Un
estudio
de
la
Universidad
de
Granada
analiza
la
prostitución
en
la
época
romana
y
concluye
que
había
meretrices
de
todo
tipo,
identificables
por
su
ropa.
En el
Imperio
Romano
la
prostitución
se
consideraba
terapéutica:
«Las
mujeres
malas»
eran
necesarias
para
preservar
a «las
buenas»
del
peligro
del
adulterio.
Lobas
de
baja
estofa
que
ejercían
en los
caminos,
en las
tabernas
y
hasta
en los
cementerios
(bustuarias)
convivían
con
aquellas
otras
meretrices
de
clase
alta.
«No
estaba
mal
visto
que un
romano
frecuentase
estas
mujeres,
siempre
que no
lo
hiciese
demasiadas
veces
y que
no
maltratase
a su
familia»,
explica
Aurora
López
López,
profesora
de
Filología
Latina
de la
Universidad
de
Granada.
PUBLICACIÓN |
- Título: 'En Grecia y Roma: las gentes y sus cosas'.
- Coordinadores: Andrés Pociña y Jesús María García.
- Edición: Universidad de Granada y Sociedad Española de Estudios Clásicos.
- Autora de la investigación sobre la prostitución: Aurora López López.
- Precio: 20 euros.
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Varios
autores
describen
en el
libro
'En
Grecia
y
Roma:
la
gente
y sus
cosas'
las
sociedades
de
estas
épocas.
En el
estudio
queda
claro
que la
prostitución
es un
rasgo
común
de los
pueblos
a lo
largo
de la
historia.
Pero
con
matices.
En el
marco
legal
de la
Roma
clásica
hubo
leyes
contra
las
meretrices
y su
integración
social;
no
gozaban
de
buena
reputación
y
carecían
de la
'dignitas'
de la
alta
ciudadanía.
No
obstante,
«a los
jóvenes
no se
les
tenía
en
cuenta
que
asistiesen
a los
'lupanares'
(burdeles)»,
señala
la
autora.
El
mismísimo
Catón
el
Censor
(184
a.c)
-que
ejerció
sus
funciones
con
despiadada
severidad-
sentenció
que la
prostitución
no era
problemática,
pero
que no
se
podía
ir
demasiado
con
esas
mujeres.
«Consideraba
que
era
mejor
que
los
jóvenes
fuesen
con
meretrices
antes
de que
se
relacionasen
con
mujeres
casadas»,
continúa
Aurora
López.
Sexual
y
reproductora
Pero
el
texto
de
Aurora
López
no es
meramente
descriptivo,
«analizo
la
prostitución
desde
una
perspectiva
femenina»,
declara
la
autora.
La
reivindicación
encuentra
su
hueco.
«Toda
política
sexual
fija
formas
de
subordinación
de las
mujeres
en
función
de la
sexualidad
y de
su
capacidad
reproductora»,
se
recogen
así en
el
libro
las
palabras
de la
investigadora
Milagros
Rivera.
Y en
las
raíces
de esa
política
-que
se ha
perpetuado
a lo
largo
de la
historia-
se
encuentra
el
patriarcado
de
Roma,
que ya
dividía
a las
mujeres
entre
sexuales
y
reproductoras.
La
antítesis
reproducción-prostitución
se
rompió
después
de
Augusto,
cuando
aparecieron
señoras
con
'dignitas'
que
decidieron
convertirse
en
meretrices.
«Se
inscribieron
como
tales
para
su
liberación
sexual,
y
luego,
como
no,
aparecieron
leyes
contra
ellas»,
apostilla
la
investigadora.
Describir
la
prostitución
de las
altas
esferas
romanas
es
mucho
más
fácil
que
indagar
sobre
las
clases
bajas,
de las
que
poco
se
escribió.
No
obstante,
según
recogió
Tito
Livio,
la
'lupa'
(loba)
que
amamantó
a los
abandonados
Rómulo
y Remo
(fundadores
de
Roma),
no
sería
tal
animal
sino
un
prostituta
de
pastores,
una de
las
clases
más
bajas.
Paradojas
de la
historia.
Esas
meretrices
de
clase
muy
pobre
solían
destinar
a sus
hijas
a su
mismo
oficio.
Denuncia
La
profesora
Aurora
López
termina
su
trabajo
con
una
reflexión
de una
diputada
del
parlamento
sueco,
Elizabeth
Markstrom:
«La
prostitución
es una
cuestión
de
poder,
de
poder
masculino
sobre
las
mujeres,
y no
permitiremos
que
los
hombres
compren
a las
mujeres
con
dinero.
Como
dijo
Louise,
una
antigua
prostituta:
'Algunos
dicen
que la
prostitución
es el
oficio
más
antiguo
del
mundo.
En ese
caso,
se ha
construido
sobre
la
mentira
más
antigua
que el
hombre
se
inventó'».
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