El
coautor
de
las
obras
en
el
monumento
escénico
de
Sagunto
no
teme
a
los
desafíos
ni a
las
críticas
y
ahora
vuelve
a la
ciudad
para
trabajar
en
la
rehabilitación
de
un
tramo
del
castillo.
La
arquitectura,
concebida
desde el
punto de
vista
actual,
¿debe ser
un arte
útil?
–Yo creo
que es un
arte útil
porque
está al
servicio
de los
ciudadanos.
Es una de
sus
principales
características,
aunque
esta
definición
no es
reciente.
Es una
manera de
resolver
desde la
teoría, la
práctica y
la belleza
los
problemas
de los
ciudadanos.
–¿Y cómo
se
consigue?
¿Hay una
norma
básica?
–No. Hay
muchas
respuestas
por estar
en un
mundo
plural. La
arquitectura
debe
cubrir
necesidades
muy
amplias.
No sólo es
práctica,
también es
conocimiento,
recuperación
de la
memoria.
Es un arte
que
siempre se
plantea, a
lo largo
de la
historia,
lo mismo.
Lo que no
quiere
decir que
ahora
imitemos
estilos
antiguos.
Estaríamos
engañando.
–Cada
época hace
una
lectura y
actualiza
conocimientos.
¿De qué
proyecto
se siente
más
orgulloso?
–Cada uno
tiene un
problema y
la pasión
que
propone es
resolverlo
a través
de un
lenguaje,
formas de
expresión
que
permitan
el uso y
el
disfrute.
Cada
proyecto
siempre es
un desafío
y, por
pequeño
que sea,
te obliga
a dejar lo
mejor de
tí mismo.
–¿La
arquitectura
está
reñida con
la
arqueología?
–No, al
revés. La
arqueología
está en el
panel de
datos que
el
arquitecto
debe
conocer.
Lo que sí
es verdad
es que
tanto la
historia,
como la
ciencia de
la
construcción
se
integran
para que
la
arquitectura
sea esa
unidad
entre
teoría y
práctica.
–Después
de la
intervención
en el
Teatro
Romano,
vuelve a
Sagunto
para
trabajar
en un
fragmento
del
castillo
por orden
del
Ministerio.
¿Cuál es
el eje de
este
proyecto?
–El equipo
de
expertos
tratamos
de
responder
a lo que
demanda el
plan de
protección.
La
restauración
de un
fragmento
pequeño de
la muralla
se
completa
con la
apertura
de una
antigua
puerta,
que puede
que esté,
y que
abrirá el
paso
inaccesible
a restos
ibéricos
en el
exterior.
Estamos
trabajando
casi en el
origen de
Sagunto,
lo cual es
apasionante.
–¿Cuál
debe ser
la próxima
intervención
de
urgencia
en la
acrópolis?
–La
extensión
de
importancia
del
castillo
hace
compleja
una
respuesta,
que no sea
muy
personal.
Pienso que
la parte
del foro
romano es
una parte
muy
importante
de la
historia
de la
ciudad.
Los restos
están allí
pero hay
que
hacerlos
legibles.
–Se ha
abierto un
polémico
debate en
la ciudad
sobre cuál
debe ser
la entrada
natural al
castillo.
–Debe ser
el acceso
que
permita al
visitante
vincular
la
historia
de Sagunto
con toda
la carga
histórica.
Puede ser
el actual,
el
medieval,
pero algo
que invite
a conocer.
La ciudad
se
desarrolla
a los pies
del
castillo.
No hay que
olvidarlo.
–¿Qué
expectativas
arqueológicas
pueden
arrojar
las
excavaciones
que está
desarrollando
ahora?
–Los
hallazgos
puedan
aportar
muchos
datos
sobre la
historia
de Sagunto.
Por eso,
la puerta
que pide
el
Ministerio
es más una
puerta de
salida, de
conexión
con el
mundo
ibérico.
Una
apertura
al
exterior,
que no al
revés.
–¿Cómo ve
el estado
del
patrimonio
saguntino?
–El
castillo y
otros
restos,
por
desgracia,
están un
poco
abandonados.
–¿Y el
valenciano?
–Valencia
ha tenido
muchas más
intervenciones.
España es
un país
con muchos
castillos,
no con la
importancia
o el peso
histórico
de Sagunto
y eso
quizás
podría
explicar,
que no
justificar,
el que se
haya
intervenido
tan poco.
–¿Qué
perspectiva
tiene para
usted
ahora el
teatro
romano de
Sagunto?
–Yo creo
que, como
he dicho
muchas
veces, ya
pertenece
al
ciudadano
y a la
historia.
Para mí
fue y es
una
satisfacción
que el
teatro
romano de
Sagunto
esté en la
historia
de la
arquitectura
y haya
sido
objeto de
estudio en
gran
número de
universidades
europeas y
también
americanas.
–¿Defiende,
entonces,
su
actuación?
–Es un
asunto que
se
politizó y
se
distorsionó.
De hecho,
la
consecuencia
sorprendente
es que un
hecho
cultural,
como es un
proyecto
de
recuperación
de nuestra
memoria,
se
convierta
en un caso
jurídico.
–Se ha
elaborado
más de un
informe
técnico.
¿Cree que
es posible
revertir
las obras
del teatro
romano?
–Está en
la
historia
de la
arquitectura
y creo que
ya es
suficiente
con eso.
–Sin dejar
la escena,
¿qué le
parece el
proyecto
de las
Ciudad de
las Artes
Escénicas
de Sagunto?
–La
recuperación
de
infraestructuras
de Altos
Hornos es
positiva,
pero la
oportunidad
de tener
un teatro
romano
rehabilitado
que
permite su
uso
teatral y
que
generaría
un
movimiento
y riqueza
en la
ciudad no
se puede
desdeñar.
–¿Ha
recibido
muchos
reconocimientos
en materia
de
recuperación
de
edificios
históricos?
– No
sé, quizá
media
docena. De
hecho, el
teatro
romano fue
finalista
en los
premios
europeos
de
arquitectura.
Analizar
los
segmentos
constructivos,
hacerlos
reconocibles
por el
público es
siempre un
desafío
con
recompensa.
–¿Tiene
alguna
espina
profesional
por algo
que haya o
no haya
hecho?
-No. Mi
desafío es
dar
respuestas
adecuadas.
La
reflexión
nunca es
inmediata.
Debes
solucionar
las cosas
como
dicen,
medio en
broma,
medio en
serio, de
hoy para
mañana.
Eso va en
detrimento
de algo
tan serio
como
construir
una
ciudad.
Siempre
hay ideas
en
arquitectura
que
arrastran
tópicos y
el
arquitecto
debe
intentar
romperlos.
La
arquitectura
avanza y
siempre se
tiende a
frenar
cosas que
parezcan
innovación.
Esta es
buena
siempre
que sea
fruto de
la
reflexión
y del
conocimiento,
mientras
no sea
gratuita o
por el
hecho de
llamar la
atención.
En este
caso sí
que creo
que ya no
tiene
ningún
interés.
Pierde su
esencia. |