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22/05/2004

Rolando E. Herrera Sánchez ● www.elmundo.com.sv

“Troya”, crónica épica de una guerra legendaria
Con “Troya”, aseguran algunos, se confirma el advenimiento de una segunda edad dorada para el género Peplum, que prácticamente nació con el cine.

¿Por qué los hombres van a la guerra? El hecho es que la historia de la humanidad ha sido forjada y lo está siendo, por medio de cruentos conflictos bélicos. Así como están las cosas hoy en día, nada nos hace pensar que el futuro sea muy diferente. En torno a esta premisa Wolfgang Petersen, ha entretejido su particular visión de la famosa guerra entre griegos y troyanos, plasmada para la inmortalidad por Homero en su famosa “Ilíada”. Pero, resumir en una película una obra tan colosal resulta un riesgo de iguales proporciones. Lucrativamente “Troya” está funcionado muy bien, pero para los críticos, sin embargo, no es éste más que un nuevo y burdo intento de manipulación y reconvención, por parte de la maquinaria hollywoodense, de un material clásico con fines puramente comerciales.

Con “Troya”, aseguran algunos, se confirma el advenimiento de una segunda edad dorada para el género Peplum, que prácticamente nació con el cine. Ya en el período mudo las principales productoras cinematográficas italianas derrocharon medios y talento para trasladar los hechos de pretéritas épocas históricas (especialmente de la antigua Roma) a la nueva diversión popular que suponía la industria fílmica. Pero fue en los años 50’ y 60’, con películas como “Quo vadis”, “El manto sagrado” y “Ben-Hur”, que este género alcanzó su esplendor.  Luego, Ridley Scott, con “Gladiador”, revivió las gloriosas batallas en la arena de los circos de la antigua Roma en una apasionante historia de coraje y venganza que para los productores cinematográficos significó una sola cosa: éxito en taquilla.

La cólera del Pelida Aquileo

En la antigua Grecia, la pasión de dos de los amantes más legendarios de la historia, Paris, príncipe de Troya (Orlando Bloom) y Helena (Diane Kruger), reina de Esparta, desencadena una guerra que asolará una civilización. El rapto de Helena por Paris, separándola de su esposo, el rey Menelao (Brendan Gleeson), es un insulto que no se puede tolerar. El orgullo familiar establece que una afrenta a Menelao es una afrenta a su hermano Agamenón (Brian Cox), el poderoso rey de Micenas, que no tarda en reunir a todas las grandes tribus de Grecia para recuperar a Helena de manos de los troyanos y defender el honor de su hermano. La ciudad amurallada de Troya, bajo el mando del rey Príamo (Peter O’Toole) y defendida por el poderoso príncipe Héctor (Eric Bana), es una fortaleza en la que ningún ejército ha sido capaz de penetrar. Sólo un hombre se erige como la clave para la victoria o la derrota de Troya, Aquiles (Brad Pitt), considerado el más grande guerrero vivo.

No cabe duda que el éxito de la cinta descansa en este último personaje. La elección de Pitt, protagonista de películas tan distintas como “El club de pelea” y “Ocean’s eleven”, y ganador de un Globo de Oro por su fascinante interpretación en “12 monos” ha sido clave para atraer al público a las salas de cine. Por esto mismo, los realizadores se embelesan haciendo lucir el físico de Pitt, gancho comercial  efectivísimo, que ha entusiasmado a sus admiradoras, a quienes, ahora más que nunca, se les asemeja al hombre de sus sueños.

CALIMÓMETRO = 3 estrellas

A lo largo de los tiempos, los hombres han hecho la guerra. Unos por poder, otros por gloria o porque desean la inmortalidad. Quizás todos los emperadores, soberanos y líderes de la historia han pretendido algo semejante. “Troya” es valiosa como metáfora de la guerra, lo que éstas significan y el alto precio en sufrimiento, destrucción y vidas humanas que cada una trae consigo. En boca de Aquiles se nos deja entrever este absurdo cuando afirma: “Si los reyes pelearan sus propias guerras, ese sí que sería un espectáculo”. “Troya” desmerece porque no estremece al público, el cual se siente ajeno y poco compenetrado a los encarnizados combates. Si bien hay mucho de “Gladiador” en este filme, no menos hay de la saga de “El Señor de los anillos” dada  su visión épica y empleo de elementos mitológicos. Indiscutiblemente las contiendas entre orcos, elfos y humanos impactaron más que las batallas entre griegos y troyanos.

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