El
"efecto
Gladiador"
se
siente
nuevamente:
el
jueves
se
estrenará
el
film
protagonizado
por
Brad
Pitt.
Colin
Farrell
y
Leonardo
DiCaprio
esperan
su
turno.
Con un
efecto
algo
retardado
respecto
de las
previsiones
originales,
el
"efecto
Gladiador"
finalmente
parece
dar
sus
frutos.
La
semilla
que
dejó
hace
tres
años
la
película
de
Ridley
Scott
(con
cinco
Oscar,
457
millones
de
dólares
recaudados
en
todo
el
mundo
y una
secuela
todavía
improbable)
finalmente
dio
sus
frutos
en
Hollywood,
donde
parece
florecer
una
nueva
tendencia
en la
que
personajes
y
batallas
del
mundo
antiguo,
griego
y
romano,
nuevamente
aspiran
a
ocupar
el
primer
plano
convertidos
en
superproducciones
cinematográficas.
Con la
incertidumbre
que
siempre
despiertan
los
proyectos
más
ambiciosos
de la
industria
del
entretenimiento
(y
mucho
más
cuando,
en
este
caso,
se
desarrollan
en
circunstancias
bastante
accidentadas),
"Troya"
inaugura
la
serie
esta
semana.
Con un
presupuesto
de 200
millones
de
dólares,
tan
alto
como
el de
"Titanic",
y la
expectativa
de ver
cómo
responderá
el
público
al
primer
papel
protagónico
en más
de
tres
años
para
Brad
Pitt,
el
film
de
Wolfgang
Petersen
será
estrenado
este
jueves
en la
Argentina
y casi
simultáneamente
en
otros
34
países,
a los
que se
suma
nada
menos
que la
proyección
inaugural
en el
Festival
de
Cannes.
El
interés
de
Hollywood
por
recrear,
una
vez
más,
aquellos
tiempos
de
guerras
y
romances
y de
mitos
y
leyendas
apenas
se
pone
en
marcha
con
esta
nueva
recreación
del
poema
de
Homero
rodada
en
Gran
Bretaña,
Malta,
Marruecos
y
México.
A
"Troya"
le
seguirá
en
noviembre
la no
menos
ambiciosa
"Alejandro",
en la
que
Oliver
Stone
se
asoma
a la
vida
de
Alejandro
Magno,
encarnado
por
Colin
Farrell.
Y
mientras
se
espera
para
el año
próximo
otra
película
sobre
el
legendario
héroe
macedonio
dirigida
por
Baz
Luhrmann
("Moulin
Rouge")
y
protagonizada
por
Leonardo
DiCaprio,
por
estos
días
se
desarrollan
en
Italia
dos
proyectos
simultáneos
para
la TV
norteamericana
a
partir
de un
tema coincidente:
las
guerras
civiles
que
precipitaron
la
caída
de
Julio
César
y la
llegada
de su
sobrino
Octavio,
entronizado
como
primer
emperador
con el
nombre
de
Augusto.
Las
miniseries
"Imperio"
(para
la
cadena
ABC) y
"Roma"
(coproducida
por
HBO y
la
BBC)
serán
dos de
las
próximas
atracciones
de la
TV
norteamericana,
a
juzgar
por
los
muy
elevados
montos
que se
manejan
en
ambas
producciones,
previstas
para
ser
emitidas
en
2006.
Pero
mucho
antes
en el
calendario
real
de
Hollywood
(y
también,
por
cierto,
en la
historia
de la
humanidad)
será
el
tiempo
de
"Troya",
a
todas
luces
uno de
los
estrenos
más
esperados
del
año.
La
trama,
según
se
anuncia,
es
rigurosamente
fiel
al
clásico
relato
de
Homero,
en el
que la
devastadora
guerra
de
Troya
se
produce
a
partir
del
amor
entre
Paris
(Orlando
Bloom)
y
Helena
(Diane
Kruger),
la
reina
de
Esparta,
cuyo
esposo
despechado,
Menelao
(Brendan
Gleeson)
recurre
a su
hermano
Agamenón
(Brian
Cox),
rey de
Micenas,
para
defender
el
honor
familiar
y
recuperar
a
Helena.
La
guerra
se
desata
y
todos
los
pueblos
griegos
se
enfrentan
a
Troya,
defendida
por el
rey
Príamo
(Peter
O´Toole)
y el
invencible
príncipe
Héctor
(Eric
Bana).
La
llave
para
vencer
la
resistencia,
como
todos
sabemos,
es el
arrogante
Aquiles
(Pitt),
cuyo
deber
de
guerrero
se
mezclará
con la
pasión
amorosa.
Si
bien
los
avatares
de la
guerra
de
Troya
son
bien
conocidos
y
forman
parte
hasta
de los
manuales
más
elementales
de la
historia
antigua,
mucho
menos
difundida
es la
historia
de la
propia
filmación
de
"Troya",
jalonada
de
accidentes
y
postergaciones
que
elevaron
el
presupuesto
de la
película
a una
cifra
que
sembró
el
temor
entre
sus
productores.
"Admito
que
cuando
hablamos
de 200
millones
de
dólares
el
desafío
es
considerable.
