El
friso
de 113
metros
de
largo
decoraba
los
muros
exteriores
del
altar,
que
fue
construido
entre
el 197
y el
156
a.C.,
y
cuyas
piezas
fueron
halladas
por un
ingeniero
alemán
en el
pueblo
turco
de
Bergama
en
1864.
Las
piezas
habían
sido
desmanteladas
y
utilizadas
para
construir
las
paredes
de una
fortaleza.
El
friso
despliega
escenas
mitológicas
de
dioses
griegos
como
Atenas,
Zeus y
Artemisa,
que
luchan
contra
gigantes,
leones
y
serpientes.
"El
Altar
de
Pérgamo
nunca
ha
lucido
tan
hermoso",
dijo
en
rueda
de
prensa
Gertrud
Platz,
la
directora
municipal
de
antigüedades.
La
restauración
costó
al
Museo
de
Pérgamo
el
equivalente
de 2,8
millones
de
dólares
y fue
realizada
en
parte
gracias
a
donaciones
del
Museo
de
Bellas
Artes
de San
Francisco
y el
Museo
Metropolitano
de
Nueva
York,
entre
otras
instituciones.
Los
paneles
de
mármol,
que
pesan
aproximadamente
2,5
toneladas
y
tienen
una
altura
de 2,3
metros,
fueron
desmantelados,
limpiados,
restaurados
y
luego
rearmados
frente
a un
fondo
de
piedra
caliza
gris.
El
ingeniero
Carl
Humann
descubrió
el
friso
en
1864 y
comenzó
las
excavaciones
en el
lugar
en
1878.
Con la
anuencia
del
gobierno
turco,
el
friso
fue
enviado
a
Alemania,
donde
fue
ensamblado
durante
un
período
de 20
años.
Durante
la
guerra
mundial,
el
friso
fue
almacenado
en un
refugio
subterráneo
y
luego
transportado
a la
Unión
Soviética,
donde
fue
retenido
hasta
su
devolución
a
Alemania
en
1958.
Turquía
no ha
pedido
su
devolución.