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artículo
18/06/2004 |
Oscar
López-Fonseca
●
www.elmundo.es |
Las
Médulas:
catedral
de barro |
Todo
camino
tiene
un
principio
y un
fin.
Principio
y fin
que
siempre
son
intercambiables.
Al
camino
sólo
se le
pide
que
justifique
el
esfuerzo
de
recorrerlo
con
una
satisfacción.
Y el
que
dibujan
estas
líneas
tiene
muchos
platos
fuertes,
pero
el más
impresionante
se
guarda
para
el
final
del
camino
y del
día,
cuando
el sol
comienza
a
ocultarse
y su
cálida
luz
embellece
aún
más lo
hermoso.
Un
lugar
creado
por la
Naturaleza
y
esculpido
por el
hombre:
Las
Médulas,
antiguas
minas
de oro
de los
romanos
que
dominaron
hace
casi
dos
mil
años
la
Península.
Pero
no
adelantemos
el
final.
El
primer
paso
lo
daremos
allí
donde
pasa
el
camino
más
célebre
de
España,
el de
Santiago,
y se
unen
los
ríos
Boeza
y Sil.
Es
Ponferrada,
capital
de El
Bierzo
leonés,
pueblo
aprendiz
de
ciudad
cuya
silueta
está
ligada
desde
el
siglo
XII al
castillo
que
allí
levantó
la
Orden
de los
Caballeros
Templarios.
Bien
es
cierto
que la
localidad
debe
su
nombre
al
puente
con
pasarela
de
hierro,
pons
ferrata,
que
construyó
su
fundador,
Osmundo,
el
obispo
de la
cercana
Astorga,
pero
el
símbolo
sigue
siendo
esta
fortaleza
medieval
que
tiene
elementos
del XV,
del
XIX y
del XX.
Junto
a ella
destacan
la
basílica
renacentista
dedicada
a la
Virgen
de la
Encina,
la
torre
del
Reloj,
situada
en la
que
fue la
puerta
de la
muralla,
y el
barroco
edificio
del
Ayuntamiento.
El
camino
guía
nuestro
pasos
muy
cerca
de por
donde
discurre
el río
Sil,
que
nos
adentra
en las
vegas
hortelanas
de
pueblos
como
Toral
de
Merayo
y
Priaranza
del
Bierzo
–en
cuyas
cercanías
está
el
castillo
de
Cornatel–
y en
las
escarpaduras
de
Santalla
del
Bierzo,
Borrenes
y
La
Chana.
Hasta
llegar
a
Carucedo.
Aquí
un
enorme
y
plácido
lago
nos
hace
retroceder
a la
época
en que
estas
tierras
formaban
parte
de una
provincia
romana
llamada
Hispania.
Dicen
que
esta
enorme
superficie
de
agua
surgió
gracias
a los
diques
que
los
ingenieros
del
imperio
construyeron
para
evitar
la
obstrucción
del
cauce
del
río
por el
fango
que
procedía
de las
explotaciones
mineras
cercanas.
Una
leyenda
cuenta
que un
general
romano
sedujo
a una
lugareña
y
luego
la
repudió.
La
mujer
lloró
y
lloró
el
despecho
hasta
llenar
el
lago.
El
camino
llega
a su
final.
Ha
habido
que
echar
el pie
porque
los
coches
no
pueden
pasar,
y se
empina
tímidamente.
Primero
una
curva.
Luego
una
cuesta
abajo.
A los
lados,
castaños.
Y
cuando
uno
menos
se lo
espera
se
levantan
los
primeros
pináculos
bermejos.
Majestuosos,
desafiantes,
hermosos.
Estamos
en Las
Médulas,
en las
entrañas
de lo
que
fue
una
montaña.
Unas
entrañas
que
antaño
fueron
de oro
pero
que
los
romanos,
desde
el
siglo
II,
arrasaron
con un
sistema
denominado
ruina
montium.
Plinio
el
Viejo
lo
cuenta
en su
Historia
natural:
construían
intrincadas
redes
de
galerías
en la
montaña
por
las
que
luego
hacían
correr
enormes
cantidades
de
agua.
La
avalancha
provocaba
el
derrumbe
de las
galerías
y, con
ellas,
de
parte
de la
montaña.
El
barro
que
llegaba
a los
pies
de la
explotación
era
filtrado
para
extraer
las
pequeñas
partículas
de
oro.
Partículas
que
ayudaron
a
mantener
en pie
la
costosa
maquinaria
bélica
del
Imperio
Romano.
Y es
que
los
8.000
hombres
que
excavaron
estas
tierras
llegaron
a
arrancar
más de
900.000
kilos
del
preciado
metal
en los
250
años
en los
que
estuvo
abierta
la
explotación.
Hoy
por no
quedar,
no
queda
ni
montaña.
Aunque
su
bella
ruina
hizo
que la
UNESCO
declarase
este
paraje
Patrimonio
de la
Humanidad
en
1997.
Ahora
Las
Médulas
son un
agradable
paseo
donde
descubrir
la
herencia
romana.
Ahí
están
las
decenas
de
metros
de
altura
de la
Cuevona
y la
Cueva
Encantada.
Pero
para
que el
viajero
vea su
verdadera
magnitud
debe
subir
al
mirador
de
Orellán.
Desde
arriba
uno se
da
cuenta
del
trabajo
titánico
de los
hombres
que
arruinaron
esta
montaña
para
esculpir,
sin
saberlo,
tanta
belleza.
COMO
LLEGAR
La
ruta
comienza
en
Ponferrada.
Una
vez en
la
capital
del
Bierzo,
se
toma
la N-VI
hasta
el
cruce
con la
N-536.
Esta
carretera
nos
llevará
hasta
Carucedo.
Allí
la vía
se
divide
en dos
ramales.
El de
la
derecha
lleva
al
pueblo
de Las
Médulas,
desde
donde
parte
el
recorrido
a pie.
El
camino
de la
izquierda
asciende
al
pueblo
de
Orellán
y,
unos
kilómetros
después,
llega
al
mirador
desde
el que
se
tienen
las
mejores
vistas
de la
antigua
mina.
DONDE
DORMIR
En
Ponferrada
hay
una
amplia
oferta
hotelera.
También
está
en
auge
el
turismo
rural
en
toda
la
provincia,
y
especialmente
en El
Bierzo.
Más
información
en la
Asociación
Leonesa
de
Empresarios
de
Turismo
Rural:
608
390
540.
CONSEJOS
Para
visitar
los
túneles,
como
el que
se
encuentra
junto
al
mirador
de
Orellán,
es
recomendable
llevar
una
linterna.
Procure
no
vestir
sus
mejores
galas.
El
fino
polvo
rojizo
lo
impregna
todo.
VISITAS.
La
iglesia
mozárabe
de
Peñalba
de
Santiago,
el
Valle
del
Silencio,
las
ruinas
del
monasterio
de San
Pedro
de
Montes,
el
románico
de
Villafranca
del
Bierzo,
el
monasterio
de
Carracedo,
la
iglesia
de
Santo
Tomás
de las
Ollas
y la
Herrería
del
valle
de
Compludo
son
sólo
una
muestra
de la
riqueza
artística
que
rodea
Las
Médulas.
INFORMACION
Aula
Arqueológica
de Las
Médulas
(987
40 19
54).
Las
Médulas
y su
entorno,
de
Javier
Villalibre
(Ediciones
Lancia).
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Enlaces relacionados |
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