El
historiador
británico
Andrew
Chugg
cree que
el
legendario
rey de
Macedonia
podría
estar
enterrado
en la
tumba
del
célebre
evangelista
San
Marcos.
La
venerada
tumba de
San
Marcos
en
Venecia
podría
contener
no los
restos
del
evangelista,
sino
nada
menos
que el
cuerpo
de
Alejandro
Magno,
según el
historiador
británico
Andrew
Chugg,
experto
en el
legendario
rey de
Macedonia.
Chugg,
según
pública
hoy el
diario
británico
"The
Independent
On
Sunday",
cree
haber
localizado
el
paradero
de los
huesos
del
famoso
conquistador,
todo un
misterio
que
ningún
arqueólogo
ha
logrado
descifrar.
El
erudito
considera
que se
deben
exhumar
las
supuestas
reliquias
santas y
los
restos
momificados
del
evangelista
sepultados
bajo el
altar de
la
basílica
de San
Marcos
para
someterlos
a una
prueba
de ADN,
algo que
escandalizaría,
sin
duda, a
los
católicos
más
devotos.
Hijo de
Filipo
II y
Olimpia
y
discípulo
de
Aristóteles,
Alejandro
(356-323
antes de
J.C.) ha
maravillado
durante
siglos a
partidarios
y
detractores,
con su
aura de
semidiós
y su
formidable
poder
militar
para
conquistar
un
imperio
que
abarcó
desde
Grecia a
la
India.
Tal es
la
fascinación
que
despierta
el
personaje,
que
Hollywood
contará
su vida
en una
película
épica
dirigida
por
Oliver
Stone y
protagonizada
por
Colin
Farrell,
Angelina
Jolie y
Anthony
Hopkins,
que se
estrenará
este
año.
El rey
macedónico
murió en
Babilonia
a la
temprana
edad de
32 ó 33
años y
en
circunstancias
muy
extrañas,
dejando
una
serie de
proyectos
de
expansión,
siendo
el más
importante
el
control
de la
península
Arábiga,
fundamental
para el
comercio
de
especias.
El
filósofo
griego
Arriano
apuntó a
un
posible
envenenamiento
promovido
por su
anterior
maestro,
Aristóteles,
mientras
Friedrich
Engels
consideró
que
murió de
malaria
y el
eminente
historiador
Fritz
Schachermeyr
plantea
la
leucemia
como la
causa de
la
muerte.
Sea como
fuere,
el
cadáver
de
Alejandro
Magno
fue
enterrado
en una
tumba
construida
en la
ciudad
egipcia
de
Alejandría,
donde
yació
durante
700 años
y
después
desapareció,
según
algunos
entendidos.
Pero
Andrew
Chugg
sostiene
que la
confusión
histórica
sobre la
suerte
del
cuerpo
del
mítico
guerrero
se
explica
porque
el
cadáver
fue
disfrazado
de San
Marcos
para
evitar
su
destrucción
durante
una
insurrección
cristiana.
"Ambos
cuerpos
se dice
que
fueron
momificados
con lino
y uno
desapareció
al mismo
tiempo
que
apareció
el otro,
en casi
exactamente
el mismo
lugar,
cerca de
un cruce
de
carreteras
de
Alejandría",
afirma
el
historiador
británico.
"Existe
-continúa-
una gran
posibilidad
de que
alguien
de la
jerarquía
de la
Iglesia,
quizá el
propio
Patriarca,
decidiera
que
podría
ser un
buen
plan
hacer
que los
restos
de
Alejandro
pasasen
por los
de San
Marcos".
En
opinión
del
experto,
"si eso
es
verdad,
entonces
fueron
los
restos
de
Alejandro,
no los
de San
Marcos,
los que
fueron
robados
por
mercaderes
venecianos
unos
cuatro
siglos
más
tarde
para
devolverlos
a su
ciudad
natal".
La
teoría
de este
historiador,
contenida
en su
próximo
libro,
"La
tumba
perdida
de
Alejandro
Magno",
ha
dividido
a la
comunidad
académica.
Robin
Lane Fox
-experto
sobre el
conquistador,
profesor
en la
Universidad
de
Oxford y
asesor
de
Oliver
Stone en
su
próximo
filme-
dijo que
la
hipótesis
"es muy
bonita,
pero
resulta
ligeramente
trasnochada".
Por
contra,
Paul
Cartledge,
profesor
de
Historia
Griega
en la
Universidad
de
Cambridge
y autor
del
libro
"Alejandro
Magno:
La
búsqueda
de un
nuevo
pasado",
señaló
que la
teoría
de Chugg
"podría
ser
verdad,
pues hay
una
laguna
histórica
que
necesita
aclararse".
"Todos
-agregó
Cartledge-
queremos
saber
por qué
se
pierde
la pista
a
finales
del
siglo IV.
En ese
momento,
triunfa
el
cristianismo
y nadie
tiene
voz para
decir
dónde
está
enterrado
este
héroe
pre-cristiano". |