Pero
tengo
una fe
en
este
proyecto
tan
elevada
como
el
dinero
que se
invirtió
en
él",
dijo
el
director
alemán
Wolfgang
Petersen
("El
barco",
"Avión
presidencial")
luego
de
sobrellevar
un
sinnúmero
de
contingencias
durante
el
rodaje:
desde
el
obligado
traslado
de
todo
el
equipo
de
Marruecos
a
Malta,
por
razones
de
seguridad,
cuando
se
desató
la
guerra
en
Irak,
hasta
dos
huracanes
en
menos
de un
mes
que
alteraron
considerablemente
una
crucial
etapa
del
rodaje
que
tuvo
lugar
en
Baja
California,
México.
En el
medio
también
hubo
que
afrontar
las
consecuencias
de una
lesión
sufrida
por
Pitt...
¡en el
talón
de
Aquiles
del
pie
derecho!,
que
obligó
a
postergar
la
filmación
de la
batalla
final
hasta
diciembre
último
y
demorar
desde
allí
todo
el
proceso
de
posproducción.
Respecto
de
Pitt,
buena
parte
de la
expectativa
previa
despertada
en
torno
del
film
tiene
que
ver
con la
presencia
protagónica
del
actor
de "El
club
de la
pelea",
cuyo
último
papel
principal
se
remite
al
fracasado
film
"La
mexicana".
Con 40
años
cumplidos
en
diciembre
último
y
resuelto
a
afrontar,
según
propia
confesión,
la
"crisis
de la
mediana
edad",
Pitt
fue en
los
últimos
tiempos
la
comidilla
de los
medios
atentos
a los
movimientos
de la
farándula
por
todo
lo que
rodeó
a su
trabajo
para
este
film:
se
sometió
a un
riguroso
entrenamiento
a lo
largo
de
seis
meses,
adoptó
una
rigurosa
dieta
alimentaria,
dejó
de
fumar
y se
dedicó
también
a
contestar
múltiples
preguntas
sobre
sus
propósitos
de
tener
un
hijo
junto
a la
actriz
Jennifer
Aniston,
estrella
de "Friends",
con
quien
vive
en
matrimonio
desde
hace
cuatro
años.
Más
allá
de
todo
esto,
tal
vez el
aspecto
menos
conocido
del
comportamiento
de
Pitt
durante
el
rodaje
fue el
hecho
de
haber
confesado
que
para
las
escenas
de
enfrentamiento
cuerpo
a
cuerpo
eligió
inspirarse...
en los
movimientos
de la
estrella
de
fútbol
americano
Steve
McNair.
La
táctica,
según
parece,
no le
brindó
buenos
resultados,
porque
al
acordar
tanto
él
como
Eric
Bana
rodar
sus
peleas
sin
recurrir
a
dobles
de
riesgo,
ambos
resolvieron
pagarle
al
otro
una
"compensación"
por
cada
golpe
involuntario
aplicado
a su
contrincante.
Testigos
de la
filmación
aseguran
que
Pitt
debió
dejar
en las
manos
de
Bana
750
dólares,
sin
recibir
por su
parte
pago
alguno.
Próximas
producciones
Mucho
más
dinero
por
cierto
(unos
150
millones
de
dólares)
se
invierte
en
"Alexander",
actualmente
en
proceso
de
posproducción,
luego
de un
rodaje
realizado
en
Marruecos
y
Tailandia
que
también
tuvo
sus
bemoles,
sobre
todo
por
las
dificultades
en
armonizar
los
movimientos
entre
elefantes
y
caballos
(que,
según
el
director,
se
llevaban
como
perros
y
gatos)
en la
escena
de la
batalla
final,
para
la que
se
recurrió
a
cientos
de
soldados
profesionales,
9000
flechas,
3000
escudos
y 1000
lanzas.
Junto
a
Colin
Farrell
(cuya
elección
generó
tantas
discusiones
como
las
desatadas
cuando
se
supo
que
Pitt
sería
Aquiles
en
"Troya")
aparecen
aquí
estrellas
de
Hollywood
como
Angelina
Jolie,
Val
Kilmer
(ambos
como
los
padres
del
protagonista)
y
Anthony
Hopkins,
cuyo
Ptolomeo,
ya
anciano,
es el
narrador
de la
historia.
A
juzgar
por el
dinero
invertido
en
estas
superproducciones
(a las
que
hay
que
sumarles
un
demorado
segundo
film
sobre
Alejandro
Magno
con
Leonardo
DiCaprio
y el
anunciado
film
sobre
el
guerrero
cartagínés
Aníbal,
con
Vin
Diesel
y
dirección
de
David
Franzoni,
guionista
de
"Gladiador",
ambos
previstos
para
2005)
todo
indica
que
los
productores
de
Hollywood
esperan
buenos
resultados
en
taquilla
de
este
cóctel
que
mezcla
batallas
multitudinarias,
pasiones
desbordadas,
intrigas
familiares,
crueldad,
cierta
curiosidad
histórica
y la
correspondencia
con
una
gran
tradición
del
cine
clásico
que
incluye
títulos
como "Espartaco"
o "Quo
Vadis".
De
cumplirse
todas
las
previsiones,
¿cuánto
faltará
para
que
algún
productor
decida
reverdecer
la
eternamente
atractiva
historia
de
Cleopatra?
Lo que
se
viene
"Troya",
con
200
millones
de
dólares
de
presupuesto,
se
estrena
el
jueves
en la
Argentina
y
entre
ese
día y
el
viernes
en
otros
34
países.