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El éxito de Gladiator, Oscar a la mejor película incluido, hace cuatro años, abrió la veda para que Hollywood recuperara a la antigüedad clásica en el cine. Sin embargo, los diversos proyectos, tal vez por su aparatosidad, han tardado en cuajar, teniendo como resultado un empacho de cine de "romanos" en los próximos meses. A los dos filmes sobre Alejandro Magno que llegarán a finales de año se une elAníbal encarnado por el hipermusculado Vin Diesel. Pero el primero de esta hornada, y uno de los mas esperados (aunque sea por la machacona campaña publicitaria que lleva meses) llega hoy con Troya de Wolfgang Petersen.

Alemán afincado en América de irregular trayectoria, capaz de lo mejor (El submarino, En la línea de fuego) y de lo peor (Estallido, Air Force One), Petersen es un competente técnico sobre el que ha recaído la misión de poner en imágenes el poema épico de Homero La Ilíada, uno de los textos angulares de la cultura occidental. Para ello ha contado con un amplio presupuesto, un reparto de lujo que como en las viejas superproducciones mezcla lo nuevo y lo veterano y las nuevas técnicas de efectos especiales, con objeto de recrear la célebre batalla. Además se han tenido que levantar cuantiosos decorados para dar credibilidad a esta historia, en un rodaje que se extendió por cinco países, aunque el grueso del trabajo tuvo lugar en Malta. Isla que curiosamente ya fue utilizada por el equipo de Gladiator. El que el de hoy se prácticamente un estreno mundial nos impide conocer la acogida que el film haya podido tener en otros países. Pero el triunfo en taquilla parece garantizado.

Troya arranca en la corte de Esparta, unos 3.000 años antes de Cristo. Allí se da un banquete por parte del rey Menelao (Brendan Glesson) a los príncipes troyanos Héctor (Eric Bana) y Paris (Orlando Bloom, que parece especializarse en cine épico) intentando limar las tensiones entre las dos ciudades. Pero Paris se enamora de Helena (la debutante Diane Kruger), la esposa de Menelao, y se fuga con ella. Resentido, el espartano habla con su hermano Agamenón, el prestigioso monarca de Micenas (Brian Cox) y entre los dos forman una liga de griegos para acudir a vengar la afrenta a las puertas de la misma Troya. Deciden que el gran guerrero Aquiles (Brad Pitt) dirija a las tropas. Durante diez años tiene lugar el asedio, hasta que la astucia de Ulises (Sean Bean) da con la solución. Como se ve, parece en principio que Petersen respeta las líneas maestras del texto homérico. El amplio reparto se complementa con Peter O'Toole (Príamo), Safron Burrows (Andrómaca) y Julie Christie (Tetis).

Y como siempre que pasa cuando un film como Troya llega a las carteleras con vocación de arrasar, las novedades no son cuantiosas. Sólo dos títulos españoles acompañan a Brad Pitt y compañía este fin de semana. Nubes de verano es obra de Felipe Vega, uno de los grandes francotiradores de nuestro cine. Usando un guión escrito por él mismo y por Manuel Hidalgo, cuenta una historia a lo Eric Rohmer que presenta a un matrimonio y su hijo de corta edad que como todos los años van a veranear a la Costa Brava. Allí se reencuentran con una chica que regenta una papelería y a la que siempre ha gustado el marido. También conocen a un primo de la chica, una persona manipuladora que a su vez se ve atraído por la esposa. Ambos primos hacen un pacto. Ayudarse mutuamente para conseguir el objeto de sus deseos, lo que lleva a una escalada de trucos. Natalia Millán y Roberto Enríquez encabezan el reparto.

Y en Romasanta, la caza de la bestia, Paco Plaza, recupera a un personaje real de la crónica negra española que ya fue visitado hace treinta años por Pedro Olea en El bosque del lobo. El de Manuel Romasanta, un buhonero que a mediados del siglo XIX mató en Galicia a trece personas extrayéndole la grasa para hacer jabón. Tras ser detenido, adujo en su defensa ser un hombre lobo. El caso es que la estratagema le funcionó, pues en vez de ser ejecutado fue sentenciado a cadena perpetúa. Plaza, responsable de la atractiva El segundo nombre, plantea con una historia protagonizada por dos hermanas (Maru Valdievieso y Elsa Pataky) que viven solas en mitad del bosque, en una comarca horrorizada por una serie de crímenes. Una de ellas está enamorada del buhonero Romasanta (el británico Julian Sands), que va de vez en cuando por su cabaña. Un día le acompaña a la ciudad y nunca más vuelve a saberse de ella, con lo que la otra joven empieza a sospechar de que tal vez su esporádico visitante puede ser el asesino que todos buscan. Pero a pesar de sus temores, empieza a tener relaciones con el buhonero, mientras el círculo se cierra sobre él. La película obtuvo el galardón a la mejor fotografía en el último Festival de Málaga.