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01/06/2004

Francisco J. Escobar S.● eltiempo.terra.com.co

Breve repaso por la década gloriosa del cine épico hasta su caída con ‘Cleopatra’
La importancia de un género que revive con cintas como 'Troya', 'El rey Arturo' y 'Alejandro Magno', que se estrenan este año.

La soberana de Egipto, Cleopatra, llevaba ya muchos siglos bien muerta –se había suicidado, al verse prisionera de los romanos, entregando sus carnes a la mordida venenosa de una áspid– cuando los estudios de Hollywood decidieron resucitarla como si se tratara de cualquier Frankenstein faraónico.

Comenzaba la década de los sesenta y las producciones épicas aún cautivaban el interés del gran público, aunque la simpatía por estas comenzaba a menguar.

La fórmula de la monumental puesta en escena, las grandes batallas, los héroes –gladiadores o soldados de sandalias y espada– que evocaban el imperio romano, y la plétora de artistas-extras en escena, empezaba a debilitarse.

Era algo difícil de creer después del arrasador éxito que había tenido una de las obras cumbre del género: Ben Hur (1959), de William Wyler, protagonizada por Charlton Heston y ganadora de once premios Oscar en 1960.

Sin embargo, el apogeo de lo épico se aproximaba a su no muy happy ending. La culpa, en buena parte, la tuvo la resucitada ‘Cleo’. Ella le dio un puntillazo mortal a un género que había nacido como bofetada en respuesta de los estudios norteamericanos a su principal enemiga: la televisión –que empezaba a robarse su público–.

Los chicos listos de la industria fílmica se armaron de nuevos equipos: las cámaras permitían formatos panorámicos (gracias al cinemascope) nunca antes vistos y la fidelidad de la banda de sonido sorprendía.

Buscaron historias que pudieran brillar con estos adelantos técnicos y su grito de batalla fue: ¡lo épico!

Así, durante los años cincuenta y comienzos de los sesenta, resplandecieron en las pantallas filmes como The Robe (1953), Los diez mandamientos (1956), Ben Hur (1959), el gran Espartaco (1960) de Kubrick, Rey de reyes (1961), de Nicholas Ray; y Lawrence de Arabia (1962), dirigida por David Lean. Y machos ‘galanes’ fílmicos como Richard Burton, Peter O’Toole o Kirk Douglas. Hasta que llegó ‘Cleo’ con su áspid a poner punto final a la buena racha.

Cleopatra (1963), pasaría a la historia del cine como una de las películas más caras y desastrosas. Desde el inicio, como anotó el fallecido escritor catalán Terenci Moix, en el diario español El Mundo, fue un solo error. Solo para comenzar, el primer director del filme, Rouben Mamoulian (Dr. Jekyll and Mr. Hyde) inició el rodaje de “las cálidas tierras egipcias en pleno invierno inglés”.

¡Habrase visto! Ante esa infantil equivocación el rodaje se encomendó a Joseph L. Mankiewicz (All About Eve), quien, en contra de la voluntad de la Twentieth Century Fox, quería hacer un filme intimista.

Por su parte los diarios preferían hablar del romance entre los protagonistas, Richard Burton y Liz Taylor, que de la película. Y uno de los productores, al ver algunas escenas en que la reina egipcia demuestra su superioridad ante Marco Antonio, dijo furioso: “Si una mujer me tratase como Cleopatra trata a Marco Antonio, le arrearía una patada en el coño”.

El resultado final fue una irregular película de más de cinco horas –eso dura la versión del director– que provocó más bostezos que aplausos.

Así que la verdadera patada, y en el trasero, al cine épico, la dio Cleopatra; ella junto a La caída del imperio romano (1964), marcaron, precisamente, la ‘caída’ del género, uno desgastado y carente de sorpresas.

Años después otros filmes (muy lejos de Roma) evocaron el espíritu de estas epopeyas: toda la saga de La guerra de las galaxias, Conan, El Bárbaro (1982); Danza con Lobos (1990), Corazon valiente (1995), Gladiador (1999) y las tres partes de El señor de los anillos. Mientras, otros filmes como Los caballeros de la mesa cuadrada (1975), se mofaron de este.

Sin embargo, para los amantes del género hay buenas noticias.

Con la reciente llegada a las pantallas de Troya (2004), protagonizada por Brad Pitt, el próximo arribo de Alexander (de Oliver Stone) y Alexander The Great, de Baz Luhrman (Moulin Rouge!) el cine épico parece revivir. Por ahora no hay colapso nervioso en Hollywood, hasta el momento ningún director conocido ha anunciado un remake sobre la vida de la reina de Egipto. ¿Se atreverá alguien?

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