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28/06/2004

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Los griegos buscaban la inmortalidad en los Juegos de la Antigüedad
La historia de los Juegos Olímpicos Antiguos como antecesores del olimpismo moderno, dejó mucho de su esencia a estos últimos y se rebela llena de curiosidades y leyendas.

La primera prueba documental de la celebración de los Juegos Olímpicos data del año 776 a.n.e. en la ciudad griega de Olimpia, península mediterránea, donde radicaba un culto al dios Zeus, representante de la perfección del cuerpo y el espíritu, a quien se dedicaban ritos religiosos que incluían competiciones deportivas.

Cuenta la mitología que los dioses competían entre sí y los griegos por su parte creían que si ganaban las competencias alcanzarían la inmortalidad.

Los Juegos celebrados cada Olimpíada, período de cuatro años que empezaba con el inicio de un Juego y finalizaba con el comienzo del siguiente, eran todo una fiesta donde el premio para los ganadores u "olimpiónicos" consistía en una corona de ramas de olivo.

La corona de olivo pasó luego a ser de laurel, hasta que en 1960 ya en los Juegos Olímpicos modernos, se instaura la premiación con medallas de oro, plata y bronce.

Los juegos eran un espacio de confraternización, pues implicaban una tregua en caso de que hubiese guerra entre las ciudades, para los estados griegos el territorio de Olimpia era neutral y las luchas allí eran solamente en busca de la exaltación de su ideal de belleza humana a través del ejercicio y la fuerza.

Además de los juegos Olímpicos existían otros tres, aunque estos no lograron su trascendencia, eran los juegos ístmicos, los píticos y los nemeos.

En sus inicios los juegos comprendían doce pruebas: las carreras de stadion (velocidad), y dólico, (resistencia); el lanzamiento de la jabalina y del disco, el salto de longitud, la lucha libre y el pugilato, la génesis del boxeo, en que la pelea era a puño limpio hasta que uno de los contrincantes se rendía o quedaba fuera de combate.

Estaba igualmente el pentatlón, antecesor del moderno decatlón, la hípica, carrera de carros tirados por caballos, el pankratión, lucha en la que solo se prohibía morder y que podía terminar con la muerte de uno de los competidores, y el hoplitódromo, combate con armas.

El diádulos, (similar a los actuales 400 metros) tenía lugar en la última jornada, se conocía como "final de estadio" y era la prueba más importante, consistente en correr 292.27 metros, distancia equivalente a la medida griega de un estadio.

Las mujeres no podían participar en los Juegos ni siquiera como espectadoras, todo para impedir que contemplaran los cuerpos de los atletas que estaban obligados a competir completamente desnudos.

Cuenta una leyenda que al principio los atletas competían con taparrabos, hasta que uno de ellos durante una carrera perdió el suyo y continuó corriendo en cueros, implantando así la moda nudista.

Para las féminas había unos juegos especiales llamados Hereas (prueba de 160 metros) dedicados a la diosa Hera.

Con el paso del tiempo las mujeres pudieron acceder a pruebas mixtas y más adelante a individuales, obteniendo tanto en unas como en otras excelentes resultados.

La perseverancia femenina por su inclusión en los Juegos fue tema recurrente en las olimpiadas modernas, en las que tuvieron que esperar a la segunda edición (1900) para competir, y aún más para que se reconocieran sus capacidades de competir en los mismos concursos que los hombres.

Los juegos transcurrieron con normalidad y sin interrupción durante mil 172 años a lo largo de 294 ediciones hasta que Grecia pasó a manos del Imperio Romano y vino, junto a la decadencia de las ciudades, el declive olímpico. En el año 394 d.n.e el emperador Teodosio el Grande abolió los Juegos.

El factor principal que determinó el resurgir de las Olimpiadas fueron las excavaciones, en 1852, de las ruinas del templo que acogía las ancestrales competiciones.

El barón francés Pierre de Coubertin rescató a partir de 1896 el espíritu de los Juegos Olimpicos que llega hasta hoy y pronto quedará traducido en su XXVIII edición, esta vez de vuelta en su cuna helénica en Atenas, Grecia, del 13 al 29 de agosto.

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