Este profesor
italiano
demostró
que la
pasión
por la
historia
puede
llegar a
convertirse
en
fenómeno
de
masas.
Su
trilogía
'Alexandros',
una
versión
novelada
de la
vida de
Alejandro
Magno,
es uno
de los
libros
más
vendidos
en todo
el mundo
en la
última
década.
Manfredi
logró
combinar
en su
arte el
rigor
académico
con una
vertiginosa
prosa
que
convierte
sus
libros
en un
perfecto
ensamble
entre
las
novelas
de
aventuras
y los
libros
de
historia.
Manfredi,
natural
de
Módena,
recurre
al mundo
que está
a la
mano, es
decir, a
la
historia
greco-romana.
Ese ha
sido el
escenario
de sus
novelas
'La
última
legión'
y
la más
reciente,
'El
tirano',
un
libro en
el que
recrea
la vida
de
Dionisio
I, el
hombre
que
logró
poner
bajo su
mando a
casi
todas
las
ciudades
griegas
de la
antigua
Sicilia.
¿Cómo
realiza
la
investigación
para sus
novelas,
por
ejemplo,
en 'El
Tirano',
cuáles
son sus
fuentes
de
información
para
recrear
su
historia
y la
cotidianidad
de la
Grecia
de
entonces?
La
figura
de
Dionisio
I tiene
una
fuente
bastante
importante
que es
Teodoro
de
Sicilia,
pero él
escribe
cuatrocientos
años
después.
Él, a su
vez,
tiene
dos
fuentes
muy
importantes,
que son,
Tineo de
Tauramina
y
Filisto,
el mismo
que es
un
personaje
de la
novela,
el amigo
íntimo
de
Dionisio.
Él
describe
las
guerras
de
Dionisio
contra
los
cartagineses.
He
tenido
la
suerte
de que
Teodoro
de
Sicilia
fue un
hombre
que hoy
podría
ser
acusado
de
plagio,
porque
se
copiaba
de sus
fuentes.
Por lo
demás,
también
tenemos
una
cantidad
de
noticias
muy
malas
sobre
este
personaje,
que
vienen
de la
publicidad
que le
hicieron
los
estoicos,
que a su
vez se
inspiraron
en el
juicio
severo
que
Platón
hizo
sobre
los
tiranos
en
general.
También
está el
testimonio
de
Plutarco
en su
'Vidas
paralelas'.
Lo
interesante
es que
este
hombre
que ha
sido
condenado
por la
historia
como un
autócrata
sangriento,
al final
está
siendo
revaluado.
Fue el
primero
que
trató de
construir
un
estado
territorial
griego
en el
Occidente;
casi
logró
hacer de
Sicilia
una isla
griega y
fundó
diversas
colonias
en el
Adriático.
Construyó
un canal
que
conectaba
la
laguna
Veneta
al ramo
superior
del río
Po. Fue
autor de
teatro y
de
tragedia.
Sus
obras se
presentaban
en el
teatro
de
Siracusa.
Al
final,
lo que
la
novela
revela
es que
la
tiranía
en
Grecia
fue un
momento
de
pasaje
entre
las
oligarquías
y la
democracia.
Esos
tiranos
fueron
en
realidad
jefes
populares,
revolucionarios
que
guiaron
el
pueblo
contra
la
opresión
de los
grandes
oligarcas
conservadores.
Pisístrato
realizó
en
Atenas
parte de
la
Acrópolis,
antes
que
Perícles;
promovió
la
primera
edición
crítica
de los
poemas
homéricos
y logró
un
estado
de
prosperidad
para las
clases
más
bajas.
Otros
tiranos
fueron
enumerados
entre
los
siete
sabios
de la
antigua
Grecia.
Dionisio
fue un
gran
político
y un
gran
soldado,
que
siempre
combatió
en
primera
línea.
Su
problema
fue que
vivió en
el
tiempo
equivocado.
Su vida
la
marcaron
dos
experiencias,
la
destrucción
y
masacre
de las
ciudades
griegas
de
Selinonte
y
Agrigento
por
parte de
los
cartagineses.
