A
primera
vista, sus
pétalos
frágiles y
delicada
fragancia
presentan
una imagen
de
vulnerabilidad.
Sin
embargo la
rosa,
arbusto
caduco que
pertenece
a la
familia de
las
rosáceas,
es un
espécimen
de gran
vitalidad.
A la luz
del
descubrimiento
de ciertos
fósiles,
se estima
que su
edad se
aproxima a
los 35
millones
de años.
Los
romanos,
griegos y
egipcios
encontraron
en ella
variedad
de usos
medicinales,
culinarios
y
cosméticos.
En Persia
se
exportaba
el aceite
de la rosa
de Damasco
para la
perfumería.
Los
griegos no
sólo lo
usaban
para
perfumarse,
sino
también
para
ahuyentar
enfermedades
y ungir a
los
muertos.
En la
cultura
romana,
las rosas
se
utilizaban
como
adorno en
coronas y
guirnaldas
y también
como
confeti
para
celebraciones.
Se cuenta
que
durante
banquetes
el
emperador
romano
Nerón
alfombraba
el suelo
con
pétalos de
rosas.
De
acuerdo
con la
mitología
romana,
Cupido
oculta los
amoríos de
Venus
sobornando
a
Harpócrates,
dios del
silencio,
con una
rosa. Para
los
romanos
esta flor
era
símbolo de
secreto,
colgarla
indicaba
confidencialidad.
De esta
práctica
se origina
la frase
en latín
sub rosa o
bajo la
rosa,
expresión
que
significa
"en
secreto".
Por su
parte,
Cleopatra,
la famosa
maestra de
la
seducción,
popularizó
las rosas
en el
antiguo
Egipto.
Para sus
encuentros
con Marco
Antonio,
se cuenta
que la
astuta
mujer
llenaba
las
fuentes de
agua de
rosas y
que tupía
el suelo
de su
dormitorio
con
pétalos
fragantes.
Origen de
las rosas
modernas
Se
presume
que el
cultivo de
estas
hermosas
flores se
originó en
China hace
5,000
años. De
las más de
cien
antiguas
rosas
silvestres,
ancestros
de las
rosas que
conocemos
hoy, las
especies
de mayor
trascendencia
son la
rosa
gallica,
rosa
canina,
rosa
moschata,
rosa
fedtchenkoana,
rosa
chinesis,
rosa
gigantea,
rosa
foetida,
rosa
multiflora
y rosa
rugosa.
Estas
especies
predecesoras
estaban
compuestas
de no más
de ocho
pétalos y
florecían
una vez al
año.
En la
época
medieval,
los
cruzados
trajeron
rosas de
Oriente
Medio que
fueron más
tarde
cultivadas
en
monasterios.
A fines
del siglo
XVIII,
llegan a
Europa
algunas
especies
de rosas
híbridas,
provenientes
de
Oriente.
Estas
rosas,
capaces de
florecer
varias
veces al
año,
fueron a
su vez
mezcladas
con las
europeas,
dando
origen a
la rosa
moderna.
El
siglo XIX
traería un
resurgimiento
en el
cultivo de
rosas
debido al
particular
interés de
Josefina,
esposa del
emperador
Napoleón
Bonaparte.
El jardín
de
Josefina
en
Malmaison
contaría
con
especies
de rosas
de todo el
mundo.
Para 1867,
se
producen
las
primeras
"híbridas
de té",
flores con
más de
cuarenta
pétalos,
al unirse
las rosa
de té de
China con
las
europeas.
A partir
de ese
momento,
son más de
20,000 las
variedades
que se han
creado.
En el
2002, la
American
Rose
Society
establece
en su
manual las
siguientes
categorías
para
agrupar
las
variedades
de rosas:
rosas
silvestres
(aquellas
que tienen
entre 5 y
12
pétalos),
rosas
antiguas
(aquellas
existentes
antes de
1867),
modernas
(aquellas
existentes
después de
1867).
Rosas
famosas
Aunque
existen
miles de
variedades,
ciertas
tipos de
rosas se
distinguen
por
guardar
gran
simbolismo.
Éste es el
caso de la
rosa "Peace"
o paz que
conmemora
la caída
de Berlín
el 2 de
mayo de
1945 y el
fin de la
Segunda
Guerra
Mundial.
"La
France" es
otra rosa
famosa,
ésta fue
la primera
híbrida de
té
obtenida
en
Occidente.
Descubierta
por Jean
Baptiste
Guillot,
la misma
cambió el
rumbo de
la
historia
en el
desarrollo
de nuevos
híbridos
dando
origen a
las rosas
modernas.
Durante
el siglo
XV, en
Inglaterra,
tuvo lugar
una guerra
por el
trono del
país entre
las casas
de York y
Lancaster.
La guerra
obtuvo el
nombre de
la "La
guerra de
las dos
rosas" ya
que cada
bando
utilizaba
como su
símbolo
una rosa;
como
emblema de
su
heráldica,
los York
utilizaban
una rosa
blanca y
los
Lancaster
una roja.
Al
terminar
la guerra,
el
ganador,
Tudor
Henry VII,
unió la
rosa roja
de los
Lancaster
con la
blanca de
los York
dando
origen a
la Rosa
Tudor,
también
conocida
como la
Rosa de
Inglaterra.