Las
obras de
la
variante
de
Galapagar,
que
comenzarán
en las
próximas
semanas,
incluirán
la
recuperación
de un
tramo de
calzada
romana
del s. I
que
permanece
semienterrado
bajo
tierra y
granito,
han
indicado
fuentes
de la
Consejería
de
Transportes
e
Infraestructuras.
El
'itinerario
24 de
Antonino'
es el
nombre
de esta
calzada, una
de las
dos
únicas
vías
romanas
que
atravesaban
el
territorio,
correspondiente
hoy a la
Comunidad
de
Madrid,
y unía
la
localidad
de
Titulcia,
principal
nudo de
comunicaciones
de la
meseta,
con
diversos
asentamientos
y
Segovia.
La
importancia
histórica
de esta
reliquia
sucumbió
en 1995
bajo el
proyecto
del
entonces
alcalde,
Manuel
Cabrera
(PSOE),
de
construir
un
parque
lineal,
paralelo
en parte
al vial
romano,
con los
restos
de
tierras
y
granito
triturado
provenientes
de las
obras
del
trasvase
de
Valmayor.
La
falta de
drenaje,
el
embalsamiento
de aguas
y la
invasión
irregular
de otra
zona de
la
calzada
por
parte de
un
vivero
ha hecho
mella en
los
restos
cuya
descomposición
es
evidente
a simple
vista.
A
pesar de
que
Manuel
Cabrera
no ha
querido
hacer
declaraciones
sobre el
tema,
los
informes
de
expertos
de la
dirección
general
de
Patrimonio
confirman
la
importancia
de estos
restos
tan
singulares
que
constituyen
"un hito
para el
conocimiento
de las
vías e
infraestructuras
de
comunicación
de las
épocas
romana,
medieval
y
moderna",
según
fuentes
de la
Consejería.
Trabajos
complementarios
La
Comunidad
de
Madrid
tiene
previsto
acometer
trabajos
complementarios
a los de
la
circunvalación
y
realizar
los
estudios
necesarios
para
minimizar
el
impacto
sobre
este
camino,
del que
se
espera
recuperar
unos 200
metros.
Para
ello, se
pondrá
en
marcha
un
proyecto
de
difusión
de la
calzada
romana
de
Galapagar
que
incluye
tres
fases:
prospección
arqueológica,
excavación
y
difusión
y
conservación.
Los
trabajos
se
desarrollarán
durante dos
meses
en los
que
arqueólogos,
técnicos
y
peones,
con la
maquinaria
adecuada,
realizarán
fotografías,
dibujos
y
analíticas
de los
restos
así como
el
tratamiento,
restitución
y
traslado
de los
materiales
al Museo
Arqueológico
regional.
Con
los
datos en
la mano
se
desarrollará
la fase
de
difusión
y
conservación
que
prevé el
estudio
de las
conexiones
entre la
calzada
romana y
el
camino
medieval
con el
Camino
Real De
Castilla
y de
este con
el
Puente
del
Toril.
El
proyecto
de la
variante
se
sacará a
concurso
en breve
y
comprende
la
construcción
de 7
kilómetros
con un
presupuesto
de 2,4
millones
de
euros.
Su
objetivo
es
conseguir
desviar
el
tráfico
del
centro
urbano
con una
circunvalación
en la
zona
norte
del
municipio,
que
unirá la
M-505
(Las
Rozas-
El
Escorial)
con el
cruce
entre la
M-852 y
M-510, y
permitirá
las
conexiones,
mediante
cinco
rotondas,
con las
carreteras
procedentes
de La
Navata,
Torrelodones
y
Collado
Villalba.