Las
excavaciones
en
Castro
Ventosa
han
cumplido
su
objetivo
de
sacar
a la
luz
los
restos
de la
antigua
puerta
oeste
del
yacimiento.
CACABELOS.—
Las
más
que
bimilenarias
piedras
del
hoy
Castro
Ventosa
y que
se
conocía
históricamente
hace
2035
años
como
la
Berg-Dum
(altura
fortificada)
celta,
rendida
por
las
legiones
del
emperador
Augusto,
están
siendo
removidas
en un
intento
por
encontrar
una de
sus
viejas
puertas
de
acceso
en su
zona
oeste.
Este
trabajo,
que
está
siendo
realizado
por
los
arqueólogos
Francisco
Ollero
y
Emiliana
Fernández,
ambos
de la
empresa
de
arqueología
Strato
de
Valladolid,
ha
sido
dividido
en dos
secciones.
El
primero
de los
grupos
de
trabajo
está
llevando
a cabo
excavaciones
en la
superficie
del
Castro.
Por su
parte,
la
segunda
sección
dedica
sus
esfuerzos
a
descubrir
la
puerta
de
entrada.
Esta
tarea
ha
dado
sus
frutos.
Así,
ya ha
sido
descubierta
dicha
puerta
después
de
remover
con
sus
trabajadores
ingentes
cantidades
de
material.
Como
avance
y
protección
de
dicho
acceso,
cuenta
con
dos
enormes
cubos
redondos
«de
una
'potencia'
similar
a los
de la
muralla
de
Lugo,
que
defendían
una
puerta
de
cuatro
metros
de
anchura»,
según
explican
los
expertos
encargados
de
llevar
a cabo
estas
tareas.
Aunque
está
muy
destruida,
la
puerta
es
reconocible.
En el
transcurso
de los
trabajos
de
excavación
para
sacarla
a la
luz ha
aparecido
multitud
de
diversa
cerámica,
bronce,
una
moneda
de
Claudio
II el
Godo y
hasta
un
trozo
de
peine,
posiblemente
de
época
visigoda.
Según
la
arqueóloga
Emilia
Fernández,
el
corte
estratigráfico
obtenido
en la
puerta
«servirá
para
conocer
los
niveles
sucesivos
de
colmatación
a
través
de los
siglos».
En
fechas
aún no
determinadas,
se
procederá
a su
restauración.
También
será
sometido
a
trabajos
de
recuperación
un
tramo
de la
muralla
y los
cubos
de
defensa
sacados
a la
luz
desde
su
planta
original.
Por
otra
parte,
en la
excavación
que
Francisco
Ollero
está
llevando
a cabo
en la
zona
superior,
en una
porción
de
terreno
de
cuatro
por
cuatro
metros,
se han
sacado
a la
luz
dos
niveles
bien
definidos.
En el
primero,
por
debajo
de un
metro
del
actual,
ha
aparecido
uno de
ocupación
de lo
que el
arqueólogo
ha
denominado
«tardantiguo»,
correspondiente
a los
siglos
V al
VII,
es
decir
la
época
de
transición
de los
romanos
a los
visigodos.
En
este
citado
estrato
ha
aparecido
también
«gran
número
de
cerámica
estampillada».
Por
debajo
de ese
nivel
existe
otro
que no
ha
dudado
de
calificar
de
época
romana
tardía,
«entre
los
siglos
III ó
IV,
pero
aún
tenemos
que
llegar
si
podemos,
bajo
el
nivel
del
muro
encontrado
adosado
a la
muralla
para
poder
estar
seguros».
Para
ambos
arqueólogos,
sería
necesario
un
plan
de
excavaciones
sistemático
dentro
del
perímetro
amurallado.
Según
su
opinión,
que se
ha
visto
sustentada
con
estos
primeros
trabajos,
de
seguir
las
investigaciones
«nos
encontraríamos
con
algo
fantástico,
que
nos
procuraría
una
visión
más
certera
de
aquellos
remotos
tiempos
y
supondría
para
los
ayuntamientos
cercanos
un
atractivo
turístico
de
primera
línea».
Las
conclusiones
de la
excavación,
que
concluirá
la
próxima
semana
y la
catalogación
de los
objetos
hallados,
supondrán
aún un
trabajo
que se
extenderá
durante
«dos
meses
al
menos».
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