias. Asociación cultural CULTURACLASICA.COM
asociacion@culturaclasica.com