Eso
maduró
dos
obsesiones:
las
democracias
son
ineficientes
y el
cartaginés
bueno es
el
cartaginés
muerto.
Una
película
en
cartelera,
Troya,
dos en
producción
sobre
Alejandro
Magno,
las
olimpiadas
de
Atenas,
¿los
griegos
están de
moda?
Los
griegos
siempre
están de
moda
porque
son los
que
escribieron
el
software
del
conocimiento
occidental.
El
problema
es que
Hollywood
había
decidido
que ya
no le
interesaban
a nadie.
Hasta
que el
éxito de
una
película
como 'El
gladiador',
de
Ridley
Scott,
demostró
lo
contrario.
¿Qué
opina de
Troya?
La vi la
semana
pasada,
es una
operación
de puro
mercadeo,
con un
poco de
amor y
un poco
de
pasión.
No les
interesa
nada el
respeto
de
Homero.
Me
pregunto
si
habrían
hecho lo
mismo
con
Shakespeare.
Pero el
punto es
que
Homero
es el
autor de
uno de
los
poemas
fundamentales
de la
cultura
de
Occidente
y
debería
ser
tratado
con el
mayor
respeto.
Pero
aquí
todo
gira en
torno al
marketing.
Brad
Pitt es
un buen
actor,
pero al
final
tiene 40
años y
para
hacerlo
un héroe
han
envejecido
a todos
los
otros.
Por eso
tenemos
un
Agamenón
que
tiene 65
años,
cuando
en la 'Iliada'
no
puede
tener
más de
45,
porque
combate
en
primera
línea y
está
herido.
Es una
deformación
hecha en
función
de la
inversión
millonaria.
Ha sido
una
ocasión
perdida.
Puedo
aceptar
que no
vamos al
cine
para
recibir
una
clase de
historia,
para eso
está la
universidad,
pero, el
cine es
un arte
popular
y tiene
una
responsabilidad
porque
hay
mucha
gente
que no
estudia
y no
sabe
nada.
¿Ha
tenido
alguna
participación
en las
dos
producciones
que se
están
haciendo
sobre
Alejandro
Magno?
Lo que
pasó fue
que hace
diez
años fui
el
asesor
arqueológico
del
proyecto
que
realizaba
Oliver
Stone,
pero la
película
no se
pudo
hacer.
Cuando
Dino de
Laurentis
anunció
que
estaba
produciendo
una
película
sobre mi
trilogía,
Oliver
Stone
resucitó
su
proyecto.
Y
mientras
nosotros
hemos
tenido
una
cantidad
de
problemas,
Stone es
guionista,
productor
y
director
del
suyo. Su
película
se verá,
creo, a
finales
del año.
Por el
momento,
nosotros
tenemos
en
producción
'La
última
legión',
con
Anthony
Hopkins
como
Ambrosino.
El
proyecto
de
Alejandro
sigue
vivo,
ayer
(jueves)
me
escribió
el mismo
Baz
Lurhman
diciendo
que el
guión
está
listo y
que se
confirma
el
reparto
con
Leonardo
Di
Caprio y
Nicole
Kidman,
solo que
se
realizará
en el
2006.
¿Baz
Lurhman
tiene
una
narrativa
casi
delirante,
que
contrasta
con el
tono
documental
de
Oliver
Stone?
Es un
director
muy
creativo
y podría
ser una
película
delirante,
pero
artística.
Lo cual
podría
ser muy
bueno
para
retratar
a un
hombre
también
delirante
como
Alejandro.
Pero, en
el
momento
en el
que
empieza
la
producción
de una
película,
el autor
de la
novela
no tiene
ningún
peso.
¿Se toma
muchas
licencias
poéticas
en sus
libros?
En los
casos en
que el
escritor
es
también
académico,
la cosa
es bien
diferente.
En ese
caso el
autor
conoce
perfectamente
las
fuentes
antiguas
y en la
lengua
original.
Lo que
hace es
recrear
la
tercera
dimensión,
después
de la
dimensión
cronológica
y
política
-típicas
de la
reconstrucción
académica-,
esa es,
la
recreación
de la
vida. Es
lo que
falta
del
trabajo
de los
académicos.