Adaptar
un libro
es
complicado,
más si
la obra
es la
propia
´Ilíada´
de
Homero.
En
´Troya´,
el
realizador
alemán
Wolfgang
Petersen
decide
abandonar
la
perspectiva
de los
dioses
que
viven en
el monte
Olimpo
para
centrarse
en las
figuras
humanas,
especialmente
en
Aquiles
y
Héctor.
Con la
divinidad
fuera de
cuadro
(solo
hay unas
cuántas
referencias
a Apolo,
Zeus,
Atenea y
Aries),
los
mortales
son los
protagonistas.
Aquiles
(Brad
Pitt)
deja de
ser el
semidiós
de la
mitología
para
convertirse
en el
mejor
guerrero
de toda
Grecia y
son los
augurios
de los
sacerdotes
los que
desatan
las
catástrofes
para los
troyanos.
La
religión
es un
estorbo,
según
Petersen.
El
Director
recurre
a la
historia
medular
de la
´Ilíada´
para
desentrañar
un
sistema
de poder
en el
cual la
menor
provocación
justifica
la
conquista
violenta
de otro
pueblo.
Héctor y
Paris
(Eric
Bana y
Orlando
Bloom,
respectivamente)
son
príncipes
troyanos
que
llegan a
un
acuerdo
con
Esparta
para
acabar
con los
conflictos
entre
ambas
naciones.
Pero
Paris se
enamora
de
Helena (Diane
Kruger),
la reina
espartana,
y ambos
deciden
fugarse
a Troya.
El
soberano
de
Esparta,
Menelao
(Brendan
Gleeson),
no
soporta
la
afrenta
y decide
invadir
Troya
para
recuperar
su
honor.
Su
hermano
Agamenón
(Brian
Cox),
rey de
los
griegos,
ve en
esa
rencilla
la
posibilidad
logística
de
obtener
el
control
total
del mar
Egeo.
El
cuerpo
de
los
dioses
del
cine |
Lejos
de
dejarse
intimidar
por
sus
40
años,
Brad
Pitt
muestra
en
“Troya”,
un
voluptuoso
cuerpo,
semidesnudo
además,
que
muchas
críticas
de
cine
han
calificado
como
“comparable
con
cualquier
estatua
griega”,
por
lo q
ue
garantizan
que
“el
público
femenino
disfrutará
mucho
esta
película”.
Sin
duda,
este
papel
le
ha
exigido
a
Pitt
muchas
horas
en
el
gimnasio,
pero,
¿compensa
su
esbelta
figura
su
interpretación
de
Aquiles?
Se
podría
decir
que
sí.
Pues
se
nota
en
el
protagonista
de
“Fight
Club”
y
“Snatch”
un
arduo
trabajo
de
identificación
con
su
personaje
y un
intensivo
estudio
del
guión.
Pero
aunque
Pitt
se
esfuerza
y su
musculoso
cuerpo
se
presta
para
explotar
toda
su
masculinidad
en
la
trama
de
“Troya”,
su
cara
de
galán
hollywoodense
lo
traiciona.
Es
difícil
para
la
audiencia,
especialmente
para
la
femenina,
olvidarse
de
que
Pitt
es
un
“niño
bonito”,
demasiado
guapo
para
estar
matando
troyanos
sin
compasión. |
Aunque
el
aspecto
político
en
´Troya´
no está
presente
en todo
momento,
sin duda
es el
eje del
argumento.
Aquiles
rechaza
los
motivos
de
Agamenón
para la
guerra,
por lo
que la
tensión
entre
ambos
está
latente
a lo
largo
del
filme.
Pero esa
actitud
de
Aquiles
no se
basa en
una
afinidad
con las
causas
justas.
Sabe que
es un
gran
guerrero
y que
sin él
todos
los
griegos
estarían
perdidos,
por eso
se
permite
desairar
al rey.
Detrás
de su
armadura
de
guerrero
se
esconde
alguien
que
reconoce
su
mortalidad
y se
lamenta
de eso,
mientras
espera
que su
nombre
se
pronuncie
por el
resto de
los
días,
porque
eso es
la
eternidad
para
Aquiles.
Si bien
la
actuación
de Brad
Pitt
logra
trasmitir
esa
paradoja
del
personaje,
es Eric
Bana, en
su papel
de
Héctor,
quien
consigue
atrapar
al
público
al
mostrar
su lucha
entre el
amor al
pueblo y
a la
familia.
A Héctor
nunca le
tiembla
la mano
cuando
debe
decidir
y
aceptar
sus
responsabilidades,
aunque
sean
dolorosas.
Peter
O´Toole
da
realce a
la
pantalla.
Su
interpretación
de
Príamo,
rey
troyano
que ve
su
imperio
cayéndose
en
pedazos,
es
monumental
y a la
vez
aterradora.
’Troya’
muestra
los
intereses
que hay
alrededor
de las
batallas
entre
naciones,
a través
del uso
de los
primeros
planos
en que
los
rostros
y buenas
interpretaciones,
a pesar
de las
grandes
secuencias
de
acción.
El único
punto
bajo de
la
película
es la
música
de James
Horner,
que no
logra
transmitir
el
conflicto
principal
de los
griegos:
la
tragedia
de ser
mortales. |